"¿Se atreverá a orar por lluvia? Si lo hace y no llueve, entonces no es Elías. Si no lo hace, entonces es porque tiene miedo... y eso es aún peor."
"Finalmente el predicador cayó de rodillas detrás del púlpito. Nunca antes la gente había escuchado sus oraciones con tanta tensión en la espera. "Dios, Padre Nuestro, hemos visto el sufrimiento de esta tierra... mírala ahora en tu misericordia, y envía la lluvia... "
"De repente, el Sobreveedor General se detuvo; luego dijo: "Vayan pronto a sus hogares, porque hay sonido de abundancia de lluvia." Y tan pronto como la multitud se volvió para salir, la lluvia descendió en torrentes. "
Pocos, en nuestra generación actual, conocen el fascinante y dramático ministerio de John Alexander Dowie. Sin duda, este hombre logró sacudir al mundo de principios de este siglo. Él trajo a la vista de todos en la sociedad la Iglesia visible del Dios vivo, especialmente en el área de la sanidad divina y el arrepentimiento.
Sea que uno estuviera de acuerdo con el Dr. Dowie, o no, es un hecho que la suya es una increíble historia de una fe inquebrantable y una poderosa visión. La cantidad de personas convertidas por el ministerio de Alexander Dowie suman incontables millones.
Aunque el final de su ministerio es trágico, rara vez ha habido una misión más vigorosa y vital. Su ministerio apostólico cambió el mundo. De costa a costa. por sí solo, desafió y triunfó sobre la gran apostasía y el letargo de su época, demostrando claramente que Jesucristo es el mismo ayer. hoy y por siempre.
Contra el ataque de religiosos hipócritas que se le oponían, publicaciones feroces y calumniadoras, multitudes que buscaban matarlo, y autoridades gubernamentales implacables, el Dr. Dowie mostró su llamado apostólico como una corona de Dios, y su persecución como un distintivo de honor.
EXTRAORDINARIO
John Alexander Dowie nació el 25 de mayo de 1847 en Edimburgo, Escocia. Sus padres, John Murray Dowie y su esposa, que eran cristianos, lo llamaron con nombres que, según ellos esperaban, expresaban lo que su hijo llegaría a ser cuando creciera: "John", que significa "por gracia de Dios", y "Alexander", que significa "que ayuda a los hombres".
John Dowie nació en la pobreza. Habría que mirarlo con los ojos de la fe para creer lo que el futuro le depararía a este pequeño niño.
Aunque su asistencia a la escuela fue irregular debido a las frecuentes enfermedades, Dowie era la imagen del niño brillante y entusiasta. Sus padres lo formaron y lo ayudaron porque tenían esperanza en su llamado. El joven Dowie participaba activamente en sus reuniones de oración y sus estudios bíblicos. Nunca lo dejaron fuera del ministerio, y lo amaban profundamente. Esta seguridad del amor paterno fue un elemento clave en sus primeros años.
A la edad de sólo seis años. Dowie leyó la Biblia de tapa a tapa. Con una profunda convicción nacida de su lectura. desarrolló un intenso odio por el uso de bebidas alcohólicas. En esa época. en Escocia se estaba formando un movimiento de abstinencia. y sin siquiera darse cuenta de que la mano de Dios estaba sobre él. Dowie hizo campaña contra el abuso del alcohol y firmó un compromiso de no practicarlo jamás.
Dowie continuó leyendo la Biblia y acompañando a su padre tanto como le era posible en sus viajes a los lugares donde iba a predicar. En uno de estos viajes, conoció a un humilde predicador callejero llamado Henry Wright. Después de escuchar el evangelio de boca de este hombre. Dowie entregó su corazón a Jesucristo.
A la tierna edad de siete años. recibió su llamado al ministerio. Pero aún no sabía cómo responder. A los trece años John partió con sus padres en un viaje de seis meses por Australia. Una vez ubicado en este nuevo país, comenzó a ganarse la vida trabajando para su tío, que era zapatero. Pronto dejó a su tío y comenzó a trabajar en otras lugares, siempre en puestos casi insignificantes. Aún entonces, sus compañeros notaban que era un joven hombre de negocios realmente extraordinario. Dowie pronto se convirtió en asistente del socio de una firma que facturaba más de dos millones de dólares al año.
Durante estos años de "ascensos laborales". Dios le hablaba vez tras vez. Su corazón continuamente se sentía atraído hacia el ministerio de tiempo completo. Dowie comprendía que había muchas verdades en la Biblia que habían sido dejadas de lado por los religiosos de esa época. Una de ellas, la sanidad divina, le había sido revelada a costa de su propio sufrimiento. Dowie había sido un niño enfermizo, y sufría de "dispepsia crónica", una severa indigestión que lo acosó en su adolescencia. Pero después de leer sobre la voluntad divina con respecto de la sanidad, clamó al Señor y fue "completamente liberado de tal aflicción".! Y esta manifestación divina fue sólo una muestra de la revelación que llegaría a su vida.
Finalmente, a la edad de veintiún años, tomó la decisión absoluta de responder al llamado de Dios. Tomaría el dinero que había ahorrado con su trabajo y comenzaría a estudiar con un profesor privado para prepararse para el ministerio. Quince meses después, salió de Australia para inscribirse en la Universidad de Edimburgo, para estudiar en la Facultad de la Iglesia Libre. Aunque se especializó en teología y ciencias políticas, no era considerado un estudiante modelo debido a sus desacuerdos con los profesores y sus doctrinas. Él desafiaba sus letárgicas interpretaciones en forma brillante. John Dowie tenía un hambre y sed extraordinarias por la Palabra de Dios. Leía constantemente y tenía memoria fotográfica. Esto hizo que sobrepasara largamente a sus superiores en conceptos y exactitud.
Mientras estaba en Edimburgo, Dowie se convirtió en "capellán honorario" de la Enfermería. Allí tuvo la oportunidad única de escuchar a los famosos cirujanos de su época, y comparar sus diagnósticos con la Palabra de Dios. Pero mientras los pacientes yacían sin esperanzas bajo los efectos del cloroformo, Dowie escuchaba a estos médicos hablar sobre sus fracasos como profesionales. Entonces fue cuando comprendió que estos médicos no podían curar, y que su único recurso era extraer los órganos enfermos, esperando que de este modo los pacientes mejoraran. Dowie observó muchas operaciones que acabaron en la muerte de los pacientes. Al oír de labios de estos profesores de medicina la confesión de que trabajaban a oscuras, sólo guiándose por su parecer, Dowie desarrolló una tremenda antipatía por la cirugía y la medicina.
Muchos, aún hoy, acusan a Dowie de condenar a toda la medicina. Pero quisiera destacar que en esa época, la práctica de la medicina era muy primitiva. Y él fue uno de los pocos privilegiados que pudo ver detrás de bastidores. Fue testigo de cómo los médicos de su época ofrecían grandes esperanzas a los pacientes, pero luego, en privado, confesaban que no sabían nada. Veía a las pobres víctimas pagando fortunas con la esperanza de ser curadas, para luego recibir los peores resultados. Dowie despreciaba la falsedad, por lo que buscaba una respuesta. Y cuando comenzó a oponerse públicamente a estos métodos engañosos, se comprobó que sus acusaciones eran ciertas.
Mientras estudiaba en la Universidad de Edimburgo, recibió un telegrama de su padre en Australia. Como respuesta al mismo, regresó rápidamente a su hogar para liberarse de cualquier herencia del negocio familiar, debido a su amor al ministerio.
Al dejar todo y regresar al hogar tan repentinamente, quedó en grandes apuros económicos. Pero decidió que esta dificultad no sería un obstáculo para él, y prometió que cumpliría la misión de su vida: sería un embajador de Dios en un ministerio de tiempo completo.
Poco después, aceptó la invitación a pastorear la iglesia congregacional de Alma, Australia. Su tarea allí se dividía entre varias iglesias. Y como era de esperarse, su osada manera de predicar hizo que la congregación se sintiera algo incómoda. Pronto comenzó la persecución contra él y debido a su penetrante método de ministrar, las voces del resentimiento se hicieron oír. Dowie era un visionario, pero a pesar de sus repetidos esfuerzos, no logró despertar a la gente de su letargo.
Aunque necesitaba el apoyo económico de la iglesia, decidió renunciar al pastorado porque sentía que continuar era una pérdida de tiempo. John Alexander Dowie era un reformador, un líder de avivamientos. Esta clase de llamado hace que la persona deba ver resultados, debido a la pasión por Dios que arde con tremenda fuerza en su interior.
Él amaba a las personas, pero su compromiso con la verdad hacía que se concentrara únicamente en aquellas que le respondían. Poco después de renunciar a ese pastorado, fue invitado a ser pastor de la iglesia congregacional de Manly Beach, donde fue recibido muy cálidamente. Pero una vez más le afectó la falta de arrepentimiento y sensibilidad a la Palabra de Dios de parte de la congregación.
Aún así, continuó con su pastorado. Su congregación era pequeña y le dejaba tiempo para ocuparse de sus estudios y buscar orientación en cuanto al futuro. Pasaba el tiempo, y Dowie sentía una inquietud constante en su espíritu. Sabía que era un hombre que tenía una misión, pero no tenía idea de cómo o dónde su misión se cumpliría.
Comenzó a desear una congregación más grande, y pronto se le abrió la oportunidad de pastorear un grupo mayor en Newton, un suburbio de Sydney. Así que, en 1875, cambió nuevamente de iglesia. Aunque él no lo sabía en ese momento, este cambio lo llevaría a la revelación que lanzaría su ministerio a la aclamación mundial.
"OH, VENGA ENSEGUIDA, MARY ESTA MURIENDO ..."
Mientras pastoreaba la iglesia de Newton, una plaga mortal barrió con la región, particularmente en los alrededores de Sydney. La gente moría en tales cantidades que la población estaba totalmente paralizada de terror. A pocas semanas después de haber asumido el pastorado en su nueva iglesia, Dowie ya había oficiado más de cuarenta funerales.
La enfermedad y la muerte parecían estar esperando a la vuelta de cada esquina. La tragedia de esta situación golpeó el corazón de Dowie de tal manera, que comenzó a buscar inmediatamente respuestas. Y sabía que esas respuestas estaban a su alcance en la Palabra de Dios. Escuchemos la nota trágica en las propias palabras del joven pastor:
"Estaba sentado en mi oficina en la Iglesia Congregacional de Newton, un suburbio de Sydney, Australia. Mi corazón estaba muy cargado, porque había estado visitando en sus lechos de enfermedad y muerte a más de treinta miembros de mi congregación, y había devuelto el polvo al polvo de la tierra en más de treinta tumbas en unas pocas semanas. ¿Dónde, oh, dónde estaba aquél que sanaba a sus hijos sufrientes?
Ninguna oración por sanidad parecía llegar a sus oídos, pero yo sabía que su mano no se había acortado... A veces me parecía que podía oír la triunfante burla de los enemigos creciendo en mis oídos mientras yo hablaba a los deudos las palabras de cristiana esperanza y consolación. La enfermedad, la sucia hija de Satanás y el pecado, manchaba y destruía... y no había un liberador.
"Y ahí estaba yo, sentado con mi cabeza hundida bajo el peso de la pena por mi pueblo afligido, hasta que lágrimas amargas vinieron a aliviar mi corazón ardiente. Entonces oré pidiendo un mensaje... y las palabras del Espíritu Santo inspiradas en Hechos 10:38 se me presentaron en toda la brillantez de su luz, revelando a Satanás como el Opresor, y Jesús como el Sanador. Mis lágrimas fueron enjugadas, mi corazón se fortaleció; vi el camino hacia la sanidad... y dije: "Dios, ayúdame ahora a predicar la Palabra a todos los que están muriendo a mi alrededor, y decirles que es Satanás quien aún enferma, y Jesús quien aún libera, porque Él sigue siendo el mismo hoy."
"El sonido de la campanilla y varios golpes en la puerta... dos mensajeros casi sin aliento que decían: "Oh, venga enseguida, Mary está muriendo; venga y ore." ...Salí apresuradamente de mi casa, sin siquiera ponerme el sombrero, corrí calle abajo, entré al cuarto de la dama que moría. Allí estaba, gimiendo, apretando los dientes en medio de la agonía del conflicto con el destructor... La miré, y se encendió mi ira..."
"Sucedió en forma muy extraña la espada que necesitaba estaba aún en mis manos y ya nunca la pondría a un lado. El médico, un buen cristiano, caminaba en silencio de un lado a otro del cuarto... Entonces se acercó y me dijo: 'Señor, ¿no son misteriosos los caminos de Dios?' '¡Los caminos de Dios!... No, señor, esto es obra del demonio y es hora de que da tomemos a Aquel que vino a destruir la obra del diablo".
Ofendido por las palabras de Dowie, el médico salió del cuarto. Dowie se volvió hacia la madre de Mary y le preguntó por qué lo había mandado llamar. Luego de escuchar que ella quería una oración de fe, el pastor se inclinó junto a la cama de la niña y clamó a Dios. Instantáneamente la niña se quedó quieta. La madre preguntó si su hija había muerto, pero Dowie contestó: "No... vivirá. La fiebre se fue"
Pronto, la jovencita estaba sentada en su cama y comiendo. Se disculpó por haber dormido tanto y exclamó cuán bien se sentía. Y mientras el pequeño grupo agradecía al Señor, Dowie fue al cuarto de su hermano y su hermana, oro por ellos, y también ellos fueran instantáneamente sanados.
A partir de ese momento, la plaga se mantuvo alejada de la congregación de Dowie. Ningún otro miembro de su iglesia murió de la epidemia. Y como resultado de esta revelación, surgió el gran ministerio de sanidad de John Ale xander Dowie.
CAMPANAS NUPCIALES
Poco después de esta notable revelación de la sanidad divina, Dowie comenzó a pensar en la posibilidad de encontrar una esposa. Entonces descubrió que estaba enamorado de su prima hermana Jeanie, y que no podría ser feliz sin ella. Después de muchas discusiones y controversias con sus familiares, acordaron que se casarían.
Así que a la edad de 29 años, el 26 de mayo de 1876, John Dowie se casó con Jeanie y los dos comenzaron su increíble misión juntos.
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De derecha a izquierda: John, Gladstolle,
Jeanie y Esther Dowie.
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Su primer hijo, Gladstone, nació en 1877. Pero Dowie se había equivocado con respecto de ciertas personas en asuntos financieros, y se encontró en grandes apuros económicos. Así que Jeanie y Gladstone fueron a vivir con los padres de ella hasta que la situación pudiera arreglarse. Obviamente, esta decisión causó aún mayores discordias, debido a la desconfianza que sus padres políticos sentían por Dowie. Sin embargo, a pesar de estas dificultades, continuó siendo un hombre con una visión divina. En medio del caos, se aferró a la obra que tenían por delante y escribió a su amada esposa: "...Velo el futuro mucho más claramente de lo que puedo resolver los misterios del presente inmediato".
Todo ministerio tiene su futuro. Pero debemos creer en ese futuro, o jamás daremos ese primer paso. Como Dowie, debemos decidirnos a aferrarnos a la Palabra de Dios y luchar por lo que es nuestro en la Tierra. Siempre habrá contratiempos, pero nosotros somos los que decidimos si el problema será permanente..Aunque somos llamados, tenemos aún que luchar contra males espirituales que son enviados para destruir nuestra visión y desanimarnos. Los ángeles de Dios pueden ayudarnos, pero la guerra por nuestro destino es una responsabilidad personal que debemos ganar.
BASTA DE RELIGIÓN
Durante este tiempo de pruebas, Dowie tomó la decisión sin precedentes de abandonar la denominación a la que pertenecía. No podía comprender, ni trabajar con el estado letárgico y frío de sus líderes.
Él ardía con la pasión de proclamar el mensaje de la sanidad divina por toda la ciudad. Sus congregaciones habían crecido hasta más del doble de las demás. Pero su éxito hablaba a oídos sordos, y constantemente debía luchar contra la política y la teología de "la letra de la ley" que amenazaba con apagar su fe.
Debido a la hostilidad que le mostraban los líderes de la denominación. se encontraba constantemente a la defensiva. En una carta a su esposa en la que proclama su decisión de comenzar un ministerio independiente. Dowie escribió que el sistema político de su denominación...
"...mataba la iniciativa y la energía individual, hacía que los hombres fueran herramientas de la denominación o, aún peor, les hacía tener una mentalidad mundana, y los dejaba, en su mayoría, altaneros y secos, inútiles; buenos barcos, pero mal piloteados y terriblemente sobrecargados con mundanalidad y apatía".
Dowie había llegado a darse cuenta de que era posible un avivamiento si se lograba despertar a la iglesia. Consideró las vastas oportunidades que se abrían delante de él. Estudió el lado letárgico de la iglesia. y luego estudió a los que no asistían a la iglesia. Y tomó la decisión de que alcanzar el vasto número de los que no asistían a la iglesia produciría un mayor fervor por Jesucristo. Entonces decidió dejar de trabajar entre los cínicos. Por eso decidió que su misión alcanzaría a las multitudes agonizantes de las que nadie cuidaba en la ciudad, con la revelación de que Cristo es el mismo ayer, hoy y siempre.
En 1878, Dowie se apartó de su denominación y consiguió el Royal Theatre en Sydney para comenzar un ministerio independiente. Cientos de personas se agolpaban en el teatro para escuchar sus potentes mensajes. Pero una vez más, la falta de fondos detuvo su tarea. Aunque el número de personas que asistían era enorme, muchas de ellas no tenían ingresos.
La única respuesta que Dowie halló fue vender su hogar y sus muebles, poner el dinero en la obra y mudarse a un lugar más pequeño. Después de esto, la obra floreció. En un mensaje en el que hablaba de su decisión, Dowie manifestó:
"Habían desaparecido mis hermosos muebles y mis cuadros, pero en su lugar llegaron hombres y mujeres que fueron traídos a los pies de Jesús por la venta de mis bienes personales".
En su pasión, Dowie no había previsto la tremenda oposición que se levantó contra él. Dowie denunciaba con vehemencia los males de la época, y formó un grupo para distribuir literatura en toda la ciudad. Estos panfletos provocaron una violenta persecución por gran parte de parte de los pastores locales. Pero él continuó denunciando sin misericordia a los líderes letárgicos, y no se ahorró palabras, respondiendo que él "no les reconocía derecho para pedirle información alguna sobre sus acciones, ni respetaba sus juicios". Dowie contestó a un ministro:
"Considero que su juicio es tan débil e incapaz como su ministerio... Desearía saber quién distribuyó estos "repugnantes tratados" entre su rebaño; ciertamente lo felicitaría por haber elegido bien el campo... "
Parte del llamado de Dowie era atacar los males morales. Una firme posición moral generalmente va acompañada por un ministerio de sanidad fuerte. (Gran parte de las enfermedades y dolencias son causadas por el pecado.) Pero Dowie paralizaba a sus críticos con tal aguda astucia, que esto los llevó a unirse y planear en secreto cómo destruirlo. Así se preparó el escenario para la caída del aparentemente invencible John Alexander Dowie.
UN LLAMADO MAL INTERPRETADO
Dowie era un apóstol, pero no comprendía en su totalidad ese oficio. La unción que él tenía atravesó las teocracias religiosas de su época. pero pocos lo comprendían. incluyendo a él mismo. Como
consecuencia. Dowie interpretó mal algunas de las facetas de la pasión de su oficio. Una de ellas era la política.
El liderazgo de Dowie estaba creciendo en influencia en todo el país. Viendo su potencial y conociendo su posición, la Sociedad de Abstinencia le pidió que se postulara para integrar el Parlamento. Al principio. Dowie se negó. Pero luego. pensando que posiblemente en el campo de la política podría influir mucho más, cambió de idea y entró en carrera.
Pero Dowie sufrió una terrible derrota en las elecciones. Los periódicos locales que habían sido tan dañados por su ministerio lo atacaron sin misericordia. Los políticos y la industria de las bebidas alcohólicas pagaron sumas siderales para verlo calumniado y derrotado. Después de las elecciones. Dowie había herido a su iglesia y avergonzado a su ministerio.
Dowie se movía por un anhelo espiritual tan poderoso que intentó satisfacerlo en lo natural. Sólo puedo especular en cuanto a la razón por la que actuó de esa manera. Podría haber sido porque la iglesia no estaba captando la verdad con la rapidez que él hubiera deseado.
Cualquiera fuera la razón, se equivocó al interpretar el plan y los tiempos de Dios para su ministerio. Debemos comprender que Dios tiene un punto central a partir del cual opera cada aspecto de nuestras vidas, ya sea individualmente o en forma conjunta con otros. Esa área se llama "oportunidad". Según la forma en que se maneje esa palabra, las vidas pueden avanzar en el plan de Dios. o detenerse. Las naciones pueden avanzar, o retroceder.
La vida en el ámbito espiritual tiene un tiempo y una oportunidad, de la misma manera que los tiene la vida natural. Por lo tanto, es muy importante que sigamos la guía de nuestro espíritu. Debemos aprender que no siempre es correcto pasar a la acción sólo porque parece que es "lo que hay que hacer". Esta clase de obediencia sólo debe ser resultado de un tiempo de oración e intercesión.
Los políticos y el campo de la política jamás han cambiado al mundo, ya sea a través de la iglesia o del gobierno. Sólo un pueblo cuyos corazones son cambiados por el evangelio puede transformar las leyes y las normal civiles. Los políticos tienden siempre a ceder para gozar del favor del pueblo en general. El oficio apostólico presenta la Palabra del Señor; luego, depende de las personas conformarse a ella y seguirla. Lo apostólico y lo político no se mezclan. Dowie con su llamado, jamás debería haberse dedicado a la política.
Mientras hacía campaña para entrar en el Parlamento, también descuidó el mandato de predicar la sanidad divina. Simplemente se apartó de su llamado para buscar una meta personal, pensando que podría alcanzar a un número mayor de personas. Como consecuencia el resto de su tiempo en Australia fue oscuro e inútil.
LA GENTE VENÍA DE TODAS PARTES
Finalmente, Dowie se arrepintió, y en 1880 regresó al mensaje de sanidad divina, lo cual le trajo grandes bendiciones físicas y espirituales. Los dones del Espíritu comenzaron a manifestarse en su vida, y la revelación abundaba como nunca antes. Debido a su obediencia espiritual miles de personas fueron sanadas por medio de su ministerio. La persecución también abundaba a tal punto que una vez sus enemigos en el crimen organizado planearon colocar una bomba debajo de su escritorio. La bomba debía explotar a altas horas de la noche. mientras Dowie generalmente trabajaba, pero ese día. Dowie escuchó una voz que le decía: "¡Levántate y anda!" A la tercera vez que escuchó esa voz. Dowie tomó su abrigo y fue a terminar su trabajo a casa. Pocos minutos después que él llegara a salvo a su hogar. la bomba estalló bajo su escritorio, a varias calles de distancia.
En 1888. Dowie sintió que debía trasladarse a los Estados Unidos y luego posiblemente a Inglaterra. Esta unción se hizo realidad en junio de ese año, mientras pasaba bajo el puente Golden Gate en San Francisco. Los periódicos publicaron la noticia de que Dowie iba hacia América. y que gente de todas partes de California venía para ser sanada. De la mañana a la noche los salones se llenaban de personas que deseaban una audiencia con él, ya que él oraba solamente por una persona a la vez.
El reformador tenía una manera única de orar por los enfermos. Él creía fervientemente que nadie podía ser sanado sin primero haber nacido de nuevo y haberse arrepentido de cualquier estilo de vida que fuera contrario al evangelio. Generalmente se indignaba si captaba mundanalidad en alguna persona que venía para ser sanada. Como consecuencia. al principio de su ministerio, oró por muy pocas personas ... pero aquellas por las que oraba eran instantáneamente sanadas.
OLVIDÓ LO DIVINO
Pronto Dowie comenzó a realizar cruzadas de sanidad por toda la costa de California. Fue en esta época que conoció a Maria Woodworth-Etter la gran evangelista y ministradora de sanidad. Pero se produjo un conflicto entre ellos y Dowie criticó la forma de ministrar de Maria. Personalmente. creo que esto fue un error trágico de su parte.
En nuestras vidas tenemos muchas relaciones; algunas casuales, otras que llegan a ser íntimas. Pero las más significativas para el reino de Dios son las "relaciones divinas". En cada llamado, sea secular o ministerial Dios nos envía relaciones divinas que ayudan a fortalecer nuestro andar con él. Tenemos muchas relaciones casuales, pero muy pocas son las relaciones divinas. Generalmente se las puede contar con los dedos de una mano.
Creo que Dowie y su familia se perdieron una tremenda oportunidad de tener una relación divina con Maria Woodworth-Etter. Pero por alguna razón, probablemente cierto "orgullo ministerial machista" Dowie crucificó a Etter en cada oportunidad que pudo hacerlo.
Una vez asistió a una de sus reuniones, subió a la plataforma y proclamó que ella era una mujer de Dios. Pero luego se apartó de esa palabra del Espíritu, y no quiso saber nada más de Maria. El método de ministrar de Etter ponía incómodo a Dowie, porque no lo comprendía. Pero nunca se tomó el tiempo para hablar con ella en privado, de corazón a corazón, sobre ese tema. Su "preferencia" por un estilo determinado de ministerio, hizo que descalificara categóricamente a Maria. Etter también poseía una revelación de sanidad divina pero tenía más experiencia en trabajar con el Espíritu. Y tenía la fortaleza espiritual para poder hablar a la vida de Dowie. Ella podría haberle indicado cómo vivir en el espíritu al mismo tiempo que descansaba su cuerpo. Dowie tenía un problema en este sentido. Algunas veces trabajaba cuarenta y tres horas seguidas. movido por su pasión. Por medio de Maria podría haberse hecho amigo de otras personas de igual fe y el mismo llamado. haciendo avanzar así su propio ministerio. Pero no lo hizo.
Como consecuencia. Dowie tuvo relaciones sólo casuales con algunos de sus seguidores, en lugar de la clase de relación divina que podría haber tenido con otros líderes como él. Creo que es interesante destacar que entrevistó al gran impostor de su época, Jacob Schweinfurth. que decía ser ]esucristo. También desafió al famoso ateo Robert Ingersoll. a una confrontación. Pero nunca dio a la hermana Etter, siquiera la cortesía de una conversación.
No pierdas las relaciones divinas que puedes tener en tu vida. Siempre habrá colaboradores. pero las relaciones divinas son pocas y aisladas.
La persecución de varios ministros envidiosos comenzó a levantarse furiosamente contra Dowie. Para esta época él ya se había convertido en un veterano en el arte de enfrentar la oposición. La persecución hacía surgir toda su brillantez y toda su fuerza y nunca dedicó siquiera un pensamiento a quienes lo perseguían a menos que estuvieran en el camino inmediato de su misión.
Dowie recorrió los Estados Unidos y finalmente decidió establecerse en Evanston, IIIinois en las afueras de Chicago. Los periódicos de Chicago lo atacaron amargamente llamándolo falso profeta e impostor, y declararon con osadía que no era persona deseable en esa ciudad. Pero ninguno de sus ataques hizo retroceder a Dowie quien permaneció allí donde había elegido estar y ministraba dondequiera que se sentía llamado a ir.
Cierta vez mientras hablaba en una convención sobre sanidad divina en Chicago fue llamado a orar por una mujer que estaba muriendo de un tumor fibroide En ese momento. Chicago era la segunda ciudad más grande de los Estados Unidos. Había fuertes influencias espirituales malignas dominando la ciudad y Dowie estaba muy interesado en establecer su base allí. Por eso tomó el pedido de sanidad de esta mujer como una prueba sobre si debería o no comenzar una obra en ese lugar. El tumor era según decían del tamaño de un coco, y había crecido en varios lugares de su cuerpo. Cuando Dowie oró por la mujer ella fue sanada inmediatamente. Fue una sanidad tan extraordinaria que varios periódicos de Chicago dieron la noticia.
Ahora Dowie estaba convencido así que estableció la sede mundial de su ministerio en esta ciudad. A sus enemigos no les causó demasiada gracia pero a Dowie eso no le importó. La Feria mundial sería inaugurada en unos pocos meses así que que Dowie construyó una pequeña "choza" a sus puertas. En lo alto de la choza llamada "Tabernáculo de Sión" había una bandera que decía "Cristo es todo". Allí se hacían reuniones día y noche. Aunque en sus comienzos la asistencia era escasa fue creciendo regularmente y poco tiempo después, la gente tenía que quedarse de pie fuera de la estructura en la nieve para poder espiar las milagrosas sanidades que se producían allí.
Como había sucedido antes en Australia. Dowie se había abierto las puertas de la ciudad de Chicago a través de la sanidad divina. Nunca antes ni después que él un hombre ha atrapado de tal manera a una ciudad. Aún así vivió la lucha de su vida en esos primeros años. Él demostraba la Palabra de Dios con todo poder, y al hacerlo, los profesionales médicos y las iglesias sufrían estragos en sus ingresos.
Así que los periódicos formaron rápidamente una lista de aliados, incluyendo ministros. que se dedicaron a tratar de detener su ministerio por todos los medios posibles. Pero nadie podía manchar su ministerio. Para desconsuelo de sus rivales, los artículos y las calumnias que se publicaban sin cesar sólo lo hacían crecer más.
OTRO HOGAR ... LA CARCEL!!!
Para este entonces cientos de personas inundaban la ciudad de Chicago para asistir a las reuniones de Dowie. Como consecuencia, era difícil conseguir hospedaje; así que Dowie abrió varias casas grandes para alojar a estas personas, llamadas "Hogares de sanidad". Aquí los enfermos que habían venido por sanidad podían encontrar refugio y descanso entre los cultos que se desarrollaban en el "Tabernáculo de Sión". Una vez que estaban allí podían recibir ministración constante de la Palabra hasta que su fe llegaba al punto de la manifestación total. Pero los periódicos, especialmente el Chicago Dispatch, los atacaban sin misericordia, y llamaban a estos hogares "asilos de lunáticos", además de imprimir todas las mentiras imaginables.
Gracias a la existencia de estos hogares de sanidad. los enemigos de Dowie pensaron que habían hallado un punto vulnerable en su ministerio. Por eso, a principios de 1895, lo hicieron arestar por "práctica ilegal de la medicina". Lo cual era obviamente falso ya que él hubiera sido la última persona en permitir que se practicara medicina en sus hogares. Dowie contrató un brillante abogado, pero este sólo lo aconsejaba en temas legales. Por tanto, decidió representarse a sí mismo en la corte, ya que nadie podría expresar su llamado en forma tan exacta como él mismo.
El intelecto superior de Dowie no fue suficiente para contrarrestar el maligno dominio que pesaba sobre la corte. A pesar de sus profundos argumentos, la corte le impuso una multa. Pero nunca soñaron que él llevaría el caso a un tribunal superior lo cual costó mucho más dinero que lo que ellos le habían impuesto en multas. Dowie lo hizo y el tribunal superior denunció el mal en que había incurrido el tribunal inferior, y revirtió la decisión.
La ciudad esperaba que Dowie se desalentara si continuaban arrestándolo y aplicándole multas. Por eso antes que terminara ese año, lo habían arrestado cien veces. Aunque la persecución era terrible, Dowie nunca perdió el ánimo. La persecución le daba más fuerza a su carácter. En realidad. las aflicciones y los interrogatorios a que lo sometían sus perseguidores hacían surgir lo mejor de sí mismo.
El mal siempre tratará de perseguir el bien de Dios. Pero John tenía una seguridad sobrenatural y estaba anclado firmemente en su autoridad divina. Lo sobrenatural nunca se inclina ante lo natural.
HOJAS DE SANIDAD
Después de intentar sin éxito derrotarlo por medio del sistema legal, los enemigos de Dowie se complotaron para quitarle sus privilegios postales. En 1894, el boletín publicado por él Hojas de sanidad se distribuía semanalmente a todo el mundo. Este boletín estaba lleno de enseñanzas y testimonios de sanidad. Obviamente. era algo muy especial para Dowie. quien siempre hablaba con cariño del mismo y lo llamaba "palomita blanca".
Coherente consigo mismo Dowie nunca ahorraba palabras en sus escritos, denunciaba fervientemente el pecado y exponía las industrias malignas. Y quienes más sufrían a causa de su publicación lo vieron como una nueva oportunidad de terminar con su ministerio.
Hojas de sanidad también advertía a sus lectores sobre las denominaciones letárgicas y controladoras. La gente disfrutaba de la charla directa y cargada de dramatismo de Dowie. Muchos deseaban decir esas mismas cosas, por lo que lo consideraban su voz. Aun aquellos que lo despreciaban leían su boletín para ver qué tenía que decir. Por esto, la circulación de la publicación crecía rápidamente. Gran parte del apoyo a su ministerio se atribuía a esta publicación.
El Jefe de Correos de Chicago era un devoto católico, así que los enemigos de Dowie le mostraron uno de sus sermones en que atacaba la infalibilidad del Papa, para que le quitara sus privilegios postales. Inmediatamente, el jefe se sintió ofendido y retiró los privilegios para correspondencia de segunda clase de que gozaban los envíos de Dowie con lo cual lo obligaba a pagar catorce veces el precio usual.
Pero nadie podía vencer a Dowie. Él pagó el precio requerido y solicitó a sus lectores que escribieran a Washington DC quejándose por esta injusticia. Sus seguidores hicieron sentir su peso, e inmediatamente se le otorgó a Dowie una audiencia con el Jefe General de Correos en Washington. Una vez que Dowie le contó su historia y le mostró las mentiras maliciosas que imprimía el periódico de Chicago, el gobierno de los Estados Unidos denunció tanto al editor como al periódico. En realidad, para 1896, este editor en particular, que era uno de los mayores perseguidores de Dowie, fue enviado a la cárcel por otra acusación, y se convirtió en un espectáculo público. Estaba arruinado para siempre.
Mientras estaba en Washington, a Dowie se le otorgó una audiencia con el presidente William McKinley Dowie le aseguró que oraría por él mientras estuviera en su cargo y el presidente se lo agradeció cálidamente. Mientras salía de la Casa Blanca, Dowie comentó a sus colaboradores que temía por la vida de McKinley. Luego pidió a sus seguidores que oraran por la seguridad del presidente, ya que este no tenía suficiente protección. P A pesar de las advertencias proféticas de Dowie, el presidente McKinley fue atacado con un arma de fuego en Buffalo, Nueva York, e16 de setiembre de 1901, y murió ocho días después. Fue el tercer presidente de los Estados Unidos que murió asesinado.
A fines de 1896, Dowie había ganado gran influencia sobre la ciudad de Chicago. Sus enemigos estaban muertos, en la cárcel o guardaban silencio. La policía local, que lo había arrestado cien veces. era ahora su amiga, y corría a protegerlo apenas fuera necesario. Las autoridades políticas, incluyendo al intendente, habían sido votadas por la gente de Dowie. La sanidad divina se predicaba en cada esquina.
John había dividido los distritos de la ciudad. y había enviado equipos llamados "Los setenta". que proclamaban el evangelio en cada área. Pronto apenas había alguna persona en Chicago que no había escuchado el mensaje del evangelio. Ahora cada semana, Dowie oraba para que miles de personas recibieran la sanidad divina.
Sadie Cody sobrina de Buffalo Bill Cody fue milagrosamente sanada luego de leer un ejemplar de Hojas de Sanidad. Entre otras notables sanidades se cuentan las de Amanda Hicks prima de Abraham Lincoln: la Dra. Lillian Yeomans: el Rev. F.A. Graves; la esposa de John G. Lake. y la esposa de un congresista de los Estados Unidos.
Por medio de su manto apostólico John Alexander Dowie literalmente gobernaba la ciudad de Chicago para Jesucristo. Alquiló el auditorio más grande de Chicago por seis meses. y mudó el gran Tabernáculo de Sión a este edificio. Los seis mil asientos se llenaban en cada culto.
Ahora Dowie podía, finalmente proseguir con el sueño que hacía tiempo tenía en su corazón: organizar una iglesia sobre los principios apostólicos. El deseo de toda su vida había sido regresar a las enseñanzas y los fundamentos de la iglesia primitiva que se encontraban en el Libro de los Hechos. Esta obra se llamó "Obra Católica Cristiana", en la cual la palabra "Católica" significaba "universal". sin conexión alguna con la Iglesia Católica Romana.
Él jamás permitiría que su iglesia fuera conocida como" algo nuevo". La consideraba una "restauración" de los principios que el cuerpo de Cristo había perdido. Su teología era buena en el sentido de que advertía que si algo era "nueyo". entonces era "falso". En pocos años, la Iglesia Católica Cristiana se había multiplicado y tenía decenas de miles de miembros.
Creo sin duda alguna. que los cinco ministerios que menciona Efesios 4 están vivos y activos hoy (ver vv. 11-13). El oficio apostólico no terminó cuando los primeros doce apóstoles murieron. Tampoco permitió Dios que su plan para la iglesia muriera cuando la carne de los apóstoles pereció. Los principios de su nuevo pacto deben continuar hasta el regreso de Cristo. No están limitados por las ideas humanas ni por su teología: y las promesas de Dios no se terminan cuando los hombres se ponen nerviosos. Ha habido muchos más que los doce apóstoles originales y hay hombres que en la actualidad aún son llamados a ese oficio.
Efesios 2:20 dice que los fundamentos de la iglesia están basados en los apóstoles y los profetas con Jesucristo mismo como piedra angular. El oficio de apóstol trae consigo gran autoridad, y creo que Dios soberanamente elige y equipa a quienes desea para ese puesto. Pero siempre ha faltado conocimiento en lo relativo a la administración de ese oficio. Creo que Dowie fue llamado soberanamente y equipado como un apóstol. Y no creo que su ministerio haya fallado porque él aceptó ese llamado apostólico. Sí creo que a causa de su falta de conocimiento y comprensión, se equivocó al interpretar la forma en que este oficio operaba espiritualmente. Y creo que esto, en sí, fue la principal deficiencia que hizo que utilizara mal su autoridad.
Durante la época en que la iglesia de Dowie se estaba estableciendo se produjeron ciertos hechos muy interesantes. Este período ha sido llamado "los años dorados" de Sión. Los tres años siguientes fueron tranquilos prósperos y de gran influencia. Fue entonces que Dowie hizo sus planes secretos para una ciudad muy especial.
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Dowie parado frente a una pared llena de trofeos en la Iglesia Católica
Cristiana
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John Alexander Dowie y su esposa de pie en la plataforma de coro |
Sabiendo que tal esfuerzo provocaría curiosidad, Dowie distrajo la atención de las multitudes declarando una "guerra santa" y anunció un mensaje próximo que llevaría por título "Médicos. drogas y demonios". El mensaje fue anunciado durante semanas y causó no poco revuelo.
Entonces, mientras sus enemigos estaban distraídos por todo esto, Dowie secretamente contrató algunas personas que fueran a observar unas tierras a unos setenta kilómetros al norte de Chicago. para construir una ciudad. Cuando ellos encontraron seis mil seiscientos acres sobre el Lago Michigan, Dowie se disfrazó de vagabundo para no ser reconocido, y recorrió el terreno. Antes que sus enemigos pudieran descubrir lo que estaba sucediendo, el terreno había sido comprado y ya se estaban haciendo planes decisivos para construir la ciudad de Sión en Illinois.
Dowie reveló los planes de construcción de Sión en la Vigilia de Año Nuevo 1 de enero de 1900. Cuando inició la Asociación de Inversiones Inmobiliarias Sión tanto sus seguidores como el mundo secular elogiaron su capacidad para hacer negocios. Se hicieron subdivisiones y comenzó la construcción. La tierra no se vendería sino que se daría en alquiler durante un período de mil cien años. Los términos de este "alquiler" prohibían estrictamente la posesión y el uso de tabaco, licor y carne de cerdo dentro de los límites de la ciudad." Dos años después, ya había casas completamente edificadas y la ciudad estaba tomando forma.
EL COMPLEJO DE ELÍAS
Aunque su "utopía moral" parecía florecer quienes estaban más cercanos a Dowie notaron un cambio. En Sion estaban comenzando a surgir problemas. Ya no había tiempo para predicar la sanidad divina porque Dowie tenía todos sus esfuerzos concentrados en dirigir la ciudad. Él se había nombrado a sí mismo Sobreveedor General de la ciudad. El gobierno de la misma debía estar absolutamente en sus manos. Astutamente, comenzaron a surgir problemas y más problemas que lo apartaban del mandato original de su ministerio.
Durante este tiempo. algunos ministros se acercaron a Dowie proclamando que él era el Elías que la Biblia anunciaba. Al principio Dowie, sanamente. rechazó sus afirmaciones. Pero esas palabras siguieron sonando en sus oído. Luego después de un tiempo. Dowie mismo dijo que una voz parecía decirle: "Elías tiene que venir... y ¿quién está haciendo la obra de Elías. sino tú?"
Finalmente. Dowie se había apartado tan tristemente del plan de Dios para su vida. que aceptó las sugerencias de algunos seguidores y las proclamó como verdaderas creyendo que él era Elías. Hasta llegó a creer que estableciendo otras ciudades como Sión a las puertas de cada ciudad importante de los Estados Unidos podría eventualmente reunir el dinero necesario para construir cerca de Jerusalén.
Su plan era comprar a los turcos los musulmanes y los judíos para poder tomar Jerusalén para Cristo de manera que el Señor pudiera establecer su ciudad para el reinado del milenio. Dowie estaba totalmente engañado. Pronto su predicación se deterioró al punto que sólo atacaba a sus enemigos.
También" disertaba" sobre puntos de vista de política mientras exhortaba a sus seguidores a invertir más en la obra de la ciudad. No aceptaba consejos de nadie excepto en temas menores. Y quitó todas las restricciones que podían haber puesto freno a su poder o haber sido obstáculo para sus planes.
KNOCK - OUT EN EL MADISON SQUARE GARDEN
Lo que una vez fuera una batalla en la persecución contra la Palabra de Dios se había convertido en una guerra personal para mantener el nivel de la influencia personal de Dowie. La persecución por ser un hombre de Dios había sido la que había activado el manto de su oficio apostólico pero ahora estaba luchando para mantener su propia influencia y su éxito personal. Y eso lo destruyó.
Un ejemplo tristemente claro de la vanidad de Dowie en esta área fue lo que sucedió en la llamada "visitación de Nueva York". El Dr. Buckley obispo de la Iglesia Metodista y editor de su periódico denominacional pidió una entrevista con Dowie. Éste le otorgó una audiencia y pensó que lo había persuadido totalmente de que creyera sus afirmaciones. Pero no era así.
Según el artículo que luego Buckley escribió en su periódico, Dowie estaba "en la tierra fronteriza de la locura donde algunas veces se han originado grandes movimientos de duración limitada." También agregaba: "Lo crea o no. [Dowie] no es más que un nuevo impostor. "Enfurecido, Dowie alquiló el Madison Square Garden y, aun con grandes esfuerzos económicos hizo los arreglos necesarios para que ocho trenes transportaran a miles de sus seguidores a Nueva York. Una vez allí, planeaba hacer una demostración abierta de las fuerzas de ambos, [Buckley y él mismo] para demostrar el poder que aún tenía. Lo que una vez había sido inspirado por la dirección divina de Dios, ahora quedaba reducido a una iniciativa solamente de Dowie, Fue algo hecho totalmente en la carne. Dowie reaccionó frente a una herida y al dolor emocional que esta le provocaba, y estaba decidido a vengarse.
El acto fue un fracaso estrepitoso. Aunque miles de personas acompañaron a Dowie, miles más vinieron con un plan diferente en mente. Llenaron el Garden, pero cuando Dowie subió a la plataforma para hablar, comenzaron a salir por decenas, La escena confundió terriblemente a Dowie y le impidió hablar como había planeado hacerlo originalmente. En general, la ciudad de Nueva York ni siquiera tenía idea de que había tenido lugar esta reunión. Fue como si Dios hubiera silenciado los periódicos por misericordia para con su siervo.
EL FINAL FATAL
Para este entonces, la ciudad de Sion estaba en quiebra. Dowie buscó entonces la manera de escapar iniciando un carísimo viaje por todo el mundo, durante el cual en muchas ciudades le negaron la bienvenida. Durante este viaje, su tren llegó a Pomona California. Había habido una grave sequía en la tierra, y no había llovido durante ocho meses. Por lo tanto, los reporteros provocaron a Dowie recordándole que Elías había orado en un tiempo de sequía en Israel y a consecuencia de ello había llovido. Si él era Elías, seguramente podría hacer lo mismo por California. Dowie oró verdaderamente pidiendo lluvia al final del culto y antes que la multitud comenzara a dispersarse la lluvia caía a torrentes.
Al salir de California, Dowie planeó un viaje a México, donde establecería la "plantación Sión". Esperaba que esta nueva empresa pagara las deudas de la anterior. Pero sus seguidores, quebrados económicamente y desilusionados, lo habían abandonado. No podían evitar ver que ellos mismos habían empobrecido, mientras Dowie vivía en el otro extremo daba fiestas fastuosas y se iba de viaje por todo el mundo.
Algunos dicen que Dowie construyó su propia ciudad porque estaba cansado de las persecuciones. Pero en mi opinión personal, no creo que sea así. Aunque era grandemente ungido y enviado por Dios aparentemente tenía debilidad por el poder y el éxito. Él mismo manifestaba:
"Para ser un apóstol, no es cuestión de elevarse, sino de ponerse por debajo... no creo haber alcanzado la profundidad suficiente para una verdadera humildad... para negarme a mí mismo verdaderamente y borrarme de la superficie, lo suficiente como para practicar el elevado oficio de un apóstol.. "
Jesús nunca nos ordenó que construyéramos comunidades: Nos ordenó "¡Id!" no "protegeos" La comunidad que vemos en el Libro de los Hechos tampoco duró demasiado tiempo (Hechos 2:44-47; 5: 1-10). La persecución golpeó al grupo, que se dispersó por todas las regiones de la Tierra (Hechos 8: 1). ¿Por qué? Para que pudiera cumplirse la Gran Comisión de Mateo 28: 19-20. Debemos ser luces del mundo y penetrar en las tinieblas de Satanás. Si nos quedamos todos juntos protegiéndonos unos a otros, no llegaremos a cumplir la tarea.
La mayor prueba de un líder no es la persecución, aunque muchos caen en ella. Creo que una de las más grandes trampas se presenta bajo la apariencia del poder y el éxito. Nunca debemos pensar que "lo logramos" y comenzar a dictar a partir de nuestro poder personal como consecuencia del éxito que Dios nos ha dado. El éxito trae consigo una multitud de caminos y empresas. Si nos atrapa alguna de las numerosas avenidas que surgen del éxito y no desarrollamos nuestra tenacidad espiritual, podemos caer víctimas del "torbellino". No podemos tener paz con el pasado utilizando el poder del presente. Con cada nueva altura. debemos desarrollar una nueva tenacidad. Es por eso que algunas iglesias crecen hasta un determinado nivel y luego se vuelven "cómodas" o caen. Los líderes se ocupan demasiado en las "avenidas" y pierden el tiempo y la energía que deberían dedicar a desarrollarse a sí mismos y a sus miembros para nuevas alturas en Dios. Cuando obedecemos a Dios tendremos éxito. Por eso. ¡nunca temas al éxito!
Pero para administrarlo correctamente debemos mantenernos en la fortaleza del Espíritu, escuchando atentamente para seguir su dirección: no la nuestra. Sólo con la fortaleza del Espíritu y teniendo hambre de Dios podremos continuar en el camino que Dios ha hablado como pioneros hacia el próximo nivel.
Dowie se proclamó poco después Primer Apóstol de una iglesia renovada de los últimos tiempos, renunció a su apellido. y comenzó a firmar documentos con el nombre de "John Alexander Primer Apóstol". No mucho después de este "autonombramiento". sufrió un ataque en la plataforma, mientras predicaba su último sermón. Mientras estaba fuera de la ciudad, recuperándose, la ciudad de Sión se reunió en asamblea para votar la expulsión de Dowie.
Dowie luchó contra esta decisión con sus últimas fuerzas. pero no logró retomar su puesto. Se le permitió vivir sus últimos días dentro de la Casa de Siloé, su hogar durante muchos años. y murió el 9 de marzo de 1907. Su muerte fue documentada con estas palabras por el juez V. V. Barnes:
".. .la última noche que John Alexander pasó en esta Tierra estaba una vez más en el espíritu, sobre la plataforma hablando a la multitud de su gente. Esa noche predicó pensando que exponía los principios del evangelio a miles de personas. Mientras enseñaba las mismas viejas verdades... cayó otra vez en un sopor, despertando de tanto en tanto para continuar con la dispensación del viejo mensaje del evangelio. La última canción que cantó mientras la luz del día comenzaba a asomarse fue: "Soy un soldado de la cruz". Entonces ellos prestaron atención para escuchar su última frase, y él dijo: "Ha llegado el milenio: regresaré por mil años". Estas fueron las últimas palabras que habló la última frase que pronunció". ¿Cómo pudo una gran vida como esa acabar tan tristemente? ¿Existe alguna respuesta? Una vez más, creo que la respuesta se encuentra en una mala interpretación de los principios espirituales.
Dios había asignado a Dowie a la ciudad de Chicago, y él la conquistó. Mientras vivió en esa ciudad, y llevó a cabo la tarea que Dios le había ordenado los principados y las potestades no pudieron tocarlo. Pero Dowie aparentemente, salió de Chicago movido por su propio deseo de poder y de esa manera dio al diablo la libertad de destruir su vida. Cuando dejó la ciudad a la que había sido llamado, el enemigo mató la influencia que él tenía en todo el mundo por medio del engaño mató a un miembro de su familia, destruyó su matrimonio y destruyó a Dowie mismo con "toda clase de enfermedades" que comenzaron a afectar su cuerpo.";
Debemos quedarnos con el plan original que ha sido ungido por Dios para nuestras vidas y permitir que sea él quien abra los caminos necesarios para administrarlo. Quizá Dowie debería haber construido iglesias e institutos bíblicos en lugar de construir una ciudad. Ese camino habría impulsado a miles de personas al ministerio a través de su influencia como hombre de Dios.
Dowie se fue en paz para estar con el Señor. Quienes estuvieron con él en el final dijeron que había regresado a la fe de sus primeros años. Muchos incluso testifican que se había convertido en un hombre suave y amoroso que actuaba como si se hubiera quitado un tremendo peso de encima. Y la ciudad de Sión, Illinois, permanece hasta la actualidad, pero el liderazgo está dividido entre muchos hermanos... "...porque no existe una sola persona que pueda ocupar por completo el lugar del Dr. Dowie".
UNA GRAN LECCIÓN OBJETIVA
Gordon Lindsay biógrafo oficial de John Alexander Dowie y fundador de Cristo para las Naciones en DalIas, Texas, describió el ministerio de Dowie como "la más grande lección objetiva en la historia de la iglesia. " En cuanto al ministerio, su vida estuvo llena de detalles vívidos e instructivos. Las lecciones que podemos aprender no tienen intención de degradar ni criticar de ninguna manera a este gran hombre de Dios. Debemos separar sus problemas personales del llamado de Dios.
John Alexander Dowie pasó a la historia como un impostor, pero fue un genio llamado por Dios. Aun en medio de su error, profetizó la venida de la radio y la televisión en nuestra generación. Tuvo sus fracasos, pero de su influencia surgieron grandes hombres de Dios. Su ministerio produjo a John G. Lake el gran apóstol de Sudáfrica: F. F. Bosworth y su hermano B. B. Bosworth cuyas campañas de sanidad tocaron a millones y millones de personas: Gordon Lindsay, cuya vida y ministerio dieron inicio a la gran universidad interdenominacional Cristo para las Naciones, en DalIas. Texas: Raymond T. Richey. que condujo cruzadas de sanidad; y Charles Parham. el "padre de Pentecostés". cuyo instituto bíblico en Topeka Kansas, fue utilizado como puerta de entrada para un nuevo mover del Espíritu Santo. Muchos otros de sus seguidores han tenido grandes ministerios radiales y obras misioneras llenas de poder.
Sin duda, John Alexander Dowie logró hacer que la Biblia cobrara vida para millones de personas. Fue un instrumento usado por Dios para restaurar las claves de la sanidad divina y la revelación del arrepentimiento a una generación tibia y aletargada.
Si existe una moraleja en el mensaje del fracaso de su vida es esta: Nunca te apartes de lo que Dios te ha llamado a hacer en la Tierra. No importa cuál sea tu edad, tu generación no ha pasado hasta que salgas de la Tierra para entrar al cielo. Así que, si Dios te ha encomendado cumplir una comisión, haz que ella sea tu prioridad absoluta durante toda tu vida.
Sobre el autor:
Roberts Liardon es uno de los líderes cristianos más respetados de nuestra generación. Como autor, orador, líder espiritual, historiador de la iglesia, y humanitaria, que ha ministrado en más de 125 países. Sus libros han sido traducidos a más de sesenta idiomas, y más de quince millones han sido vendidos en todo el mundo.
Como adolescente, Roberts se inspiró para empezar a escribir y producir una serie de libros y vídeo tituladoGenerales de Dios , que narra la vida de los líderes cristianos protestantes. El primer volumen de pentecostales y carismáticos ministros fue un éxito inmediato, y con volúmenes posteriores Roberts se ha convertido en una autoridad reconocida en la historia de los movimientos protestantes.
En sus veinticinco años, Roberts construyó una de las iglesias de más rápido crecimiento en los EE.UU. y estableció su primera, Biblia universidad acreditada. A partir de este ministerio, fundada hace más de cuarenta iglesias y construyó cinco institutos bíblicos de todo el mundo. Él siempre ha ayudado a los pobres y necesitados a nivel local, a través de América, y en todo el mundo.
Recientemente, Roberts puso en marcha un nuevo programa de televisión llamado Generales de Dios con Roberts Liardon . Él sigue hablando a esta generación de cristianos e iglesias, ayudándoles a acercarse más a Dios, crecer en madurez espiritual, y el impacto en sus comunidades.
Este material fue redactado y pasado del original
con el fin de compartirlo con creyentes fieles dentro
de la iglesia, y no con fines de comercialización.
Pastor: Mario Pérez
01 de Octubre de 2013
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