Después
de yacer en el suelo durante un tiempo. Estas personas se pusieron de pie sin
dificultad, con rostros radiantes y gritando alabanzas a Dios. La hermana Etter
dijo que ella nunca había visto conversiones tan brillantes. Los ministros y
los ancianos lloraban y alababan al Señor por su "poder pentecostal". Y a partir de esa reunión el
ministerio de la hermana Etter estaría marcado por esta particular
manifestación que siempre seguía su predicación. Tras la cual cientos de personas
se entregaban a Cristo.
HABLANDO SOBRE LOS “TRANCES”
Los
"trances" se convirtieron en la comidilla del día. Cientos de personas
se agolpaban intentando probar ese poder, mientras otros se acercaban para observar
o burlarse. Cierta vez, quince médicos provenientes de diferentes ciudades,
aparecieron en una reunión con el objeto de investigar los trances. Uno de los
médicos era un líder mundial en su campo. La hermana Etter lo relata de esta
forma:
"Él no quería admitir que el poder
era de Dios, y habría sido muy feliz si hubiera podido comprobar que se trataba
de otra cosa. Vino a investigar... pero alguien
lo llamó a otra parte de la casa. Fue, esperando encontrar algo nuevo. Para su
sorpresa, encontró a su hijo en el altar, deseando que su padre orara por él.
Él no podía orar. Dios le mostró lo que era, y lo que estaba haciendo. Entonces
comenzó a orar por sí mismo. Mientras oraba cayó en trance, y vio los horrores
del infierno en el que iba a caer. Después de una terrible lucha Dios lo salvó,
y se fue a trabajar y ganar almas para Cristo"
La hermana Etter también habló de una
fiesta en la que varias jóvenes pensaban divertirse imitando caer en trance,
Pero inmediatamente el poder de Dios las atrapó, y sus burlas se convirtieron
en clamores por la misericordia de Dios.
Cierta vez, un hombre anciano que había
viajado por todo el mundo estaba de visita en un lugar donde María estaba
ministrando. Era un hombre religioso, por lo que decidió asistir a una de sus
reuniones, para satisfacer su curiosidad. Mientras participaba de la reunión,
hizo un comentario jocoso a sus amigos en relación con el poder que allí se
manifestaba. Lleno de orgullo, el hombre se acercó osadamente a la plataforma
para investigar. Pero antes que llegara al púlpito, fue "derribado al
suelo por el poder de Dios" y estuvo allí tendido durante más de dos
horas. Mientras estaba en este estado, Dios le mostró una visión del cielo y el
infierno. El hombre comprendió que debía elegir; inmediatamente eligió a Dios y
nació de nuevo. Entonces se levantó, alabando a Dios.
Lo único que podía decir este hombre al
salir del trance era que lamentaba haber pasado sesenta años perdido en la
religión, sin haber conocido personalmente a Jesucristo. Aun así, los periódicos y los ministros
incrédulos advertían a la gente que se mantuviera alejada de esas reuniones.
Decían que "hacían volver locas a las personas". Sin embargo, miles
de personas eran salvas, y muchas de ellas eran "derribadas al suelo,
cayendo como muertas", aun cuando iban camino a sus hogares. Se dice que
muchas personas también cayeron bajo el poder del Espíritu estando en sus casas
a kilómetros de distancia de donde se
realizaban las reuniones.
¿Qué son los "trances"? Son una
de las cuatro formas en que Dios se manifiesta en una visión.
- La primera forma
es una "visión interna". La figura que vemos en nuestro hombre
interior en nuestro hombre espiritual, nos será de gran bendición si hacemos
caso de ella.
- En segundo lugar, está la "visión abierta". Esta
visión se produce con los ojos abiertos. Es como ver la pantalla de un cine
abrirse delante de nosotros para mostrarnos la escena que Dios desea que
veamos.
- En tercer lugar, tenemos la "visión nocturna". Ésta es
un sueño que Dios nos da para mostrarnos algo determinado.
- La última clase de
visión es la "visión en trance".En esta visión las
capacidades naturales se congelan y de esa manera Dios puede ministrar todo lo
que sea necesario. Cuando las personas se levantaban después de haber tenido un
trance en las reuniones de la hermana Etter decían haber visto tanto el cielo como el
infierno.
La hermana Etter tenía un estilo
"diferente" por llamarlo de alguna manera, de los de los ministros de
su época. Jamás prohibía a la congregación que participara. Al contrario del
estoico orden eclesiástico de fines del siglo XIX, María estaba de acuerdo con
que la gente gritara, cantara, danzara y predicara. Creía que la expresión
emocional era importante, mientras fuera realizada con orden. Y creía que la
falta de manifestaciones físicas era una señal de apostasía.
¿FRENESI O CUMPLIMIENTO?
Creo que Dios está molesto con
algunas iglesias en la actualidad, porque se niegan a permitir que las personas
se expresen ante él con toda libertad. Si las personas no pueden expresarse
ante Dios, entonces Dios no puede moverse sobre sus vidas. Algunas personas
tienen miedo de expresar emociones en la iglesia. No tienen problema en hacerlo
en casa, o en un evento deportivo. Pero por alguna razón "religiosa",
creen que la iglesia debería ser silenciosa y serena.
Quisiera decirles algo: ¡El
cielo no es silencioso ni sereno! Algunas personas se van a llevar una tremenda
sorpresa cuando mueran y lleguen al cielo. Tendrán que aprender a regocijarse
con el resto de nosotros... ¡porque el cielo está lleno de vida y energía!
¡Tenemos mucho por qué gritar, tanto aquí como allí!
Nuestras iglesias deben tener un fresco
mover de Dios. Y nos guste o no un mover de Dios afecta las emociones.
"Bien, Roberts, realmente no creo que Dios esté en todo eso de la danza y
los gritos." Gritar y danzar no es cosa de Dios. Eso es simplemente una
respuesta totalmente libre a su poder. Escucha: ¿alguna vez has metido un dedo en
un enchufe? ¿Pudiste quedarte quieto? ¡Cuánto más cuando se trata del poder de
Dios! ¡Si Dios te toca, reaccionarás! Si me dices: "Bueno. ¿Y qué de los
que se van a los extremos?", te respondo: "¿Por qué nos preocupan
tanto los costados del camino cuando podríamos estar mirando directamente
adelante?"
Concéntrate en lo verdadero y lo falso se desvanecerá. Cuando el poder de
Dios venga sobre ti lo disfrutarás. Y
cuando disfrutas de algo lo demuestras.
Así que... aprende la verdad de lo que a Dios le agrada en sus adoradores. Y
hazlo.
Ahora me dices: "Bueno, es que la
gente va a comenzar a hablar de nosotros." Te respondo: "¿Y
qué?" La verdad vive más que la mentira. Cuando las personas no
comprenden, persiguen. La gente mintió acerca
de Jesús, pero él sigue vivo aún hoy. Cuando estas personas experimenten el
verdadero toque de Dios cambiarán de
idea.
"¿Y si perdemos dinero?"
Bueno... ¿acaso es nuestro dios el dinero? Quisiera recordarte que los billetes
no pueden salvar almas. El Espíritu Santo es quien atrae a la humanidad hacia
Cristo. Al obedecer al Espíritu, levantamos a Cristo. No hay dividendos ni
pérdidas económicas. Si eres un líder de iglesia. Dios te ordena que obedezcas
al Espíritu Santo y aprendas a andar en sus caminos. La Biblia dice que quienes
son guiados por el Espíritu son hijos de Dios (Romanos 8:14). ¡Entonces, deja
que él te guíe!
Si eres guiado por el Espíritu, habrá más
visiones en la iglesia. Debemos ser espiritualmente maduros para poder
enfrentar los problemas y los males espirituales. Las religiones de la Nueva
Era se han metido tan profundamente en el mundo espiritual equivocado que han hecho
que la iglesia tenga miedo de buscar las verdaderas manifestaciones del
Espíritu de Dios. El ámbito espiritual incluye tanto a Dios como a lo demoniaco,
y si el Espíritu Santo no es tu guía al entrar en él, estarás sujeto a lo
demoníaco. Pero los seguidores de la Nueva Era no entran al mundo espiritual
con Jesucristo. Vienen por sí solos. Y allí son engañados. No somos nada sin la
sangre de Jesús. Algunos tienen miedo de que si buscan a Dios en forma
sobrenatural, serán acusados de estar metidos en la Nueva Era. Si estás
siguiendo al Espíritu de Dios, él te mantendrá puro.
Así que, abre tu iglesia al mover de Dios,
y aprende de quienes han recorrido el camino antes que tú. Donde está el
Espíritu de Dios, hay libertad, y sí, también hay orden. Pero no estoy
hablando de los límites que se fijan por temor, por control denominacional. Las
personas anhelan ver a Dios y ser libres. Algunas cruzarán el continente para
escuchar a alguien que realmente conoce a Dios y las manifestaciones de su
Espíritu.
“LOS HACE CAER COMO TONTOS”
Para cuando la hermana Etter cumplió los
cuarenta años, era un fenómeno nacional. Varias denominaciones reconocieron su capacidad
para revivir las iglesias muertas, atraer a los inconversos, y movilizar a las
personas para un andar con Dios más profundo. Médicos, abogados, ebrios,
adúlteros... toda clase de personas fueron gloriosamente salvadas y llenas del
Espíritu Santo en sus reuniones. En 1885 después de una de sus reuniones, los
policías de una ciudad dijeron que nunca habían visto tan cambiada la ciudad.
¡Estaba tan limpia que no les había quedado nada para hacer!
Un periodista de un periódico
dijo de la hermana Etter:
"Es como si le hiciera zancadillas a
la gente. Cuando menos lo esperan, los hacer caer como tontos con alguna clase
de poder sobrenatural, y mientras están abajo aplica su presión hidráulica y
bombea la gracia de Dios dentro de ellos de a toneladas”.
Finalmente el Señor indicó a
María que comenzara a orar por los enfermos.
Al principio ella se resistía, pensando que esto desplazaría su llamado
evangelístico. Pero Dios continuó mostrándole claramente su voluntad, y ella
accedió. Estudió la Palabra y comenzó a predicar la voluntad divina sobre la
sanidad.
No le tomó mucho
tiempo descubrir que evangelismo y sanidad iban de la mano, mientras miles de
personas eran ganadas para Cristo luego de ver a otras ser sanadas. María
predicaba que las fuertes manifestaciones del Espíritu no eran "nada
nuevo; eran simplemente algo que la iglesia había perdido”. Y se
negaba a dejarse atrapar por las doctrinas favoritas de la época.
Ella sólo deseaba que el Espíritu Santo
hiciera su obra. Una vez en una reunión, una multitud de personas se agolpó
hacia la plataforma, gritando: "¿Qué debemos hacer?"
María nos relata el fin de la historia:
“Todos
cayeron bajo el poderoso viento del Espíritu Santo, que cubrió a los hijos de
Dios hasta que sus rostros brillaron como el de Esteban cuando sus enemigos
dijeron que parecía un ángel. Muchos recibieron dones; algunos para el
ministerio, otros como evangelistas, otros de sanidad, y cientos de pecadores recibieron
el regalo de la vida eterna"
En otra reunión, más de veinticinco mil
personas se reunieron para escuchar a la hermana Etter. Recordemos que en esa
época. ¡No existían los micrófonos! María escribió que aún antes que ella
terminara de predicar, el poder de Dios cayó sobre la multitud y se apoderó de
aproximadamente quinientas personas que cayeron al suelo.
EL SALVAJE, SALVAJE oESTE
Naturalmente, la vida de la hermana Etter
estuvo marcada por gran persecución. Había problemas a la vuelta de cada
esquina, sin mencionar las presiones provenientes de liderar tan enormes masas de
personas que estaban experimentando sus primeras manifestaciones del Espíritu.
Además de todo esto. María era una mujer que trabajaba en el ministerio... y a
la cual su marido le era infiel.
La infidelidad de P. H. Woodworth se
reveló mientras María ministraba en su controvertida cruzada en Oakland.
California. La hermana Etter decidió abandonarlo, y durante el tiempo que duró
la cruzada se alojaron en cuartos separados. Finalmente después de veintiséis
tormentosos años de matrimonio, en enero de 1891, se divorciaron. Menos de un
año y medio después. P. H. Woodworth volvió a casarse y calumnió públicamente
el carácter y el ministerio de María. Poco después, el 21 de junio de 1892
murió de fiebre tifoidea.
A
pesar de su accidentada relación con este hombre. María apartó tiempo de sus
ocupaciones ministeriales y viajó para estar presente en su funeral. Se dice
que no sólo asistió al mismo, sino que
también tuvo una participación en el culto.
María sufrió las más grandes pruebas
mientras ministraba en la costa oeste. Ella creía que el Oeste podía ser ganado
para Dios, así como había ocurrido con el Oeste Medio. Por eso, en 1889, llegó
a Oakland y compró una carpa con capacidad para ocho mil personas sentadas.
Pronto la carpa se llenó de personas que venían a ver los trances, escuchar
sobre las visiones y observar todas las otras manifestaciones del Espíritu
Santo.
Pero María también sufrió gran persecución
en la Costa Oeste. Los grupos de matones, o "pandillas", como hoy los
conocemos, comenzaron a molestar en sus reuniones. Varias veces estos hombres colocaron
explosivos en las estufas a leña... y milagrosamente nadie sufrió lesiones
nunca. Una vez, una tormenta de viento rasgó la tela de la carpa durante una
reunión. María recibía amenazas de muerte todas las semanas: los periódicos la
atacaban sin descanso; y los ministros estaban divididos en su opinión sobre
ella. Ciertas personas con malvadas intenciones, llevaban enfermos mentales a
sus reuniones sabiendo que ellos causarían grandes escenas emocionales.
Esto sucedió tantas veces que muchos
incautos creyeron que eran las reuniones de María las que volvían insanas a
estas personas y dado que muchos malinterpretaban su teología, los ciudadanos
pedían todos los días a las autoridades que clausuraran la carpa. Pero María se
negaba a dejar la ciudad hasta que sintiera que Dios había terminado su obra
allí.
Cuando parecía que las pandillas
comenzaban a dominar las reuniones, el Departamento de Policía de Oakland envió
"guardianes", encargados de mantener fuera los elementos indeseables,
para proteger los cultos. Pero esto produjo más descontrol, ya que los
guardianes no tenían gran experiencia ni en carácter ni en sentido común.
Otro problema fue la extraña profecía que
vino de María, diciendo que la Costa sería azotada por un desastre que la destruiría.
Después que pronunció esta profecía, los periódicos convirtieron a María en una
delincuente común. Tergiversaron y exageraron la profecía a tal punto que ya no
se sabía qué era lo que ella había dicho realmente.
Luego, como era de esperarse, otros
hombres y mujeres que se ocupaban de copiar falsamente los dones del Espíritu se
subieron al "tren de la profecía". Engañadas por el enemigo, estas personas
profetizaron cada vez más condenación y desastre para la Costa Oeste, causando
grandes controversias.
La hermana Etter tenía a muchos ministros
prominentes a su favor, y muchos otros en su contra. Uno de estos últimos era
John Alexander Dowie. Mientras ella estaba en la Costa Oeste, Dowie se sumó a
los que la criticaban y atacó públicamente su "evangelismo por trance",
diciendo que era un gran engaño. No
había otro ministerio excepto el de María, que se comparara al suyo propio en
sanidades y popularidad, por lo que muchas veces se refería a ella cuando
hablaba de los abusos.
Sólo una vez la hermana Etter se defendió públicamente contra
Dowie. Y lo hizo con estas palabras:
"Después
de decir, en nuestra reunión, delante de miles de personas, que nunca había
visto tal poder de Dios, tan maravillosamente manifiesto, y después de decir a
toda su gente que me apoyara, fue por toda la costa predicando en contra de mí
y de mis reuniones, hasta terminar con todas sus obras misioneras. Su única
objeción era que algunas personas caen bajo el poder de Dios en nuestras
reuniones.
"Disertó
en mi contra dos o tres veces en San Francisco, y dijo que yo estaba asociada
con Satanás. Muchos fueron a escucharlo... pero decía tales cosas que muchas
personas se retiraron, disgustadas, mientras él aún hablaba. Yo dije a la gente
que había sido amiga suya, y que lo había tratado como a un hermano, y que él
no estaba luchando contra mí, sino contra el Señor y Su Palabra. Siempre les
dije que lo dejaría en manos de Dios y que yo continuaría con mi trabajo para
el Señor.
"Les
dije que observaran y se fijaran cuál sería el fin de cada uno, y entonces
verían que él terminaría en desgracia, y que yo estaría aún viva cuando él
muriera"
La hermana Etter vivió diecisiete años más
que Dowie. Puede decirse que María cometió algunos errores en su cruzada en
Oakland. Y no es de extrañarse con todos los ataques que se planeaban en su
contra. Pero debemos recordar que en 1906, la ciudad de San Francisco vivió el
terremoto más devastador de la historia de los Estados Unidos, y la profecía de
la hermana Etter había sido dada en 1890.
La hermana Etter también se hizo de varios
buenos amigos allí. Una de ellos era Carrie Judd Montgomery. Esta había venido
desde la Costa Este para realizar reuniones en California. Las dos se reunieron
y comenzaron una amistad que duraría toda la vida. Carrie y su esposo, George
participaron activamente en el desarrollo del movimiento pentecostal y fundaron
el "Hogar de Paz" en Oakland. Este matrimonio apoyó firmemente a
María durante todo su ministerio.
“UN REGALO DE DIOS”
Durante esta fase de la vida de la hermana
Etter, también hubo algunos momentos de frescura. Además de las amistades que
María había hecho, Dios no deseaba que ella llevara sola el manto del
ministerio. Llevó algo de tiempo, pero diez años después de su divorcio, conoció
a un hombre maravilloso de Hot Springs, Arkansas, llamado Samuel Etter. Dios le
envió el compañero perfecto. Se casaron en 1902. La hermana Etter tenía un gran
respeto por este caballero y muchas veces se refería a él diciendo que era
"un regalo de Dios". Tiempo después escribiría sobre él:
"Estuvo
valientemente a mi lado en la batalla más difícil, y desde el día que nos
casamos, jamás ha retrocedido. Él defiende la Palabra y todos los dones y operaciones
del Espíritu Santo, pero lo hace sin fanatismo ni necedad. No importa lo que yo
le pida que haga. Ora, predica, canta y es muy bueno para trabajar en el altar.
El Señor sabía lo que yo necesitaba, y él fue quien lo preparó todo, por su
amor por mí y por la obra"
Tres años después de casarse con Samuel
Etter, María desapareció del ministerio público y se mantuvo en silencio
durante los siguientes siete años. Jamás se ha descubierto la razón de este
largo silencio. Pero cuando emergió, siete años después, tenía tanto poder como
antes, y ahora tenía el apoyo y el amor de un maravilloso esposo. Samuel Etter
amó y cuidó fielmente a María. Él era quien manejaba las reuniones por dentro y
por fuera, y quien coordinaba todos sus escritos y la distribución de sus
libros. El ministerio de la hermana Etter publicó varios libros:
1. (Vida, obra y experiencia de María Beulalz Woodwortlz,
evangelista).
2. (Maravillas y milagros producidos por Dios en el ministerio
de la Sra. M. B. Woodwortlz-Etter durante cuarenta años)
3. (Señales y maravillas producidos por Dios en el
ministerio de la Sra. M. B. Woodworth-Etter durante cuarenta años)
4. Cancioneros.
5. (Preguntas y respuestas sobre la sanidad divina).
6. (Hechos Del Espíritu Santo). Luego publicado bajo el
título de (Diario de Señales y maravillas).
Algunos de los libros de la hermana Etter
fueron reeditados varias veces, y algunos fueron traducidos a otros idiomas.
Aunque tenemos una gran variedad de libros cristianos en el mercado, en la
actualidad, los libros de la hermana Etter son muy escasos. Personalmente. Me han
ofrecido miles de dólares por mi colección privada, que no he aceptado. En mi
opinión, lo que la hermana Etter ha escrito no puede ser comprado con ninguna
suma de dinero.
De esta manera, Samuel Etter (esposo,
amigo, editor, administrador y ayuda en el ministerio), el "regalo de Dios”.
Encontró paz en su puesto de apoyo al ministerio de su esposa. Una capacidad
muy difícil de hallar y un carácter notable para un hombre. Por lo tanto, fue una
parte vital del ministerio de María en prácticamente todas las áreas hasta el
momento de su muerte, doce años después.
PERSECUCION, PROBLEMAS, JUICIOS Y CARCELES
María fue la única evangelista líder del
Movimiento de la Santidad que adoptó la experiencia pentecostal de hablar en
lenguas. Hoy la llamaríamos una predicadora "de la Santidad
Pentecostal". Adoptó la doctrina de la Santidad, así como la doctrina
pentecostal del hablar en lenguas. Muchos ministros no comprendían las
manifestaciones del Espíritu Santo, ni comprendían su doctrina respecto de
ellas. Y María se defendía a sí misma en público tan raramente, que cuando lo
hacía todos lo notaban. Generalmente ella decía que no había sido llamada a
defenderse a sí misma, sino a llevar a otros a Jesucristo.
La hermana Etter mostraba una
fortaleza invencible para avanzar a pesar de la oposición. Cuando la acosaban
situaciones en que su misma vida estaba en peligro, se negaba a abandonar una
ciudad hasta haber terminado su trabajo. Y nunca tenía miedo de peligros
desconocidos, porque sabía que el Señor lucharía por ella. Muchas veces, hombres
rudos se abrían paso en sus reuniones y causaban alboroto, porque alguien les
había pagado para hacerlo. Otros lo hacían por voluntad propia. Una vez, María
escribió:
"He estado en grandes peligros; muchas
veces no sabía si me atacarían con armas de fuego, estando en el púlpito o
camino a alguna reunión, o de regreso... Pero dije que jamás correría, ni voy a
ceder. El Señor siempre puso su enorme poder sobre mí, quitándome así todo
temor, y me hizo como un gigante... Si alguien hubiera tratado de dispararme, o
matarme, Dios lo habría matado, y algunas veces yo misma se lo dije a
ellos"
Uno de estos hombres vino a la reunión y,
decidido a interrumpirla, se acercó a unos tres metros de la plataforma y
comenzó a derramar una corriente de palabras soeces y juramentos. Pero
entonces, repentinamente, su lengua se negó a obedecerle, mientras "un
extraño poder parecía atar sus cuerdas vocales". Totalmente protegida por
el poder de Dios, María parecía no haberse dado cuenta de la presencia de ese
hombre. Más tarde, cuando dos periódicos importantes fueron a entrevistar al
hombre, aún sacudido por la experiencia, este les contestó: "Vayan y
averigüen por sí mismos".
María fue arrestada cuatro veces durante
su ministerio, pero tres de estas citaciones nunca llegaron a la corte. Nueva
Inglaterra fue el único lugar en que fue arrestada y llevada ante un tribunal.
El juicio en su contra, realizado en Framingham, Massachusetts, estaba basado en
la acusación de que ella practicaba ilegalmente la medicina e hipnotizaba a las
personas haciéndolas caer en trance.
Fue un gran espectáculo para la causa de
Cristo. Muchas personas atestiguaron en su favor, relatando testimonios
personales que podrían haber sido tomados del Libro de los Hechos. El gran
escritor y fundador del Instituto Bíblico Bethel, E.W. Kenyon, fue uno de los
testigos. Kenyon luego tendría su propio y gran ministerio de enseñanza y
sanidad. Fue un autor prolífico. Muchos de sus libros son utilizados como
textos en institutos bíblicos de todo el mundo.
El amor que María sentía por las
diferentes culturas también fue causa de persecución racial. Ella amaba a las
comunidades africano americanas y americanas nativas tanto como amaba a los
blancos. Predicó muchas veces para iglesias negras, ayudaba a sus pastores, y apoyaba
sus campañas evangelísticas. También iba a una reservación india, donde se
quedaba durante semanas costeándose sus propios gastos. Todas las clases
sociales eran bienvenidas en su hogar: ricos o pobres, de igual manera. La
hermana Etter amaba a todos.
“NADA QUE NO FUERA UN CIRCO”
Todos los actos ministeriales de María
Woodworth-Etter no pueden condensarse en un único libro. Era una dínamo espiritual
pero muy humilde; alguien que "parecía una abuela común, pero ejercía una
autoridad espiritual tremenda sobre el pecado, la enfermedad y los
demonios". La hermana Etter no podía atender todas las invitaciones que
recibía para ministrar. Y las que sí aceptó crearon una conmoción nacional que
jamás ha sido silenciada.
Una de estas reuniones fue planeada por el
entonces joven pastor F. F. Bosworth en Dallas, Texas. Sus escritos sobre las
espectaculares reuniones que se prolongaron de julio a diciembre sacudieron al
mundo. Como consecuencia. Dallas se convirtió en un centro del avivamiento pentecostal.
Una noche, tres ministros muy solemnes
asistieron a la reunión. Dado que no quedaban lugares libres para sentarse, los
predicadores que estaban sentados en la plataforma les cedieron sus asientos.
Contra su voluntad, los "solemnes" aceptaron. El culto avanzó, y el
poder de Dios se manifestó con su acostumbrada fuerza. Entonces, repentinamente,
uno de los pastores "almidonados" cayó de su silla y quedó
tendido, inmóvil, en el suelo. Los otros
dos intentaron ignorarlo. Pero pocos minutos después, el segundo pastor también
cayó al suelo, sin poder evitarlo, y luego el tercero cayó también. Los tres
estuvieron en el suelo, bajo el poder de Dios, durante más de tres horas.
Finalmente, uno por uno, se levantaron, se sacudieron el polvo, y totalmente
aturdidos, se dirigieron hacia la salida.
Miles de personas venían a Dallas, algunas
luego de recorrer más de 3.200 kilómetros, trayendo personas enfermas y
afligidas para ser sanadas. Un hombre había sufrido una caída y se había roto
tres costillas. Apenas podía mantenerse de pie a causa del dolor. La hermana Etter
le impuso las manos e hizo la oración de fe, e instantáneamente, los huesos que
habían quedado doblados hacia adentro se colocaron en su lugar. Al principio,
el hombre retrocedió cuando María lo tocó, pero al darse cuenta de que el dolor
y la hinchazón habían desaparecido, acabó golpeándose el pecho con los puños.
Otro hombre, que sufría de tuberculosis, fue traído en una camilla. Su estado
era desesperante, ya que también sufría de una fístula, una herida abierta que
había causado un gran hueco en su cuerpo. Pero cuando María oró, el poder de
Dios golpeó a este hombre. Se levantó de un salto y comenzó a correr delante de
la multitud. Luego volvió a su casa, sentado en el vehículo, como los demás, y
a partir de ese día comenzó a engordar dos kilos diariamente.
El cáncer había carcomido todo un lado del
rostro de un hombre. Era tan doloroso, que tuvieron que retirarlo de la primera
reunión a la que asistió. Pero cuando la hermana Etter le impuso las manos y
oró, el poder de Dios cayó sobre él. El dolor, la rigidez y el ardor desaparecieron
inmediatamente. De repente, pudo girar el cuello de un lado a otro, y luego se
levantó y predicó a la congregación.
Una noche, tres personas que habían sido
sordomudas y que no se conocían entre
sí, se reunieron frente al altar,
llorando, abrazándose y gritando porque Dios había abierto sus oídos y les había
dado el habla. Muchos otros que los observaban, lloraban mientras se acercaban
al altar para conocer a Dios y ser salvos. Uno de los tres que había sido sordomudo
testificó diciendo:
"Cuando
la hermana Etter puso su dedo en la base de mi lengua y luego en mis oídos,
ordenando que el espíritu “sordo y mudo” saliera. Dios abrió instantáneamente mis
oídos y me dio la voz".
Una mujer sufría de cáncer y tuberculosis
al mismo tiempo. Era como un esqueleto vivo. Los mejores médicos de DalIas la
habían atendido y habían declarado que no tenía esperanzas. Fue traída en una
camilla, y muchos pensaron que moriría antes que la hermana Etter llegara a su
lado. Cuando María oró por ella, ¡la mujer fue instantáneamente sanada y saltó
de la camilla gritando! Esta mujer volvió a cada una de las reuniones
siguientes y se sentaba con los demás. Aunque aún estaba muy delgada, los que
la conocían decían que estaba ganando peso y su salud mejoraba día a día.
El gran pastor y evangelista de la
sanidad. F. F. Bosworth, escribió sobre las reuniones en DalIas:
"Noche
tras noche, tan pronto como se hacía la invitación, todo el espacio disponible
de catorce metros alrededor del altar se llenaba con tantas personas que
sufrían de enfermedades y afecciones y tantos otros que deseaban ser salvos y bautizados
en el Espíritu Santo, que era difícil abrirse paso entre todos ellos".
En cada reunión había una demostración del
poder del Espíritu tal como nunca se ha visto en nuestra generación. Un
periodista de Indiana escribió: "Vehículos de todas clases comenzaron a
entrar a la ciudad a hora temprana... nada que no fuera un circo o un mitin
político atrajo tanta gente antes”. Otro escribió que era la primera vez que su
comunidad de Iowa pudiera recordar en que una reunión religiosa había
"desplazado a una buena función". Según él, aun "las personas que
tenían abonos en el teatro de ópera local fueron a la reunión en la carpa para ver qué era eso que se había llevado todo
su público”.
LA CUESTION QUE PROVOCO LA DIVISION
Un respetable hombre de negocios cristiano
de Los Ángeles, el Sr. R. J. Scott, visitó Dallas mientras se estaban
realizando estas reuniones. Él y su esposa habían sido bautizados en el
Espíritu Santo en el avivamiento de Azusa. Pero para este momento, la mayoría
de los participantes de dicho avivamiento se habían dispersado. Scott estaba buscando
una forma de llevar una obra sobrenatural, unida, a Los Ángeles. Había oído
sobre las sanidades milagrosas y había venido a ver si eran ciertas. y si la
doctrina de María coincidía con la suya. Lleno de gozo por lo que había
experimentado, decidió pedirle a María que fuera a Los Ángeles para tener lo
que él pensaba que sería "un campamento de ensueño". Él creía que
María tenía el poder que Los Ángeles necesitaba. La hermana Etter aceptó ir.
Como era de imaginarse, miles de personas
llegaron en tropel a Los Ángeles para la campaña. Las reuniones se extendían
durante todo el día y casi toda la noche. Miles de personas llegaban de todas partes
de los Estados Unidos, levantaban carpas y acampaban allí. En realidad, llegó a
haber tantas carpas, que hubo que definir "calles" tentativas, con
nombres como "Avenida de Alabanza", "Camino Aleluya", o "Avenida
de la Gloria". Esto hacía que fuera mucho más fácil ubicar dónde estaba
situada una carpa...
Aunque los resultados de la campaña fueron
fenomenales, esta Campaña Mundial de Los Ángeles (Campaña Azusa/Arroyo Seco) en
1913 también fue conocida como origen de la cuestión que dividió al naciente
movimiento pentecostal. Fue aquí que surgió el debate sobre "Sólo
Jesús", la "unicidad", o "el nuevo tema". La enseñanza
provino de John G. Scheppe, un hombre que pasó una noche en oración durante la
campaña. Scheppe creyó que había visto algo nuevo sobre el uso del nombre de
Jesús, y corrió por todo el campamento compartiéndolo con otras personas. Como
consecuencia, la gente comenzó a bautizar "sólo en el nombre de
Jesús", en la Costa Oeste, y a decir que si alguien había sido bautizado
en nombre de la Trinidad, debería ser rebautizado. Esta enseñanza dividió al
movimiento pentecostal. La "campaña soñada" de R. J. Scott había sido
preparada para promover la unidad en el cuerpo de Cristo. Por el contrario, produjo
una de las más grandes divisiones conocidas en esta generación
Pronto, el movimiento pentecostal se
dividió en varios otros grupos que ponían énfasis en diversas doctrinas. La
hermana Etter intentó mantenerse apartada de estos temas. Ella creía que lo más
importante era advertir a los pecadores que Jesús regresaría pronto, por medio de
la predicación de su Palabra con señales y maravillas. Y así lo expresó de la
mejor manera en un sermón titulado :
"No descuides el don que hay en
ti", en el que decía:
“Sus
embajadores deben terminar con todas estas contiendas, todas las teorías que
causan división deben ser dejadas de lado; este continuo machacar en “la obra
terminada” o “la santificación”, que produce antagonismo a los santos, debe
concluir. Pablo dice que la predicación debe ser con manifestación del Espíritu
Santo y poder... Que la Palabra salga con demostración y poder, para que la
gente pueda ver lo que Dios tiene para ellos".
La hermana Etter adoptó la política de
predicar solamente en reuniones donde no se hablaba de doctrinas"
divisorias". Años más tarde, sostuvo que la posición que apoyaba la
"unicidad" era" el mayor engaño que jamás haya inventado el
diablo".
“NOS ELECTRIZABA”
Es comprensible que María tuviera
emociones mezcladas en relación con la campaña en Los Ángeles. Se la había
anunciado como la oradora principal, y miles de personas venían de todas partes
de los Estados Unidos para estar presentes en sus reuniones. Pero debido a la
controversia política, los ministros varones tomaron el control, y la hermana Etter se vio obligada a ministrar
solamente por las mañanas. Los hombres tomaron las reuniones de la tarde y la
noche, principalmente para exponer sobre la nueva doctrina de la
"unicidad". La presionaban para que terminara sus reuniones matutinas
más temprano, para que pudiera comenzar el predicador de la tarde. Y a pesar de
todo esto, cientos de personas fueron milagrosamente sanadas. Se dice que
cuando el tiempo que le correspondía estaba por terminar, la hermana Etter
simplemente levantaba las manos hacia el cielo, mientras salía de la tienda, y
en ese momento, muchos eran sanados. Un jovencito recordaba: "Ella
levantaba sus pequeñas manos y el poder de Dios nos electrizaba".
Los inválidos se levantaban de sus lechos
de enfermedad; los sordos oían: los ciegos veían: los que sufrían de artritis
eran sanados instantáneamente: los tumores eran destruidos: la hidropesía se
esfumaba. En pocas palabras, toda forma de enfermedad y dolencia que se atreviera
a mostrarse en las reuniones de la hermana Etter debía inclinar su rodilla ante
Jesucristo y se desintegraba en el fuego del Espíritu. Y todo esto a pesar de
las divisiones doctrinales.
Elizabeth Waters recuerda estas reuniones
de esta forma:
"Recuerdo
como si fuera ayer, que mi amiga y yo empujamos a mi madre en su silla de
ruedas a lo largo de seis o siete largas cuadras... Dos hombres grandes
llevaron la silla hasta delante del púlpito circular que ya estaba rodeado de
sillas de ruedas. Hacía tanto calor que mi madre nos rogaba que la lleváramos a
casa, pero yo insistí en que nos quedáramos. Gloria a Dios, porque la señalaron
para subirla a la plataforma, donde esa hermosa y pequeña dama que jamás
olvidaré, habló a mi madre. La vi contestar sacudiendo la cabeza y entonces
ella [la hermana Etter] la golpeó en el pecho (a mí me pareció que la había
golpeado muy fuerte). Fue como si un rayo la atravesara, se levantó de un salto
y salió corriendo y saltando llena de gozo. Toda la gente gritaba; dudo que
hubieran visto algo así antes. Vimos muchos más milagros. Casi tuvimos que atar
a mi madre a la silla para regresar a casa. Ella quería caminar, pero estaba
débil, porque había estado confinada a su cama durante dos años. Cuando
llegamos a casa, mi abuela y algunos vecinos nos esperaban. Mi madre se levantó
de la silla de ruedas y subió las escaleras. Todos gritaban y lloraban. A
partir de ese día, mi madre fue completamente sana, recuperó peso, y amó al
Señor".
Debido a las campañas de DalIas y de Los
Ángeles; la hermana Etter continuó siendo una evangelista líder durante el
resto de su vida, y aunque amaba la vida itinerante. Dios tenía otros planes
para ella. Aún no había terminado de escribir las páginas de la historia.
CUENTOS DEL TABERNACULO
Después de cuarenta y cinco años de
ministerio, y de haber predicado miles de sermones de costa a costa del país.
María escuchó la voz de Dios diciéndole que construyera un tabernáculo en el
oeste de Indianápolis. Muchos le habían pedido que construyera un lugar permanente
donde pudieran ir en cualquier momento a recibir su ministración. Había
recibido ofrecimientos de todas partes de los Estados Unidos para establecerse
allí, pero ella eligió Indiana por su ubicación central. Según el estilo de la
hermana Etter, el Tabernáculo fue un modelo para las iglesias pentecostales de
hoy. María construyó la iglesia contigua a su hogar, y ministró allí durante
los últimos seis años de su vida.
En ese momento había pocas iglesias
grandes. Así que cuando la hermana Etter levantó ese edificio con capacidad
para quinientas personas, no fue poco trabajo. Durante todo su ministerio.
María jamás presionó a la gente para que aportara dinero. Pero para construir
este Tabernáculo, envió cartas pidiendo ayuda económica. El dinero llegó y el
edificio comenzó a cobrar altura. Fue dedicado el 19 de mayo de 1918, y hasta
la fecha, sólo otra mujer ha sobrepasado su capacidad para" construir
iglesias". Se trata de la evangelista que emuló en gran medida el estilo
de María: Aimee Semple McPherson.
La hermana Etter utilizó el Tabernáculo
como su base. María tenía una capacidad especial para elegir a los
colaboradores que contribuirían al avivamiento. Como consecuencia, la iglesia
permanece aún hoy (aunque ubicada en otro lugar) y está afiliada a las
Asambleas de Dios. Gente de todas partes de los Estados Unidos se acercó para
asistir a esta iglesia, y muchos quedaron en ella como fieles miembros.
Un
hombre recordaba que "la gente se acercaba hacia el altar y caía al suelo
antes de llegar". Este hombre dijo que nunca vio que se utilizara la
sugestión ni que se empujara a las personas: "Era de Dios. La hermana
Etter no hacía nada falso".
Una historia increíble ocurrida en el
Tabernáculo fue protagonizada por una familia rumana. La hija de esta familia
sufría de tuberculosis, y dos mujeres pentecostales habían ido a su casa para
orar por ella. Al descubrir que su hija había sido sanada después de esta
oración, la familia buscó una iglesia pentecostal donde congregarse y encontró
el Tabernáculo.
Durante el primer culto, una mujer que había
sido milagrosamente sanada de cáncer se puso de pie, y dio un mensaje en
lenguas que duró veintiocho minutos.
Algunos se preguntaban por qué la hermana Etter permitía que esa mujer
hablara con tanta libertad en el Espíritu durante un tiempo tan largo. Pero la
respuesta llegó el domingo siguiente, cuando se supo que esta mujer había
hablado en rumano, un idioma que jamás había oído y naturalmente, nunca había
aprendido.
Esta pequeña familia rumana recibió un
mensaje de Dios en su propio idioma, y se quedaron sentados, escuchando,
totalmente abrumados. El padre era el único que hablaba inglés. Se ha dicho que
María y los miembros del Tabernáculo "aprendieron a esperar
experiencias como esa, de la misma manera que algunas congregaciones saben que
se va a cantar la doxología al final de un culto”.
Otra historia ocurrida en el Tabernáculo
se refería a la sanidad de un niño que tenía tuberculosis y al que se le había
desarrollado un tumor del tamaño de un puño. Cuando su madre lo llevó a María,
esta dijo: "Simplemente lo cortaremos con la Espada del Espíritu".
Con estas palabras, la hermana Etter tomó su Biblia y golpeó al niño en el
cuello, y este fue sanado.
EL ENCUENTRO DE DOS GRANDES
Una de mis historias favoritas
relacionadas con el Tabernáculo es la que relata el encuentro entre María
Woodworth-Etter y Aimee Semple McPherson. En ese momento, Aimee era aún una
evangelista itinerante. Ella amaba verdaderamente a la hermana Etter y deseaba intensamente
reunirse con ella y asistir a una de sus reuniones. En mi opinión personal,
creo que Aimee devoraba todo lo que pudiera leer sobre la hermana Etter, y que
fortaleció su propio llamado con el coraje que María demostraba.
Había habido una cuarentena debido a la
gripe en la ciudad de Indianápolis, hasta que llegó el "Coche del
Evangelio" de Aimee. La cuarentena se levantó la noche en que ella llegó,
y Aimee lo atribuyó a la voluntad de Dios. El 31 de octubre de 1918. Aimee escribió
en su diario:
"Durante
años he tenido el deseo de ver a la hermana Etter, y he hablado sobre esto con
mayor frecuencia en los últimos meses. Mi anhelo era escucharla predicar y
estar en sus reuniones... Mañana el tabernáculo de la hermana Etter estará
abierto y yo cumpliré el deseo de mi corazón. ¡Gloria!"
Después de asistir a la reunión, Aimee
escribió:
"Nos
gozamos y alabamos juntas a Dios. El poder de Dios cayó... y derramó sobre
nosotras sus bendiciones"
La hermana McPherson salió de Indianápolis
al día siguiente, regocijándose, sin duda, en el camino hacia su propio destino
divino: California. Sólo podemos imaginar los hermosos recuerdos que
seguramente le habrán quedado de su encuentro con María.
Aunque no hay registro oficial de lo que la
hermana Etter pensaba de Aimee, su compañera de viajes. Bertha Schneider, sí
hizo un comentario al respecto. En cierta ocasión, la hermana Etter y Aimee
estaban en la misma ciudad. Era su noche libre, por lo que el grupo de la
hermana Etter asistió a un culto de Aimee. Pero María decidió no ir. La razón,
según la señora Schneider, fue que "la hermana Etter expresaba su
preocupación por la dirección que estaba tomando el ministerio de Aimee, con
representaciones teatrales y otras atracciones populares". Personalmente,
creo que dado que la hermana Etter era de trasfondo de la Santidad, su
preocupación era genuina, no crítica.
Muchos grandes predicadores de la época
visitaron el Tabernáculo. Aunque no hay documentos que prueben que la hermana
Etter haya conocido al legendario evangelista británico Smith Wigglesworth, muchos
creen que él fue un discípulo de su ministerio. Se cree que él tomó varios de
sus lemas de la hermana Etter. Y Wigglesworth condujo una serie de reuniones en
el Tabernáculo después de la muerte de María, en 1925.
Quizá estas historias intimiden a algunos
de los que leen este libro. Comprendan que Dios está restaurando lo
sobrenatural en su iglesia, en el día de hoy. Algunos de los que leen tienen
miedo. Dios les ha dicho que oren por los enfermos en sus iglesias, y no lo han
hecho. Quizá no saben mucho sobre la voluntad de Dios para la sanidad. Quizá se
sienten confundidos. La voluntad de Dios es que el hombre sea libre. Él vino
para destruir la obra del diablo, no para tolerarla o vivir soportándola. La
iglesia de hoy debe aprender a manejar al destructor y dar vida a las personas.
Son demasiados los que permanecen dentro
de los confines de una doctrina "confortable" o una teología que les
permite "elegir". Dios desea que todo el consejo de su Palabra sea
predicado y demostrado a las personas. Por eso Jesús dio su sangre. Comienza a
leer el Libro de los Hechos, y aprenderás sobre las personas que demostraron el
Espíritu Santo y la oposición que causaron. Como los apóstoles, la hermana
Etter permaneció fiel a todo el consejo de Dios durante toda su vida, a pesar
de las presiones y la persecución, y nosotros debemos hacer lo mismo. Ella nos
ha pasado la antorcha, y nosotros debemos llevarla con fidelidad.
LA QUE MARCO EL CAMINO
El verano de 1924 fue difícil para María.
A los ochenta años de edad, con una salud deteriorada por la gastritis y la
hidropesía, recibió una noticia que le destrozó el corazón. Su única hija,
Lizzie, de sesenta años, había muerto en un accidente automovilístico. Ahora
toda su familia inmediata había ido a descansar con el Señor. Y aunque era de
edad avanzada y frágil, María todavía pudo reunir fuerzas suficientes para
plantarse frente al púlpito y conducir el funeral. En su mensaje exhortó a los
presentes a tener fe en Dios y mirar a los cielos, no a la tumba.
Durante ese año, hubo momentos en que la
hermana Etter estaba tan débil que no podía caminar. Pero eso no impedía que
predicara. Si no podía caminar, pedía a alguien que la llevara detrás del
púlpito. Finalmente, el Tabernáculo le regaló una gran silla de madera.
Entonces, cuando ella estaba demasiado débil para caminar, algunos hombres fuertes
llevaban su silla de la iglesia a su casa, la sentaban en ella, y la llevaban a
la iglesia. Tan pronto como sus pies tocaban la plataforma, el Espíritu de Dios
la reanimaba y podía caminar por todas partes, predicando y ministrando en el
poder sobrenatural de Dios. Cientos de personas son testigos de cuán débil parecía,
y cuán increíblemente fuerte estaba sobre la plataforma. Al final del culto,
los hombres volvían a sentarla en su silla para llevarla a su casa.
La fe de la hermana Etter hizo que
continuara., aun cuando muchos se habrían dado por vencidos. Recordemos que
para este tiempo la hermana Etter tenía ochenta años. No había aviones, y muy
pocas comodidades, en esa época. No había aire acondicionado ni todas las
facilidades modernas. Ella había viajado por todo el país en coches pequeños y
trenes, y muchas veces, cuando el dinero escaseaba o no le daban alojamiento,
había dormido en carpas. Pero eso no le importaba.
Tres semanas antes que muriera, el Señor
reveló a María que "faltaban sólo unos pocos días para que partiera"
a recibir su recompensa. Durante este tiempo, una mujer le trajo flores, y la
hermana Etter le respondió: "Pronto estaré donde las flores florecen
para siempre". Varias veces hasta predicaba a las personas que iban a
visitarla en su hogar.
Al morir María, Agust Feich, uno de sus
colaboradores, escribió:
"Unos
pocos días antes de fallecer, me llamó a su lado, tomó mi mano y me dijo:
'Hermano Feich. ¿Comprende usted que voy a seguir el camino de toda carne'? Mi
respuesta fue: .Sí, madre', a lo cual ella contestó: Usted ha sido muy fiel en
su ministerio conmigo durante todos estos años. Ahora confío en que la
bendición de Dios descanse sobre usted: pronto ya no me tendrá más a su lado
para ayudarle".
El final de María Woodworth-Etter llegó
sin luchas, mientras ella se hundía lentamente en un profundo sueño:
"Tenía
buena vista para una persona de su edad. Sus facultades mentales fueron agudas
hasta el final. No hubo ni un momento en toda su enfermedad en que no pudiera
charlar tranquilamente con alguien de cualquier tema que surgiera. Los santos
que la rodeaban entraban libremente en todo momento para verla y hablar con ella. Algunos venían
guiados por el Espíritu para orar por ella; otros, para que María orara por
ellos. Ella imponía las manos sobre los enfermos y oraba por los necesitados, y
esto lo hizo hasta el final. Lo hacía, sabiendo que al mismo tiempo sus propias
fuerzas se escapaban sin remedio. Ella dijo repetidas veces durante su
ministerio que prefería gastarse por Jesús a herrumbrarse.
Antes de morir, a los ochenta años, María
había enterrado a sus seis hijos y dos esposos; había predicado miles de
sermones de punta a punta del país; había vencido a todos los matones y los
ministros que se le oponían: había marcado el camino para las mujeres en el
ministerio: y había mostrado sin claudicar el poder del Espíritu Santo con
poderosas señales y maravillas que le seguían.
No era una persona culta. No le importaban
los estudios en el seminario y no se tomaba el tiempo para explicar cómo obraba
Dios. María predicó un evangelio muy simple; se ofreció completamente al Señor,
y creyó que se producirían señales y maravillas. Su única pasión fue que el
evangelio cobrara vida y que las personas fueran guiadas por el Espíritu.
Predicó muchas veces con lágrimas surcando sus mejillas, rogando a quienes la
oían que se acercaran a Cristo. Sus reuniones y sus enseñanzas prepararon el
camino para la fundación de muchas denominaciones pentecostales, incluyendo las
Asambleas de Dios, la Iglesia Cuadrangular y otras similares.
LA FAMILIA DE MARIA EN LA ACTUALIDAD
El legado inmediato de María no volvió a
ser recordado sino hasta 1977. El hijo de su tataranieto, Tom Slevin, estaba
interesado en estudiar su árbol genealógico. Con gran sorpresa, descubrió que
una "pequeña predicadora pionera", llamada María Woodworth-Etter,
también conocida como “la abuela Etter", era su parienta directa. Ella había
sido una famosa evangelista y fundadora de una iglesia que no estaba lejos de
su casa. Tom preguntó a su madre, Mary, acerca de ella, pero su madre no pudo
responder con detalle, ya que gran parte de la información se había perdido. El
señor Slevin se negó a darse por vencido. Comenzó a estudiar los libros y los
sermones de María, leyéndolos continuamente. Pronto, sintió en su propia vida
la influencia de los sermones de esta mujer, algunos de los cuales habían sido predicados
más de 80 años atrás.
Slevin dijo: "Cuando leí por primera
vez sus libros, pensé que quizá había exagerado en los relatos de los tremendos
milagros. Por eso fui a otras ciudades e investigué por medio de microfilms.
Leí los periódicos antiguos y descubrí algo maravilloso. ¡Descubrí que las
historias que relataban sus libros eran absolutamente ciertas, y que los periódicos
habían omitido muchos milagros!"
Slevin y su madre desarrollaron tal
curiosidad por la vida de María, que fueron a escuchar a un evangelista que
había recibido la ministración de la hermana Etter cuando era un niño. Este
evangelista, Roscoe Russell, era aquel que había sido milagrosamente sanado cuando
María lo "golpeó" en el cuello con una Biblia. Cuando la madre de
Slevin pasó al frente para que oraran por ella, el evangelista le dijo:
"El mismo Dios que respondió las oraciones de su tatarabuela está aquí
hoy. Él responderá sus oraciones de la misma manera". Después de esto, la
madre de Slevin fue bautizada en la iglesia asociada al ministerio de la
hermana Etter.
A Slevin le
agrada comparar el ministerio de María con el de Smith Wigglesworth. Él cree
que la relación de ambos con Dios era muy similar, especialmente en el área de
la fe. Aunque tiene muchas historias favoritas, Slevin recordó que John G. Lake
conoció a María en 1913. Se dice que después de esa reunión, Lake dijo a su
gente que "oraran como la Madre Etter".
A partir de sus
investigaciones, Slevin conoció mejor el carácter de su antepasada. "Lo
que más me impresionó", recuerda. "fue cuán completamente había
entregado su vida a Dios. Era tan diferente de muchas personas hoy en día. Iba
a dondequiera que Dios le decía que fuera, así hubiera veinte personas o mil.
Su tiempo le pertenecía a Dios. Nunca estaba "demasiado ocupada" como para no
hacer lo que Dios le decía. Todos eran importantes para ella, porque eran
importantes para Dios. Por eso conocía a Dios tan bien. Por eso podía “golpear
a alguien en el estómago”, o “darle un golpe en el cuello”. Ella conocía a Dios
y sabía que Él lo sanaría”. “Sin duda, a través de la familia Slevin, el legado
espiritual de la hermana Etter continuará.
UN PUNTO DE VISTA PERSONAL
Según las
observaciones que hice personalmente, el ministerio que realizaba la hermana
Etter ha pasado a otros y aún continúa en la tierra. Todo ministerio debería
ser seguido por señales y maravillas. Si no lo es, los ministros simplemente están
jugando con el ministerio. Si tu ministerio obedece los mandatos de Jesús, le
seguirán señales y maravillas.
Los estilos de
ministerio y los métodos cambian de persona a persona. Ninguna persona obrará
en la misma forma que otra, porque todos somos individuos y tenemos diferentes
generaciones para alcanzar.
Pero cuando un
ministerio opera en la misma magnitud de uno que ha pasado antes que él,
algunas veces digo que el "manto" ha pasado de uno a otro. Un manto
es un término espiritual que puede ser comparado, en lo natural, con un chal o
un abrigo. Cuando "vestimos" el manto, operamos en una forma similar
a la del ministerio del cual lo recibimos.
Desde este punto
de vista personal, creo que Aimee Semple Mc Pherson continuó donde María dejó,
por medio de grandes señales, prodigios y maravillas. Creo que ella recibió el
manto de María. De McPherson, pareciera que un manto similar pasó a Kathryn
Kuhlman. Kuhlman también fue conocida por la gran magnitud de los milagros que
se produjeron en su ministerio y por su hambre de comunión con el Espíritu
Santo. Hoy, en la década del 90, me parece que un manto similar de sanidad ha
pasado de Kathryn Kuhlman a Benny Hinn, aunque a este no le agrada que se diga
eso de él, ya que cree que tiene un manto que Dios le ha dado directamente a
él, no proveniente de otro. Benny Hinn es el gran pastor y evangelista de la
sanidad de Orlando, Florida.
NO TE HERRUMBRES
María
Woodworth-Etter alcanzó a miles y miles de personas en todos los Estados Unidos
con el mensaje liberador de Jesucristo. Esto fue lo que se escribió sobre ella:
"Gloria a Dios y al Señor Jesús por llamarla,
dotarla de poder, guardarla y hacer de ella una “Madre en Israel” para
nosotros. El mismo amor que la guardó es nuestro hoy. Amén. "
Nuevamente vemos
en esta Tierra poderosas señales y maravillas. Por eso, cultiva los tesoros
divinos que hay en ti por medio de la experiencia y de la Palabra; y luego
hazlos surgir a la superficie por medio de la oración y la obediencia. Cree que
Dios hará que se produzcan señales y maravillas a través de ti. Decídete a ser
utilizado en esta hora, y avanza hacia la plenitud que Dios tiene para ti. No
permitas que los contratiempos te frustren o Sean obstáculos para tu vida. Pide
al Espíritu de poder que te ayude a completar tu carrera con una victoria
completa. Adopta como lema estas palabras de la hermana Etter:
"Es
mejor gastarse por Jesucristo, que herrumbrarse".
No te detengas
hasta que hayas terminado. El mundo está buscando la respuesta que tienes
dentro de ti.
Sobre el autor:
Roberts Liardon es uno de los líderes cristianos más respetados de nuestra generación. Como autor, orador, líder espiritual, historiador de la iglesia, y humanitaria, que ha ministrado en más de 125 países. Sus libros han sido traducidos a más de sesenta idiomas, y más de quince millones han sido vendidos en todo el mundo.
Como adolescente, Roberts se inspiró para empezar a escribir y producir una serie de libros y vídeo tituladoGenerales de Dios , que narra la vida de los líderes cristianos protestantes. El primer volumen de pentecostales y carismáticos ministros fue un éxito inmediato, y con volúmenes posteriores Roberts se ha convertido en una autoridad reconocida en la historia de los movimientos protestantes.
En sus veinticinco años, Roberts construyó una de las iglesias de más rápido crecimiento en los EE.UU. y estableció su primera, Biblia universidad acreditada. A partir de este ministerio, fundada hace más de cuarenta iglesias y construyó cinco institutos bíblicos de todo el mundo. Él siempre ha ayudado a los pobres y necesitados a nivel local, a través de América, y en todo el mundo.
Recientemente, Roberts puso en marcha un nuevo programa de televisión llamado Generales de Dios con Roberts Liardon . Él sigue hablando a esta generación de cristianos e iglesias, ayudándoles a acercarse más a Dios, crecer en madurez espiritual, y el impacto en sus comunidades.
Este material fue redactado y pasado del original
con el fin de compartirlo con creyentes fieles dentro
de la iglesia, y no con fines de comercialización.
Pastor: Mario Pérez
01 de Octubre de 2013
Muchas gracias, ha sido de gran bendición una inyección de fe.
ResponderEliminargracias por compartir Dios siga bendiciendo su ministerio