María Woodworth Etter

by 12/16/2016 1 comentarios

LA MUJER QUE MOSTRO EL  ESPIRITU DE DIOS
1844 - 1924

     El Señor me ha dado una misión especial para traer un espíritu de unidad y amor... Dios está levantando un pueblo en cada tierra, que busca más de él y que dice: “Ven y ayúdanos. Queremos el espíritu de amor. Queremos las señales y las maravillas'."

     Desde el Libro de los Hechos, no ha habido una persona que mostrará mejor el Espíritu de Dios en la historia pentecostal, que María Woodworth-Etter. Fue una mujer increíble de visión y fortaleza espiritual, que se plantó firmemente frente a la feroz oposición, levantó su pequeña mano, y permitió que el Espíritu Santo esparciera su fuego. La hermana Etter vivió en el ámbito del espíritu como un canal poderoso de la guía de Dios y sus manifestaciones sobrenaturales. Fue una fiel amiga del cielo, y prefirió perder su reputación terrenal para ganar una celestial.

     María nació en 1844 en una granja en Lisbon, Ohio y nació de nuevo al comienzo del Tercer Gran Avivamiento, a la edad de trece años. El predicador que la llevó a los pies de Cristo oró para que su vida fuera "una luz brillante"." No tenía forma de saber que esta niña por la que acababa de orar sería la abuela del movimiento pentecostal que se extendería por todo el mundo.

     
María escuchó inmediatamente el llamado del Señor y le dedicó su vida. Más tarde, diría sobre su llamado: "Escuché la voz de Jesús llamándome a ir a los caminos y los arbustos para reunir a las ovejas perdidas. " Pero algo la detenía: era una mujer, y en esa época, no se permitía predicar a las mujeres. A mediados del siglo XIX, las mujeres ni siquiera podían votar en las elecciones nacionales, así que ser predicadora era decididamente algo impensable. Y estar en el ministerio siendo una mujer soltera estaba completamente fuera de lugar.

      Por lo tanto, María pesó en su corazón lo que el Señor le había dicho. Y decidió que tendría que casarse con un misionero para cumplir con su llamado. Por eso planeó continuar con su educación y luego entrar en una universidad para prepararse.


     Pero su familia, que era muy unida. Fue azotada por la tragedia. Su padre murió mientras trabajaba en los campos de su granja, por lo que María debió regresar inmediatamente para ayudar a sostener a la familia. Ahora sus sueños de obtener una educación formal habían desaparecido, y se acomodó a lo que según ella pensaba, sería una vida cristiana normal.


“ENTRARON ANGELES A MI CUARTO

     Durante la Guerra Civil, María conoció a P. H. Woodworth que había regresado a su casa de la guerra  con licencia, debido a que había sido herido en la cabeza. Después de un breve e intenso noviazgo, se casó con el ex soldado. Juntos se dedicaron a trabajar en la granja. Pero sus labores no producían fruto. Parecía que todo fracasaba.

     Con el paso de los años, María se convirtió en madre de seis hijos. Y trató de establecerse en una vida de hogar normal, mientras el Señor continuaba llamándola. Pero ella absorbida por su rol como esposa y madre, no podía responder a ese llamado. Estaba casada con un hombre que no tenía deseos de estar en el ministerio. Tenía seis hijos que criar, y era de constitución enfermiza. Entonces una verdadera tragedia sacudió su hogar. Los Woodworth perdieron a cinco de sus seis hijos a causa de diversas enfermedades. María pudo recuperarse de este terrible episodio. Pero su esposo nunca logró volvió a ser el mismo. Ella hizo su mayor esfuerzo para ayudarlo mientras criaba a la única hija que había sobrevivido. En medio de todas estas luchas, jamás sintió amargura hacia Dios, ni su corazón se endureció como resultado de sus pérdidas.

     Pero ella necesitaba respuestas para el dolor que oprimía su corazón a causa de la calamidad que había atacado a su familia. Negándose a darse por vencida. Comenzó a buscar en la Palabra de Dios  y al leerla, vio cómo las mujeres habían sido utilizadas por Dios en repetidas ocasiones en toda la Biblia. Leyó la profecía de Joel que dice que el Espíritu del Señor se derramaría sobre hombres y mujeres. Pero María miraba al cielo y decía: “Señor, yo no puedo predicar. No sé qué decir y no tengo educación." Pero continuaba leyendo y encontrando verdades en la Palabra de Dios,  mientras luchaba con su llamado. Luego escribiría: “Cuanto más investigaba, más hallaba para condenarme."

     Entonces tuvo una gran visión. Ángeles entraron a su cuarto, y la llevaron hacia el Oeste, por sobre praderas, lagos, bosques, y ríos, donde vio un amplio campo sembrado de granos dorados. Mientras la visión se desarrollaba. María comenzó a predicar y vio que los granos caían como gavillas. Entonces Jesús le dijo que "así como caía el grano caerían las personas" cuando ella predicara. Finalmente comprendió que jamás sería feliz hasta que respondiera al llamado.
     En respuesta a esta gran visión divina, dijo humildemente  “sí” al llamado de Dios para su vida,  y le pidió que la ungiera con gran poder.


“MUJER” NO ES SINONIMO DE “DEBIL”

     Muchas mujeres que están leyendo este libro han sido llamadas por Dios para predicar. Has tenido visiones y unciones del Espíritu de Dios para ir a liberar a los cautivos. Dios te ha hablado en el área de la sanidad divina, de la liberación, de la libertad en el Espíritu. Nunca permitas que un espíritu de religiosidad silencie lo que el Señor te ha hablado. A la religión le agrada suprimir a las mujeres y sus ministerios, especialmente si son jóvenes. Necesitas aprender a obedecer a Dios sin cuestionamientos. Si María Etter hubiera respondido desde su juventud, posiblemente sus hijos no habrían muerto. No digo que Dios haya matado a sus hijos. Lo que digo es que si desobedecemos directamente a Dios, nuestras acciones abren la puerta a la obra del diablo. Su obra es destruir; la obra de Dios es dar vida. Aprende a obedecer a Dios con osadía.

     La osadía trae el poder de Dios y dejará a tus acusadores sin palabras en tu presencia. También, busca mujeres fuertes, que tengan ministerios sólidos, de las que puedas aprender. Y permite que estas palabras de la hermana Etter conmuevan tu corazón:

     "Mi querida hermana en Cristo, que al escuchar estas palabras el Espíritu de Cristo venga sobre ti, y te dé el deseo de hacer la obra que el Señor te ha asignado. Es ya tiempo de que las mujeres hagan brillar su luz; que saquen a la luz los talentos que han estado escondidos, arrumbándose; que los utilicen para la gloria de Dios, y que hagan con sus fuerzas lo que le viene a la mano hacer, confiando en que Dios les dará fuerzas, ya que él ha dicho: “Nunca te dejaré”. No digamos que somos débiles; Dios utilizará lo débil del mundo para asombrar a los sabios. Somos hijos e hijas del Dios Altísimo. ¿No deberíamos honrar nuestro elevado llamado y hacer todo lo que podamos para salvar a quienes están en el valle de la sombra de muerte? ¿Acaso él no envió a Moisés, Aarón y María a ser vuestros líderes? Barac no se atrevió a enfrentar al enemigo a menos que Débora liderara la caravana. El Señor levantó hombres, mujeres y niños que él mismo eligió: Ana, Hulda, Ana, Febe, Narciso, Trifena, Pérsida, Julia, las Marías y las hermanas que colaboraban con Pablo. ¿Es acaso ahora menos digno para una mujer trabajar en la viña de Cristo y en su reino, de lo que era en ese entonces?"

     Busca al Espíritu de Dios por ti misma. Si eres llamada. Tendrás que responder por ello. Obedece a Dios sin preguntas. Él arreglará los detalles.

HUBO LLANTO EN LA CASA

     Al principio, María inició su ministerio dentro de su propia comunidad. No tenía idea de lo que diría, pero Dios le dijo que fuera, y que él pondría en su boca las palabras. Y el Señor cumplió su Palabra. María, de pie frente al primer grupo de personas que la escucharía, compuesta en gran parte por sus propios familiares, abrió la boca, y la gente comenzó a llorar y caer al suelo. Algunos se levantaron y huyeron, llorando. Después de esto, todos buscaban a María en la comunidad. Varias iglesias le pidieron que fuera a revivir sus congregaciones. Pronto había expandido su ministerio hacia el oeste y realizado nueve campañas evangelísticas, predicando doscientos sermones e iniciado dos iglesias con una asistencia a la escuela dominical de más de cien personas. Dios honró a María y compensó los años que había perdido en un breve tiempo.

     Una reunión en particular se realizó en una ciudad llamada "La Cueva del Diablo". Ningún ministro había tenido éxito allí jamás, y la gente vino solamente a burlarse de ella. Querían ver a la mujer evangelista que pronto saldría corriendo de la ciudad, destruida y vencida. Pero se llevaron la sorpresa más grande de sus vidas. La hermana Etter podría ser simplemente una mujer, pero no era para tomarla a la ligera. Conocía la clave de la guerra espiritual, y la oración ferviente que abría los cielos.

     Durante tres días. María predicó y cantó. Nadie se movió. Finalmente. el cuarto día, ejerció su autoridad espiritual por medio de la intercesión y destrozó el principado demoníaco que gobernaba La Cueva del Diablo. Oró para que Dios mostrara en gran manera su poder para romper la dureza y la formalidad de la gente, y esa noche, durante toda la reunión, hubo personas que se arrepentían, llorando, ante Dios. Fue la mayor manifestación de la presencia de Dios que la ciudad hubiera experimentado jamás.

PODER DEMOLEDOR

     No somos llamados a darnos por vencidos. Somos llamados para obedecer a Dios sea cual fuere el costo. Y que nuestro éxito sea la respuesta para quienes nos critican. Si te parece que has llegado a un duro obstáculo en tu vida o en tu ministerio, no te quejes ni llores. No trates de explicarlo. ¡Ora! Las explicaciones y las excusas nos quitan fortaleza y poder. No sacudas la cabeza ni corras. Utiliza la autoridad que te ha sido dada por medio de Jesús y denota a los poderes demoníacos que ciegan a las personas. Por medio de la oración, toma autoridad y limpia el camino para que el Espíritu de Dios ministre a los corazones de las personas. La hermana Etter preparaba su espíritu por medio de la oración, y así obtenía una fortaleza invencible. Llegó a ser conocida como una líder de avivamientos que podía romper las fuerzas que cenaban una ciudad.


LLEGARON CLAMANDO POR MISERICORDIA

     La hermana Etter fue pionera de las manifestaciones pentecostales que hoy son tan comunes en este movimiento. Solo cuando predicó en una iglesia al oeste de Ohio que había perdido su poder, el significado de la visión de las espigas de trigo cobró claridad para ella. Fue en esta iglesia que las personas cayeron en "trance". Esta fue la manifestación espiritual que se constituyó en la marca distintiva de su ministerio, y también la que más oposición le atrajo.

     Hasta este punto, tal manifestación no era conocida en la iglesia como lo es ahora. En sus propias palabras. María explicaba:

     "Quince personas vinieron al altar gritando y clamando por misericordia. Hombres y mujeres cayeron y quedaron como muertos. Nunca he visto nada como esto. Sentí que era obra de Dios, pero no sabía cómo explicarlo, o qué decir".
     Después de yacer en el suelo durante un tiempo. Estas personas se pusieron de pie sin dificultad, con rostros radiantes y gritando alabanzas a Dios. La hermana Etter dijo que ella nunca había visto conversiones tan brillantes. Los ministros y los ancianos lloraban y alababan al Señor por su "poder pentecostal". Y a partir de esa reunión el ministerio de la hermana Etter estaría marcado por esta particular manifestación que siempre seguía su predicación. Tras la cual cientos de personas se entregaban a Cristo.


HABLANDO SOBRE LOS “TRANCES”

     Los "trances" se convirtieron en la comidilla del día. Cientos de personas se agolpaban intentando probar ese poder, mientras otros se acercaban para observar o burlarse. Cierta vez, quince médicos  provenientes de diferentes ciudades, aparecieron en una reunión con el objeto de investigar los trances. Uno de los médicos era un líder mundial en su campo. La hermana Etter lo relata de esta forma:
     "Él no quería admitir que el poder era de Dios, y habría sido muy feliz si hubiera podido comprobar que se trataba de otra cosa. Vino a investigar... pero alguien lo llamó a otra parte de la casa. Fue, esperando encontrar algo nuevo. Para su sorpresa, encontró a su hijo en el altar, deseando que su padre orara por él. Él no podía orar. Dios le mostró lo que era, y lo que estaba haciendo. Entonces comenzó a orar por sí mismo. Mientras oraba cayó en trance, y vio los horrores del infierno en el que iba a caer. Después de una terrible lucha Dios lo salvó, y se fue a trabajar y ganar almas para Cristo"
     La hermana Etter también habló de una fiesta en la que varias jóvenes pensaban divertirse imitando caer en trance, Pero inmediatamente el poder de Dios las atrapó, y sus burlas se convirtieron en clamores por la misericordia de Dios.

     Cierta vez, un hombre anciano que había viajado por todo el mundo estaba de visita en un lugar donde María estaba ministrando. Era un hombre religioso, por lo que decidió asistir a una de sus reuniones, para satisfacer su curiosidad. Mientras participaba de la reunión, hizo un comentario jocoso a sus amigos en relación con el poder que allí se manifestaba. Lleno de orgullo, el hombre se acercó osadamente a la plataforma para investigar. Pero antes que llegara al púlpito, fue "derribado al suelo por el poder de Dios" y estuvo allí tendido durante más de dos horas. Mientras estaba en este estado, Dios le mostró una visión del cielo y el infierno. El hombre comprendió que debía elegir; inmediatamente eligió a Dios y nació de nuevo. Entonces se levantó, alabando a Dios.

     Lo único que podía decir este hombre al salir del trance era que lamentaba haber pasado sesenta años perdido en la religión, sin haber conocido personalmente a Jesucristo.  Aun así, los periódicos y los ministros incrédulos advertían a la gente que se mantuviera alejada de esas reuniones. Decían que "hacían volver locas a las personas". Sin embargo, miles de personas eran salvas, y muchas de ellas eran "derribadas al suelo, cayendo como muertas", aun cuando iban camino a sus hogares. Se dice que muchas personas también cayeron bajo el poder del Espíritu estando en sus casas  a kilómetros de distancia de donde se realizaban las reuniones.

     ¿Qué son los "trances"? Son una de las cuatro formas en que Dios se manifiesta en una visión. 
  1. La primera forma es una "visión interna". La figura que vemos en nuestro hombre interior en nuestro hombre espiritual, nos será de gran bendición si hacemos caso de ella. 
  2.  En segundo lugar, está la "visión abierta". Esta visión se produce con los ojos abiertos. Es como ver la pantalla de un cine abrirse delante de nosotros para mostrarnos la escena que Dios desea que veamos.
  3.  En tercer lugar, tenemos la "visión nocturna". Ésta es un sueño que Dios nos da para mostrarnos algo determinado.
  4.  La última clase de visión es la "visión en trance".En esta visión las capacidades naturales se congelan y de esa manera Dios puede ministrar todo lo que sea necesario. Cuando las personas se levantaban después de haber tenido un trance en las reuniones de la hermana Etter  decían haber visto tanto el cielo como el infierno.


     La hermana Etter tenía un estilo "diferente" por llamarlo de alguna manera, de los de los ministros de su época. Jamás prohibía a la congregación que participara. Al contrario del estoico orden eclesiástico de fines del siglo XIX, María estaba de acuerdo con que la gente gritara, cantara, danzara y predicara. Creía que la expresión emocional era importante, mientras fuera realizada con orden. Y creía que la falta de manifestaciones físicas era una señal de apostasía.

¿FRENESI O CUMPLIMIENTO?

     Creo que Dios está molesto con algunas iglesias en la actualidad, porque se niegan a permitir que las personas se expresen ante él con toda libertad. Si las personas no pueden expresarse ante Dios, entonces Dios no puede moverse sobre sus vidas. Algunas personas tienen miedo de expresar emociones en la iglesia. No tienen problema en hacerlo en casa, o en un evento deportivo. Pero por alguna razón "religiosa", creen que la iglesia debería ser silenciosa y serena.

     Quisiera decirles algo: ¡El cielo no es silencioso ni sereno! Algunas personas se van a llevar una tremenda sorpresa cuando mueran y lleguen al cielo. Tendrán que aprender a regocijarse con el resto de nosotros... ¡porque el cielo está lleno de vida y energía! ¡Tenemos mucho por qué gritar, tanto aquí como allí!

     Nuestras iglesias deben tener un fresco mover de Dios. Y nos guste o no un mover de Dios afecta las emociones. "Bien, Roberts, realmente no creo que Dios esté en todo eso de la danza y los gritos." Gritar y danzar no es cosa de Dios. Eso es simplemente una respuesta totalmente libre a su poder. Escucha: ¿alguna vez has metido un dedo en un enchufe? ¿Pudiste quedarte quieto? ¡Cuánto más cuando se trata del poder de Dios! ¡Si Dios te toca, reaccionarás! Si me dices: "Bueno. ¿Y qué de los que se van a los extremos?", te respondo: "¿Por qué nos preocupan tanto los costados del camino cuando podríamos estar mirando directamente adelante?"

     Concéntrate en lo verdadero  y lo falso se desvanecerá. Cuando el poder de Dios venga sobre ti  lo disfrutarás. Y cuando disfrutas de algo  lo demuestras. Así que... aprende la verdad de lo que a Dios le agrada en sus adoradores. Y hazlo.

     Ahora me dices: "Bueno, es que la gente va a comenzar a hablar de nosotros." Te respondo: "¿Y qué?" La verdad vive más que la mentira. Cuando las personas no comprenden, persiguen. La gente mintió  acerca de Jesús, pero él sigue vivo aún hoy. Cuando estas personas experimenten el verdadero toque de Dios  cambiarán de idea.

"¿Y si perdemos dinero?" Bueno... ¿acaso es nuestro dios el dinero? Quisiera recordarte que los billetes no pueden salvar almas. El Espíritu Santo es quien atrae a la humanidad hacia Cristo. Al obedecer al Espíritu, levantamos a Cristo. No hay dividendos ni pérdidas económicas. Si eres un líder de iglesia. Dios te ordena que obedezcas al Espíritu Santo y aprendas a andar en sus caminos. La Biblia dice que quienes son guiados por el Espíritu son hijos de Dios (Romanos 8:14). ¡Entonces, deja que él te guíe!

     Si eres guiado por el Espíritu, habrá más visiones en la iglesia. Debemos ser espiritualmente maduros para poder enfrentar los problemas y los males espirituales. Las religiones de la Nueva Era se han metido tan profundamente en el mundo espiritual equivocado que han hecho que la iglesia tenga miedo de buscar las verdaderas manifestaciones del Espíritu de Dios. El ámbito espiritual incluye tanto a Dios como a lo demoniaco, y si el Espíritu Santo no es tu guía al entrar en él, estarás sujeto a lo demoníaco. Pero los seguidores de la Nueva Era no entran al mundo espiritual con Jesucristo. Vienen por sí solos. Y allí son engañados. No somos nada sin la sangre de Jesús. Algunos tienen miedo de que si buscan a Dios en forma sobrenatural, serán acusados de estar metidos en la Nueva Era. Si estás siguiendo al Espíritu de Dios, él te mantendrá puro.

     Así que, abre tu iglesia al mover de Dios, y aprende de quienes han recorrido el camino antes que tú. Donde está el Espíritu de Dios, hay libertad, y sí, también hay orden. Pero no estoy hablando de los límites que se fijan por temor, por control denominacional. Las personas anhelan ver a Dios y ser libres. Algunas cruzarán el continente para escuchar a alguien que realmente conoce a Dios y las manifestaciones de su Espíritu.

“LOS HACE CAER COMO TONTOS”

     Para cuando la hermana Etter cumplió los cuarenta años, era un fenómeno nacional. Varias denominaciones reconocieron su capacidad para revivir las iglesias muertas, atraer a los inconversos, y movilizar a las personas para un andar con Dios más profundo. Médicos, abogados, ebrios, adúlteros... toda clase de personas fueron gloriosamente salvadas y llenas del Espíritu Santo en sus reuniones. En 1885 después de una de sus reuniones, los policías de una ciudad dijeron que nunca habían visto tan cambiada la ciudad. ¡Estaba tan limpia que no les había quedado nada para hacer!

     Un periodista de un periódico dijo de la hermana Etter:
     "Es como si le hiciera zancadillas a la gente. Cuando menos lo esperan, los hacer caer como tontos con alguna clase de poder sobrenatural, y mientras están abajo aplica su presión hidráulica y bombea la gracia de Dios dentro de ellos de a toneladas”.
     Finalmente el Señor indicó a María que comenzara a orar por los enfermos. Al principio ella se resistía, pensando que esto desplazaría su llamado evangelístico. Pero Dios continuó mostrándole claramente su voluntad, y ella accedió. Estudió la Palabra y comenzó a predicar la voluntad divina sobre la sanidad.

No le tomó mucho tiempo descubrir que evangelismo y sanidad iban de la mano, mientras miles de personas eran ganadas para Cristo luego de ver a otras ser sanadas. María predicaba que las fuertes manifestaciones del Espíritu no eran "nada nuevo; eran simplemente algo que la iglesia había perdido”. Y se negaba a dejarse atrapar por las doctrinas favoritas de la época.

     Ella sólo deseaba que el Espíritu Santo hiciera su obra. Una vez en una reunión, una multitud de personas se agolpó hacia la plataforma, gritando: "¿Qué debemos hacer?"
     María nos relata el fin de la historia:

     “Todos cayeron bajo el poderoso viento del Espíritu Santo, que cubrió a los hijos de Dios hasta que sus rostros brillaron como el de Esteban cuando sus enemigos dijeron que parecía un ángel. Muchos recibieron dones; algunos para el ministerio, otros como evangelistas, otros de sanidad, y cientos de pecadores recibieron el regalo de la vida eterna"
     En otra reunión, más de veinticinco mil personas se reunieron para escuchar a la hermana Etter. Recordemos que en esa época. ¡No existían los micrófonos! María escribió que aún antes que ella terminara de predicar, el poder de Dios cayó sobre la multitud y se apoderó de aproximadamente quinientas personas que cayeron al suelo.
EL SALVAJE, SALVAJE  oESTE

     Naturalmente, la vida de la hermana Etter estuvo marcada por gran persecución. Había problemas a la vuelta de cada esquina, sin mencionar las presiones provenientes de liderar tan enormes masas de personas que estaban experimentando sus primeras manifestaciones del Espíritu. Además de todo esto. María era una mujer que trabajaba en el ministerio... y a la cual su marido le era infiel.

     La infidelidad de P. H. Woodworth se reveló mientras María ministraba en su controvertida cruzada en Oakland. California. La hermana Etter decidió abandonarlo, y durante el tiempo que duró la cruzada se alojaron en cuartos separados. Finalmente después de veintiséis tormentosos años de matrimonio, en enero de 1891, se divorciaron. Menos de un año y medio después. P. H. Woodworth volvió a casarse y calumnió públicamente el carácter y el ministerio de María. Poco después, el 21 de junio de 1892 murió de fiebre tifoidea.

     A pesar de su accidentada relación con este hombre. María apartó tiempo de sus ocupaciones ministeriales y viajó para estar presente en su funeral. Se dice que no sólo asistió al mismo,  sino que también tuvo una participación en el culto.

     María sufrió las más grandes pruebas mientras ministraba en la costa oeste. Ella creía que el Oeste podía ser ganado para Dios, así como había ocurrido con el Oeste Medio. Por eso, en 1889, llegó a Oakland y compró una carpa con capacidad para ocho mil personas sentadas. Pronto la carpa se llenó de personas que venían a ver los trances, escuchar sobre las visiones y observar todas las otras manifestaciones del Espíritu Santo.

     Pero María también sufrió gran persecución en la Costa Oeste. Los grupos de matones, o "pandillas", como hoy los conocemos, comenzaron a molestar en sus reuniones. Varias veces estos hombres colocaron explosivos en las estufas a leña... y milagrosamente nadie sufrió lesiones nunca. Una vez, una tormenta de viento rasgó la tela de la carpa durante una reunión. María recibía amenazas de muerte todas las semanas: los periódicos la atacaban sin descanso; y los ministros estaban divididos en su opinión sobre ella. Ciertas personas con malvadas intenciones, llevaban enfermos mentales a sus reuniones sabiendo que ellos causarían grandes escenas emocionales.

     Esto sucedió tantas veces que muchos incautos creyeron que eran las reuniones de María las que volvían insanas a estas personas y dado que muchos malinterpretaban su teología, los ciudadanos pedían todos los días a las autoridades que clausuraran la carpa. Pero María se negaba a dejar la ciudad hasta que sintiera que Dios había terminado su obra allí.

     Cuando parecía que las pandillas comenzaban a dominar las reuniones, el Departamento de Policía de Oakland envió "guardianes", encargados de mantener fuera los elementos indeseables, para proteger los cultos. Pero esto produjo más descontrol, ya que los guardianes no tenían gran experiencia ni en carácter ni en sentido común.

     Otro problema fue la extraña profecía que vino de María, diciendo que la Costa sería azotada por un desastre que la destruiría. Después que pronunció esta profecía, los periódicos convirtieron a María en una delincuente común. Tergiversaron y exageraron la profecía a tal punto que ya no se sabía qué era lo que ella había dicho realmente.

     Luego, como era de esperarse, otros hombres y mujeres que se ocupaban de copiar falsamente los dones del Espíritu se subieron al "tren de la profecía". Engañadas por el enemigo, estas personas profetizaron cada vez más condenación y desastre para la Costa Oeste, causando grandes controversias.

     La hermana Etter tenía a muchos ministros prominentes a su favor, y muchos otros en su contra. Uno de estos últimos era John Alexander Dowie. Mientras ella estaba en la Costa Oeste, Dowie se sumó a los que la criticaban y atacó públicamente su "evangelismo por trance", diciendo que era un gran engaño.  No había otro ministerio excepto el de María, que se comparara al suyo propio en sanidades y popularidad, por lo que muchas veces se refería a ella cuando hablaba de los abusos.

     Sólo una vez la hermana Etter se defendió públicamente contra Dowie. Y lo hizo con estas palabras:
     "Después de decir, en nuestra reunión, delante de miles de personas, que nunca había visto tal poder de Dios, tan maravillosamente manifiesto, y después de decir a toda su gente que me apoyara, fue por toda la costa predicando en contra de mí y de mis reuniones, hasta terminar con todas sus obras misioneras. Su única objeción era que algunas personas caen bajo el poder de Dios en nuestras reuniones.
     "Disertó en mi contra dos o tres veces en San Francisco, y dijo que yo estaba asociada con Satanás. Muchos fueron a escucharlo... pero decía tales cosas que muchas personas se retiraron, disgustadas, mientras él aún hablaba. Yo dije a la gente que había sido amiga suya, y que lo había tratado como a un hermano, y que él no estaba luchando contra mí, sino contra el Señor y Su Palabra. Siempre les dije que lo dejaría en manos de Dios y que yo continuaría con mi trabajo para el Señor.
     "Les dije que observaran y se fijaran cuál sería el fin de cada uno, y entonces verían que él terminaría en desgracia, y que yo estaría aún viva cuando él muriera"
     La hermana Etter vivió diecisiete años más que Dowie. Puede decirse que María cometió algunos errores en su cruzada en Oakland. Y no es de extrañarse con todos los ataques que se planeaban en su contra. Pero debemos recordar que en 1906, la ciudad de San Francisco vivió el terremoto más devastador de la historia de los Estados Unidos, y la profecía de la hermana Etter había sido dada en 1890.

     La hermana Etter también se hizo de varios buenos amigos allí. Una de ellos era Carrie Judd Montgomery. Esta había venido desde la Costa Este para realizar reuniones en California. Las dos se reunieron y comenzaron una amistad que duraría toda la vida. Carrie y su esposo, George participaron activamente en el desarrollo del movimiento pentecostal y fundaron el "Hogar de Paz" en Oakland. Este matrimonio apoyó firmemente a María durante todo su ministerio.

“UN REGALO DE DIOS”

     Durante esta fase de la vida de la hermana Etter, también hubo algunos momentos de frescura. Además de las amistades que María había hecho, Dios no deseaba que ella llevara sola el manto del ministerio. Llevó algo de tiempo, pero diez años después de su divorcio, conoció a un hombre maravilloso de Hot Springs, Arkansas, llamado Samuel Etter. Dios le envió el compañero perfecto. Se casaron en 1902. La hermana Etter tenía un gran respeto por este caballero y muchas veces se refería a él diciendo que era "un regalo de Dios". Tiempo después escribiría sobre él:

     "Estuvo valientemente a mi lado en la batalla más difícil, y desde el día que nos casamos, jamás ha retrocedido. Él defiende la Palabra y todos los dones y operaciones del Espíritu Santo, pero lo hace sin fanatismo ni necedad. No importa lo que yo le pida que haga. Ora, predica, canta y es muy bueno para trabajar en el altar. El Señor sabía lo que yo necesitaba, y él fue quien lo preparó todo, por su amor por mí y por la obra"

     Tres años después de casarse con Samuel Etter, María desapareció del ministerio público y se mantuvo en silencio durante los siguientes siete años. Jamás se ha descubierto la razón de este largo silencio. Pero cuando emergió, siete años después, tenía tanto poder como antes, y ahora tenía el apoyo y el amor de un maravilloso esposo. Samuel Etter amó y cuidó fielmente a María. Él era quien manejaba las reuniones por dentro y por fuera, y quien coordinaba todos sus escritos y la distribución de sus libros. El ministerio de la hermana Etter publicó varios libros:

1.    (Vida, obra y experiencia de María Beulalz Woodwortlz, evangelista).
2.    (Maravillas y milagros producidos por Dios en el ministerio de la Sra. M. B. Woodwortlz-Etter durante cuarenta años)
3.    (Señales y maravillas producidos por Dios en el ministerio de la Sra. M. B. Woodworth-Etter durante cuarenta años)
4.    Cancioneros.
5.    (Preguntas y respuestas sobre la sanidad divina).
6.    (Hechos Del Espíritu Santo). Luego publicado bajo el título de  (Diario de Señales  y maravillas).
     Algunos de los libros de la hermana Etter fueron reeditados varias veces, y algunos fueron traducidos a otros idiomas. Aunque tenemos una gran variedad de libros cristianos en el mercado, en la actualidad, los libros de la hermana Etter son muy escasos. Personalmente. Me han ofrecido miles de dólares por mi colección privada, que no he aceptado. En mi opinión, lo que la hermana Etter ha escrito no puede ser comprado con ninguna suma de dinero.

     De esta manera, Samuel Etter (esposo, amigo, editor, administrador y ayuda en el ministerio), el "regalo de Dios”. Encontró paz en su puesto de apoyo al ministerio de su esposa. Una capacidad muy difícil de hallar y un carácter notable para un hombre. Por lo tanto, fue una parte vital del ministerio de María en prácticamente todas las áreas hasta el momento de su muerte, doce años después.

PERSECUCION, PROBLEMAS, JUICIOS Y CARCELES

     María fue la única evangelista líder del Movimiento de la Santidad que adoptó la experiencia pentecostal de hablar en lenguas. Hoy la llamaríamos una predicadora "de la Santidad Pentecostal". Adoptó la doctrina de la Santidad, así como la doctrina pentecostal del hablar en lenguas. Muchos ministros no comprendían las manifestaciones del Espíritu Santo, ni comprendían su doctrina respecto de ellas. Y María se defendía a sí misma en público tan raramente, que cuando lo hacía todos lo notaban. Generalmente ella decía que no había sido llamada a defenderse a sí misma, sino a llevar a otros a Jesucristo.

     La hermana Etter mostraba una fortaleza invencible para avanzar a pesar de la oposición. Cuando la acosaban situaciones en que su misma vida estaba en peligro, se negaba a abandonar una ciudad hasta haber terminado su trabajo. Y nunca tenía miedo de peligros desconocidos, porque sabía que el Señor lucharía por ella. Muchas veces, hombres rudos se abrían paso en sus reuniones y causaban alboroto, porque alguien les había pagado para hacerlo. Otros lo hacían por voluntad propia. Una vez, María escribió:

      "He estado en grandes peligros; muchas veces no sabía si me atacarían con armas de fuego, estando en el púlpito o camino a alguna reunión, o de regreso... Pero dije que jamás correría, ni voy a ceder. El Señor siempre puso su enorme poder sobre mí, quitándome así todo temor, y me hizo como un gigante... Si alguien hubiera tratado de dispararme, o matarme, Dios lo habría matado, y algunas veces yo misma se lo dije a ellos"
     Uno de estos hombres vino a la reunión y, decidido a interrumpirla, se acercó a unos tres metros de la plataforma y comenzó a derramar una corriente de palabras soeces y juramentos. Pero entonces, repentinamente, su lengua se negó a obedecerle, mientras "un extraño poder parecía atar sus cuerdas vocales". Totalmente protegida por el poder de Dios, María parecía no haberse dado cuenta de la presencia de ese hombre. Más tarde, cuando dos periódicos importantes fueron a entrevistar al hombre, aún sacudido por la experiencia, este les contestó: "Vayan y averigüen por sí mismos".

     María fue arrestada cuatro veces durante su ministerio, pero tres de estas citaciones nunca llegaron a la corte. Nueva Inglaterra fue el único lugar en que fue arrestada y llevada ante un tribunal. El juicio en su contra, realizado en Framingham, Massachusetts, estaba basado en la acusación de que ella practicaba ilegalmente la medicina e hipnotizaba a las personas haciéndolas caer en trance.

         Fue un gran espectáculo para la causa de Cristo. Muchas personas atestiguaron en su favor, relatando testimonios personales que podrían haber sido tomados del Libro de los Hechos. El gran escritor y fundador del Instituto Bíblico Bethel, E.W. Kenyon, fue uno de los testigos. Kenyon luego tendría su propio y gran ministerio de enseñanza y sanidad. Fue un autor prolífico. Muchos de sus libros son utilizados como textos en institutos bíblicos de todo el mundo.

     El amor que María sentía por las diferentes culturas también fue causa de persecución racial. Ella amaba a las comunidades africano americanas y americanas nativas tanto como amaba a los blancos. Predicó muchas veces para iglesias negras, ayudaba a sus pastores, y apoyaba sus campañas evangelísticas. También iba a una reservación india, donde se quedaba durante semanas costeándose sus propios gastos. Todas las clases sociales eran bienvenidas en su hogar: ricos o pobres, de igual manera. La hermana Etter amaba a todos.

“NADA QUE NO FUERA UN CIRCO”

     Todos los actos ministeriales de María Woodworth-Etter no pueden condensarse en un único libro. Era una dínamo espiritual pero muy humilde; alguien que "parecía una abuela común, pero ejercía una autoridad espiritual tremenda sobre el pecado, la enfermedad y los demonios". La hermana Etter no podía atender todas las invitaciones que recibía para ministrar. Y las que sí aceptó crearon una conmoción nacional que jamás ha sido silenciada.

     Una de estas reuniones fue planeada por el entonces joven pastor F. F. Bosworth en Dallas, Texas. Sus escritos sobre las espectaculares reuniones que se prolongaron de julio a diciembre sacudieron al mundo. Como consecuencia. Dallas se convirtió en un centro del avivamiento pentecostal.

     Una noche, tres ministros muy solemnes asistieron a la reunión. Dado que no quedaban lugares libres para sentarse, los predicadores que estaban sentados en la plataforma les cedieron sus asientos. Contra su voluntad, los "solemnes" aceptaron. El culto avanzó, y el poder de Dios se manifestó con su acostumbrada fuerza. Entonces, repentinamente, uno de los pastores "almidonados" cayó de su silla y quedó tendido,  inmóvil, en el suelo. Los otros dos intentaron ignorarlo. Pero pocos minutos después, el segundo pastor también cayó al suelo, sin poder evitarlo, y luego el tercero cayó también. Los tres estuvieron en el suelo, bajo el poder de Dios, durante más de tres horas. Finalmente, uno por uno, se levantaron, se sacudieron el polvo, y totalmente aturdidos, se dirigieron hacia la salida.

     Miles de personas venían a Dallas, algunas luego de recorrer más de 3.200 kilómetros, trayendo personas enfermas y afligidas para ser sanadas. Un hombre había sufrido una caída y se había roto tres costillas. Apenas podía mantenerse de pie a causa del dolor. La hermana Etter le impuso las manos e hizo la oración de fe, e instantáneamente, los huesos que habían quedado doblados hacia adentro se colocaron en su lugar. Al principio, el hombre retrocedió cuando María lo tocó, pero al darse cuenta de que el dolor y la hinchazón habían desaparecido, acabó golpeándose el pecho con los puños. Otro hombre, que sufría de tuberculosis, fue traído en una camilla. Su estado era desesperante, ya que también sufría de una fístula, una herida abierta que había causado un gran hueco en su cuerpo. Pero cuando María oró, el poder de Dios golpeó a este hombre. Se levantó de un salto y comenzó a correr delante de la multitud. Luego volvió a su casa, sentado en el vehículo, como los demás, y a partir de ese día comenzó a engordar dos kilos diariamente.

     El cáncer había carcomido todo un lado del rostro de un hombre. Era tan doloroso, que tuvieron que retirarlo de la primera reunión a la que asistió. Pero cuando la hermana Etter le impuso las manos y oró, el poder de Dios cayó sobre él. El dolor, la rigidez y el ardor desaparecieron inmediatamente. De repente, pudo girar el cuello de un lado a otro, y luego se levantó y predicó a la congregación.

     Una noche, tres personas que habían sido sordomudas  y que no se conocían entre sí,  se reunieron frente al altar, llorando, abrazándose y gritando porque Dios había abierto sus oídos y les había dado el habla. Muchos otros que los observaban, lloraban mientras se acercaban al altar para conocer a Dios y ser salvos. Uno de los tres que había sido sordomudo testificó diciendo:

     "Cuando la hermana Etter puso su dedo en la base de mi lengua y luego en mis oídos, ordenando que el espíritu “sordo y mudo” saliera. Dios abrió instantáneamente mis oídos y me dio la voz".

     Una mujer sufría de cáncer y tuberculosis al mismo tiempo. Era como un esqueleto vivo. Los mejores médicos de DalIas la habían atendido y habían declarado que no tenía esperanzas. Fue traída en una camilla, y muchos pensaron que moriría antes que la hermana Etter llegara a su lado. Cuando María oró por ella, ¡la mujer fue instantáneamente sanada y saltó de la camilla gritando! Esta mujer volvió a cada una de las reuniones siguientes y se sentaba con los demás. Aunque aún estaba muy delgada, los que la conocían decían que estaba ganando peso y su salud mejoraba día a día.

     El gran pastor y evangelista de la sanidad. F. F. Bosworth, escribió sobre las reuniones en DalIas:

     "Noche tras noche, tan pronto como se hacía la invitación, todo el espacio disponible de catorce metros alrededor del altar se llenaba con tantas personas que sufrían de enfermedades y afecciones y tantos otros que deseaban ser salvos y bautizados en el Espíritu Santo, que era difícil abrirse paso entre todos ellos".

     En cada reunión había una demostración del poder del Espíritu tal como nunca se ha visto en nuestra generación. Un periodista de Indiana escribió: "Vehículos de todas clases comenzaron a entrar a la ciudad a hora temprana... nada que no fuera un circo o un mitin político atrajo tanta gente antes”. Otro escribió que era la primera vez que su comunidad de Iowa pudiera recordar en que una reunión religiosa había "desplazado a una buena función". Según él, aun "las personas que tenían abonos en el teatro de ópera local fueron a la reunión en la carpa  para ver qué era eso que se había llevado todo su público”.

LA CUESTION QUE PROVOCO LA DIVISION

     Un respetable hombre de negocios cristiano de Los Ángeles, el Sr. R. J. Scott, visitó Dallas mientras se estaban realizando estas reuniones. Él y su esposa habían sido bautizados en el Espíritu Santo en el avivamiento de Azusa. Pero para este momento, la mayoría de los participantes de dicho avivamiento se habían dispersado. Scott estaba buscando una forma de llevar una obra sobrenatural, unida, a Los Ángeles. Había oído sobre las sanidades milagrosas y había venido a ver si eran ciertas. y si la doctrina de María coincidía con la suya. Lleno de gozo por lo que había experimentado, decidió pedirle a María que fuera a Los Ángeles para tener lo que él pensaba que sería "un campamento de ensueño". Él creía que María tenía el poder que Los Ángeles necesitaba. La hermana Etter aceptó ir.

     Como era de imaginarse, miles de personas llegaron en tropel a Los Ángeles para la campaña. Las reuniones se extendían durante todo el día y casi toda la noche. Miles de personas llegaban de todas partes de los Estados Unidos, levantaban carpas y acampaban allí. En realidad, llegó a haber tantas carpas, que hubo que definir "calles" tentativas, con nombres como "Avenida de Alabanza", "Camino Aleluya", o "Avenida de la Gloria". Esto hacía que fuera mucho más fácil ubicar dónde estaba situada una carpa...

     Aunque los resultados de la campaña fueron fenomenales, esta Campaña Mundial de Los Ángeles (Campaña Azusa/Arroyo Seco) en 1913 también fue conocida como origen de la cuestión que dividió al naciente movimiento pentecostal. Fue aquí que surgió el debate sobre "Sólo Jesús", la "unicidad", o "el nuevo tema". La enseñanza provino de John G. Scheppe, un hombre que pasó una noche en oración durante la campaña. Scheppe creyó que había visto algo nuevo sobre el uso del nombre de Jesús, y corrió por todo el campamento compartiéndolo con otras personas. Como consecuencia, la gente comenzó a bautizar "sólo en el nombre de Jesús", en la Costa Oeste, y a decir que si alguien había sido bautizado en nombre de la Trinidad, debería ser rebautizado. Esta enseñanza dividió al movimiento pentecostal. La "campaña soñada" de R. J. Scott había sido preparada para promover la unidad en el cuerpo de Cristo. Por el contrario, produjo una de las más grandes divisiones conocidas en esta generación

     Pronto, el movimiento pentecostal se dividió en varios otros grupos que ponían énfasis en diversas doctrinas. La hermana Etter intentó mantenerse apartada de estos temas. Ella creía que lo más importante era advertir a los pecadores que Jesús regresaría pronto, por medio de la predicación de su Palabra con señales y maravillas. Y así lo expresó de la mejor manera en un sermón titulado :

"No descuides el don que hay en ti", en el que decía:

     “Sus embajadores deben terminar con todas estas contiendas, todas las teorías que causan división deben ser dejadas de lado; este continuo machacar en “la obra terminada” o “la santificación”, que produce antagonismo a los santos, debe concluir. Pablo dice que la predicación debe ser con manifestación del Espíritu Santo y poder... Que la Palabra salga con demostración y poder, para que la gente pueda ver lo que Dios tiene para ellos".
     La hermana Etter adoptó la política de predicar solamente en reuniones donde no se hablaba de doctrinas" divisorias". Años más tarde, sostuvo que la posición que apoyaba la "unicidad" era" el mayor engaño que jamás haya inventado el diablo".

“NOS ELECTRIZABA”

     Es comprensible que María tuviera emociones mezcladas en relación con la campaña en Los Ángeles. Se la había anunciado como la oradora principal, y miles de personas venían de todas partes de los Estados Unidos para estar presentes en sus reuniones. Pero debido a la controversia política, los ministros varones tomaron el control,  y la hermana Etter se vio obligada a ministrar solamente por las mañanas. Los hombres tomaron las reuniones de la tarde y la noche, principalmente para exponer sobre la nueva doctrina de la "unicidad". La presionaban para que terminara sus reuniones matutinas más temprano, para que pudiera comenzar el predicador de la tarde. Y a pesar de todo esto, cientos de personas fueron milagrosamente sanadas. Se dice que cuando el tiempo que le correspondía estaba por terminar, la hermana Etter simplemente levantaba las manos hacia el cielo, mientras salía de la tienda, y en ese momento, muchos eran sanados. Un jovencito recordaba: "Ella levantaba sus pequeñas manos y el poder de Dios nos electrizaba".

     Los inválidos se levantaban de sus lechos de enfermedad; los sordos oían: los ciegos veían: los que sufrían de artritis eran sanados instantáneamente: los tumores eran destruidos: la hidropesía se esfumaba. En pocas palabras, toda forma de enfermedad y dolencia que se atreviera a mostrarse en las reuniones de la hermana Etter debía inclinar su rodilla ante Jesucristo y se desintegraba en el fuego del Espíritu. Y todo esto a pesar de las divisiones doctrinales.

     Elizabeth Waters recuerda estas reuniones de esta forma:

     "Recuerdo como si fuera ayer, que mi amiga y yo empujamos a mi madre en su silla de ruedas a lo largo de seis o siete largas cuadras... Dos hombres grandes llevaron la silla hasta delante del púlpito circular que ya estaba rodeado de sillas de ruedas. Hacía tanto calor que mi madre nos rogaba que la lleváramos a casa, pero yo insistí en que nos quedáramos. Gloria a Dios, porque la señalaron para subirla a la plataforma, donde esa hermosa y pequeña dama que jamás olvidaré, habló a mi madre. La vi contestar sacudiendo la cabeza y entonces ella [la hermana Etter] la golpeó en el pecho (a mí me pareció que la había golpeado muy fuerte). Fue como si un rayo la atravesara, se levantó de un salto y salió corriendo y saltando llena de gozo. Toda la gente gritaba; dudo que hubieran visto algo así antes. Vimos muchos más milagros. Casi tuvimos que atar a mi madre a la silla para regresar a casa. Ella quería caminar, pero estaba débil, porque había estado confinada a su cama durante dos años. Cuando llegamos a casa, mi abuela y algunos vecinos nos esperaban. Mi madre se levantó de la silla de ruedas y subió las escaleras. Todos gritaban y lloraban. A partir de ese día, mi madre fue completamente sana, recuperó peso, y amó al Señor".
     Debido a las campañas de DalIas y de Los Ángeles; la hermana Etter continuó siendo una evangelista líder durante el resto de su vida, y aunque amaba la vida itinerante. Dios tenía otros planes para ella. Aún no había terminado de escribir las páginas de la historia.

CUENTOS DEL TABERNACULO

     Después de cuarenta y cinco años de ministerio, y de haber predicado miles de sermones de costa a costa del país. María escuchó la voz de Dios diciéndole que construyera un tabernáculo en el oeste de Indianápolis. Muchos le habían pedido que construyera un lugar permanente donde pudieran ir en cualquier momento a recibir su ministración. Había recibido ofrecimientos de todas partes de los Estados Unidos para establecerse allí, pero ella eligió Indiana por su ubicación central. Según el estilo de la hermana Etter, el Tabernáculo fue un modelo para las iglesias pentecostales de hoy. María construyó la iglesia contigua a su hogar, y ministró allí durante los últimos seis años de su vida.

     En ese momento había pocas iglesias grandes. Así que cuando la hermana Etter levantó ese edificio con capacidad para quinientas personas, no fue poco trabajo. Durante todo su ministerio. María jamás presionó a la gente para que aportara dinero. Pero para construir este Tabernáculo, envió cartas pidiendo ayuda económica. El dinero llegó y el edificio comenzó a cobrar altura. Fue dedicado el 19 de mayo de 1918, y hasta la fecha, sólo otra mujer ha sobrepasado su capacidad para" construir iglesias". Se trata de la evangelista que emuló en gran medida el estilo de María: Aimee Semple McPherson.

     La hermana Etter utilizó el Tabernáculo como su base. María tenía una capacidad especial para elegir a los colaboradores que contribuirían al avivamiento. Como consecuencia, la iglesia permanece aún hoy (aunque ubicada en otro lugar) y está afiliada a las Asambleas de Dios. Gente de todas partes de los Estados Unidos se acercó para asistir a esta iglesia, y muchos quedaron en ella como fieles miembros.

     Un hombre recordaba que "la gente se acercaba hacia el altar y caía al suelo antes de llegar". Este hombre dijo que nunca vio que se utilizara la sugestión ni que se empujara a las personas: "Era de Dios. La hermana Etter no hacía nada falso".

     Una historia increíble ocurrida en el Tabernáculo fue protagonizada por una familia rumana. La hija de esta familia sufría de tuberculosis, y dos mujeres pentecostales habían ido a su casa para orar por ella. Al descubrir que su hija había sido sanada después de esta oración, la familia buscó una iglesia pentecostal donde congregarse y encontró el Tabernáculo.

     Durante el primer culto, una mujer que había sido milagrosamente sanada de cáncer se puso de pie, y dio un mensaje en lenguas que duró veintiocho minutos.
Algunos se preguntaban por qué la hermana Etter permitía que esa mujer hablara con tanta libertad en el Espíritu durante un tiempo tan largo. Pero la respuesta llegó el domingo siguiente, cuando se supo que esta mujer había hablado en rumano, un idioma que jamás había oído y naturalmente, nunca había aprendido.

     Esta pequeña familia rumana recibió un mensaje de Dios en su propio idioma, y se quedaron sentados, escuchando, totalmente abrumados. El padre era el único que hablaba inglés. Se ha dicho que María y los miembros del Tabernáculo "aprendieron a esperar experiencias como esa, de la misma manera que algunas congregaciones saben que se va a cantar la doxología al final de un culto”.

     Otra historia ocurrida en el Tabernáculo se refería a la sanidad de un niño que tenía tuberculosis y al que se le había desarrollado un tumor del tamaño de un puño. Cuando su madre lo llevó a María, esta dijo: "Simplemente lo cortaremos con la Espada del Espíritu". Con estas palabras, la hermana Etter tomó su Biblia y golpeó al niño en el cuello, y este fue sanado.

EL ENCUENTRO DE DOS GRANDES

     Una de mis historias favoritas relacionadas con el Tabernáculo es la que relata el encuentro entre María Woodworth-Etter y Aimee Semple McPherson. En ese momento, Aimee era aún una evangelista itinerante. Ella amaba verdaderamente a la hermana Etter y deseaba intensamente reunirse con ella y asistir a una de sus reuniones. En mi opinión personal, creo que Aimee devoraba todo lo que pudiera leer sobre la hermana Etter, y que fortaleció su propio llamado con el coraje que María demostraba.

     Había habido una cuarentena debido a la gripe en la ciudad de Indianápolis, hasta que llegó el "Coche del Evangelio" de Aimee. La cuarentena se levantó la noche en que ella llegó, y Aimee lo atribuyó a la voluntad de Dios. El 31 de octubre de 1918. Aimee escribió en su diario:

     "Durante años he tenido el deseo de ver a la hermana Etter, y he hablado sobre esto con mayor frecuencia en los últimos meses. Mi anhelo era escucharla predicar y estar en sus reuniones... Mañana el tabernáculo de la hermana Etter estará abierto y yo cumpliré el deseo de mi corazón. ¡Gloria!"
     Después de asistir a la reunión, Aimee escribió:

     "Nos gozamos y alabamos juntas a Dios. El poder de Dios cayó... y derramó sobre nosotras sus bendiciones"
     La hermana McPherson salió de Indianápolis al día siguiente, regocijándose, sin duda, en el camino hacia su propio destino divino: California. Sólo podemos imaginar los hermosos recuerdos que seguramente le habrán quedado de su encuentro con María.

    Aunque no hay registro oficial de lo que la hermana Etter pensaba de Aimee, su compañera de viajes. Bertha Schneider, sí hizo un comentario al respecto. En cierta ocasión, la hermana Etter y Aimee estaban en la misma ciudad. Era su noche libre, por lo que el grupo de la hermana Etter asistió a un culto de Aimee. Pero María decidió no ir. La razón, según la señora Schneider, fue que "la hermana Etter expresaba su preocupación por la dirección que estaba tomando el ministerio de Aimee, con representaciones teatrales y otras atracciones populares". Personalmente, creo que dado que la hermana Etter era de trasfondo de la Santidad, su preocupación era genuina, no crítica.

     Muchos grandes predicadores de la época visitaron el Tabernáculo. Aunque no hay documentos que prueben que la hermana Etter haya conocido al legendario evangelista británico Smith Wigglesworth, muchos creen que él fue un discípulo de su ministerio. Se cree que él tomó varios de sus lemas de la hermana Etter. Y Wigglesworth condujo una serie de reuniones en el Tabernáculo después de la muerte de María, en 1925.

     Quizá estas historias intimiden a algunos de los que leen este libro. Comprendan que Dios está restaurando lo sobrenatural en su iglesia, en el día de hoy. Algunos de los que leen tienen miedo. Dios les ha dicho que oren por los enfermos en sus iglesias, y no lo han hecho. Quizá no saben mucho sobre la voluntad de Dios para la sanidad. Quizá se sienten confundidos. La voluntad de Dios es que el hombre sea libre. Él vino para destruir la obra del diablo, no para tolerarla o vivir soportándola. La iglesia de hoy debe aprender a manejar al destructor y dar vida a las personas.

     Son demasiados los que permanecen dentro de los confines de una doctrina "confortable" o una teología que les permite "elegir". Dios desea que todo el consejo de su Palabra sea predicado y demostrado a las personas. Por eso Jesús dio su sangre. Comienza a leer el Libro de los Hechos, y aprenderás sobre las personas que demostraron el Espíritu Santo y la oposición que causaron. Como los apóstoles, la hermana Etter permaneció fiel a todo el consejo de Dios durante toda su vida, a pesar de las presiones y la persecución, y nosotros debemos hacer lo mismo. Ella nos ha pasado la antorcha, y nosotros debemos llevarla con fidelidad.

LA QUE MARCO EL CAMINO

     El verano de 1924 fue difícil para María. A los ochenta años de edad, con una salud deteriorada por la gastritis y la hidropesía, recibió una noticia que le destrozó el corazón. Su única hija, Lizzie, de sesenta años, había muerto en un accidente automovilístico. Ahora toda su familia inmediata había ido a descansar con el Señor. Y aunque era de edad avanzada y frágil, María todavía pudo reunir fuerzas suficientes para plantarse frente al púlpito y conducir el funeral. En su mensaje exhortó a los presentes a tener fe en Dios y mirar a los cielos, no a la tumba.

     Durante ese año, hubo momentos en que la hermana Etter estaba tan débil que no podía caminar. Pero eso no impedía que predicara. Si no podía caminar, pedía a alguien que la llevara detrás del púlpito. Finalmente, el Tabernáculo le regaló una gran silla de madera. Entonces, cuando ella estaba demasiado débil para caminar, algunos hombres fuertes llevaban su silla de la iglesia a su casa, la sentaban en ella, y la llevaban a la iglesia. Tan pronto como sus pies tocaban la plataforma, el Espíritu de Dios la reanimaba y podía caminar por todas partes, predicando y ministrando en el poder sobrenatural de Dios. Cientos de personas son testigos de cuán débil parecía, y cuán increíblemente fuerte estaba sobre la plataforma. Al final del culto, los hombres volvían a sentarla en su silla para llevarla a su casa.

     La fe de la hermana Etter hizo que continuara., aun cuando muchos se habrían dado por vencidos. Recordemos que para este tiempo la hermana Etter tenía ochenta años. No había aviones, y muy pocas comodidades, en esa época. No había aire acondicionado ni todas las facilidades modernas. Ella había viajado por todo el país en coches pequeños y trenes, y muchas veces, cuando el dinero escaseaba o no le daban alojamiento, había dormido en carpas. Pero eso no le importaba.

     Tres semanas antes que muriera, el Señor reveló a María que "faltaban sólo unos pocos días para que partiera" a recibir su recompensa. Durante este tiempo, una mujer le trajo flores, y la hermana Etter le respondió: "Pronto estaré donde las flores florecen para siempre". Varias veces hasta predicaba a las personas que iban a visitarla en su hogar.

     Al morir María, Agust Feich, uno de sus colaboradores, escribió:

     "Unos pocos días antes de fallecer, me llamó a su lado, tomó mi mano y me dijo: 'Hermano Feich. ¿Comprende usted que voy a seguir el camino de toda carne'? Mi respuesta fue: .Sí, madre', a lo cual ella contestó: Usted ha sido muy fiel en su ministerio conmigo durante todos estos años. Ahora confío en que la bendición de Dios descanse sobre usted: pronto ya no me tendrá más a su lado para ayudarle".
     El final de María Woodworth-Etter llegó sin luchas, mientras ella se hundía lentamente en un profundo sueño:

     "Tenía buena vista para una persona de su edad. Sus facultades mentales fueron agudas hasta el final. No hubo ni un momento en toda su enfermedad en que no pudiera charlar tranquilamente con alguien de cualquier tema que surgiera. Los santos que la rodeaban entraban libremente en todo momento para verla y hablar con ella. Algunos venían guiados por el Espíritu para orar por ella; otros, para que María orara por ellos. Ella imponía las manos sobre los enfermos y oraba por los necesitados, y esto lo hizo hasta el final. Lo hacía, sabiendo que al mismo tiempo sus propias fuerzas se escapaban sin remedio. Ella dijo repetidas veces durante su ministerio que prefería gastarse por Jesús a herrumbrarse.

     Antes de morir, a los ochenta años, María había enterrado a sus seis hijos y dos esposos; había predicado miles de sermones de punta a punta del país; había vencido a todos los matones y los ministros que se le oponían: había marcado el camino para las mujeres en el ministerio: y había mostrado sin claudicar el poder del Espíritu Santo con poderosas señales y maravillas que le seguían.

     No era una persona culta. No le importaban los estudios en el seminario y no se tomaba el tiempo para explicar cómo obraba Dios. María predicó un evangelio muy simple; se ofreció completamente al Señor, y creyó que se producirían señales y maravillas. Su única pasión fue que el evangelio cobrara vida y que las personas fueran guiadas por el Espíritu. Predicó muchas veces con lágrimas surcando sus mejillas, rogando a quienes la oían que se acercaran a Cristo. Sus reuniones y sus enseñanzas prepararon el camino para la fundación de muchas denominaciones pentecostales, incluyendo las Asambleas de Dios, la Iglesia Cuadrangular y otras similares.

LA FAMILIA DE MARIA EN LA ACTUALIDAD

     El legado inmediato de María no volvió a ser recordado sino hasta 1977. El hijo de su tataranieto, Tom Slevin, estaba interesado en estudiar su árbol genealógico. Con gran sorpresa, descubrió que una "pequeña predicadora pionera", llamada María Woodworth-Etter, también conocida como “la abuela Etter", era su parienta directa. Ella había sido una famosa evangelista y fundadora de una iglesia que no estaba lejos de su casa. Tom preguntó a su madre, Mary, acerca de ella, pero su madre no pudo responder con detalle, ya que gran parte de la información se había perdido. El señor Slevin se negó a darse por vencido. Comenzó a estudiar los libros y los sermones de María, leyéndolos continuamente. Pronto, sintió en su propia vida la influencia de los sermones de esta mujer, algunos de los cuales habían sido predicados más de 80 años atrás.

     Slevin dijo: "Cuando leí por primera vez sus libros, pensé que quizá había exagerado en los relatos de los tremendos milagros. Por eso fui a otras ciudades e investigué por medio de microfilms. Leí los periódicos antiguos y descubrí algo maravilloso. ¡Descubrí que las historias que relataban sus libros eran absolutamente ciertas, y que los periódicos habían omitido muchos milagros!"

     Slevin y su madre desarrollaron tal curiosidad por la vida de María, que fueron a escuchar a un evangelista que había recibido la ministración de la hermana Etter cuando era un niño. Este evangelista, Roscoe Russell, era aquel que había sido milagrosamente sanado cuando María lo "golpeó" en el cuello con una Biblia. Cuando la madre de Slevin pasó al frente para que oraran por ella, el evangelista le dijo: "El mismo Dios que respondió las oraciones de su tatarabuela está aquí hoy. Él responderá sus oraciones de la misma manera". Después de esto, la madre de Slevin fue bautizada en la iglesia asociada al ministerio de la hermana Etter.

A Slevin le agrada comparar el ministerio de María con el de Smith Wigglesworth. Él cree que la relación de ambos con Dios era muy similar, especialmente en el área de la fe. Aunque tiene muchas historias favoritas, Slevin recordó que John G. Lake conoció a María en 1913. Se dice que después de esa reunión, Lake dijo a su gente que "oraran como la Madre Etter".

A partir de sus investigaciones, Slevin conoció mejor el carácter de su antepasada. "Lo que más me impresionó", recuerda. "fue cuán completamente había entregado su vida a Dios. Era tan diferente de muchas personas hoy en día. Iba a dondequiera que Dios le decía que fuera, así hubiera veinte personas o mil. Su tiempo le pertenecía a Dios. Nunca estaba "demasiado ocupada" como para no hacer lo que Dios le decía. Todos eran importantes para ella, porque eran importantes para Dios. Por eso conocía a Dios tan bien. Por eso podía “golpear a alguien en el estómago”, o “darle un golpe en el cuello”. Ella conocía a Dios y sabía que Él lo sanaría”. “Sin duda, a través de la familia Slevin, el legado espiritual de la hermana Etter continuará.

UN PUNTO DE VISTA PERSONAL

Según las observaciones que hice personalmente, el ministerio que realizaba la hermana Etter ha pasado a otros y aún continúa en la tierra. Todo ministerio debería ser seguido por señales y maravillas. Si no lo es, los ministros simplemente están jugando con el ministerio. Si tu ministerio obedece los mandatos de Jesús, le seguirán señales y maravillas.

Los estilos de ministerio y los métodos cambian de persona a persona. Ninguna persona obrará en la misma forma que otra, porque todos somos individuos y tenemos diferentes generaciones para alcanzar.

Pero cuando un ministerio opera en la misma magnitud de uno que ha pasado antes que él, algunas veces digo que el "manto" ha pasado de uno a otro. Un manto es un término espiritual que puede ser comparado, en lo natural, con un chal o un abrigo. Cuando "vestimos" el manto, operamos en una forma similar a la del ministerio del cual lo recibimos.

Desde este punto de vista personal, creo que Aimee Semple Mc Pherson continuó donde María dejó, por medio de grandes señales, prodigios y maravillas. Creo que ella recibió el manto de María. De McPherson, pareciera que un manto similar pasó a Kathryn Kuhlman. Kuhlman también fue conocida por la gran magnitud de los milagros que se produjeron en su ministerio y por su hambre de comunión con el Espíritu Santo. Hoy, en la década del 90, me parece que un manto similar de sanidad ha pasado de Kathryn Kuhlman a Benny Hinn, aunque a este no le agrada que se diga eso de él, ya que cree que tiene un manto que Dios le ha dado directamente a él, no proveniente de otro. Benny Hinn es el gran pastor y evangelista de la sanidad de Orlando, Florida.

NO TE HERRUMBRES

María Woodworth-Etter alcanzó a miles y miles de personas en todos los Estados Unidos con el mensaje liberador de Jesucristo. Esto fue lo que se escribió sobre ella:

"Gloria a Dios y al Señor Jesús por llamarla, dotarla de poder, guardarla y hacer de ella una “Madre en Israel” para nosotros. El mismo amor que la guardó es nuestro hoy. Amén. "
Nuevamente vemos en esta Tierra poderosas señales y maravillas. Por eso, cultiva los tesoros divinos que hay en ti por medio de la experiencia y de la Palabra; y luego hazlos surgir a la superficie por medio de la oración y la obediencia. Cree que Dios hará que se produzcan señales y maravillas a través de ti. Decídete a ser utilizado en esta hora, y avanza hacia la plenitud que Dios tiene para ti. No permitas que los contratiempos te frustren o Sean obstáculos para tu vida. Pide al Espíritu de poder que te ayude a completar tu carrera con una victoria completa. Adopta como lema estas palabras de la hermana Etter:

"Es mejor gastarse por Jesucristo, que herrumbrarse".

No te detengas hasta que hayas terminado. El mundo está buscando la respuesta que tienes dentro de ti.







Sobre el autor: 

Roberts Liardon es uno de los líderes cristianos más respetados de nuestra generación. Como autor, orador, líder espiritual, historiador de la iglesia, y humanitaria, que ha ministrado en más de 125 países. Sus libros han sido traducidos a más de sesenta idiomas, y más de quince millones han sido vendidos en todo el mundo.
Como adolescente, Roberts se inspiró para empezar a escribir y producir una serie de libros y vídeo tituladoGenerales de Dios , que narra la vida de los líderes cristianos protestantes. El primer volumen de pentecostales y carismáticos ministros fue un éxito inmediato, y con volúmenes posteriores Roberts se ha convertido en una autoridad reconocida en la historia de los movimientos protestantes.
En sus veinticinco años, Roberts construyó una de las iglesias de más rápido crecimiento en los EE.UU. y estableció su primera, Biblia universidad acreditada. A partir de este ministerio, fundada hace más de cuarenta iglesias y construyó cinco institutos bíblicos de todo el mundo. Él siempre ha ayudado a los pobres y necesitados a nivel local, a través de América, y en todo el mundo.
Recientemente, Roberts puso en marcha un nuevo programa de televisión llamado Generales de Dios con Roberts Liardon . Él sigue hablando a esta generación de cristianos e iglesias, ayudándoles a acercarse más a Dios, crecer en madurez espiritual, y el impacto en sus comunidades.
                  https://www.robertsliardon.org/


Este material fue redactado y pasado del original
con el fin de compartirlo con creyentes fieles dentro
de la iglesia, y no con fines de comercialización.
Pastor: Mario Pérez
01 de Octubre de 2013


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Pastor: Mario Perez

Que Dios te bendiga y te acompañe siempre. Que ilumine tu vida y te abra los caminos. Que nunca te falte amor, cariño, salud ni dinero. Que recibas toda la felicidad que te mereces.

1 comentario:

  1. Muchas gracias, ha sido de gran bendición una inyección de fe.
    gracias por compartir Dios siga bendiciendo su ministerio

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