Hebreos 13:5 Sean vuestras costumbres sin avaricia,
contentos con lo que tenéis ahora; porque él dijo: No te desampararé, ni te
dejaré; 13:6 de manera que podemos decir confiadamente: El Señor es mi
ayudador; no temeré Lo que me pueda hacer el hombre.
Lucas 12:8 Os digo que todo aquel que me confesare
delante de los hombres, también el Hijo del Hombre le confesará delante de los
ángeles de Dios; 12:9 mas el que me negare delante de los hombres, será negado
delante de los ángeles de Dios.
La palabra de Dios, está preñada de fe, amor y milagros,
pero depende de que voz estamos escuchando.
Tenemos que tomar dominio de tu carne, de las
insinuaciones de Satanás o las cosas que te ofrece el mundo.
Empecemos a decir en la
tierra, lo que dice el cielo.
1-     Dios
dijo: "Yo te redimí" (comprado).  
Isaías 43:1 Ahora, así dice Jehová, Creador tuyo, oh Jacob, y
Formador tuyo, oh Israel: No temas, porque yo te redimí; te puse nombre, mío
eres tú.        
Yo digo: "Soy el redimido de Jehová y estoy
redimido del poder del enemigo".
•      Dios te
redimió para que tengamos una mejor calidad de vida.
2-    Dios dijo:
"Te he llamado en justicia"  
Isaías
42:6 Yo Jehová te he llamado en justicia, y te sostendré por la mano; te
guardaré y te pondré por pacto al pueblo, por luz de las naciones.
2da corintios 5:21 Al que no conoció pecado, por
nosotros lo hizo pecado, para que nosotros fuésemos hechos justicia de Dios en
él.
 Yo digo:
"Soy la justicia de Dios en Cristo".
•      Jesús, pago
en la cruz todos nuestros pecados, para recibir toda justicia, para tener
victoria; así que aceptemos la justicia como la acepto Jesús, siendo fiel y
obediente a su palabra.
•      Su justicia
inunda de profunda paz.
•      El me hace
justicia, para que yo también haga justicia.
3-    Dios dijo:
"Yo soy tu Dios que te esfuerzo"  
Filipenses 4: 13 Todo lo puedo en Cristo que me fortalece.
 Yo digo:
"Todo lo puedo en Cristo que me fortalece". 
•      Todo lo
podemos, y con el esfuerzo para hacer cosas grandes para Dios, él no ayuda y es
protección.
•      Empecemos a
reconocer que estamos en Cristo, no estamos solos, Jesús está con nosotros.
4-    Dios dijo:
"La palabra que sale de mi boca no vuelve a mí vacía"
 Yo digo:
"Hágase conmigo conforme a tu Palabra".
•      Dios está
hablando todo el tiempo y somos nosotros lo que debemos apropiarnos de esas
palabras.  Tomemos estás palabras que nos
producirán fe a lo interno, para manifestarlo en lo externo.
•      Lo que sale
de la boca de Dios arreglo el mundo, por lo tanto, también puede arreglar el
nuestro.
5-    Dios dijo:
"Yo soy Jehová tu sanador"  
Éxodo
15: 26 y dijo: Si oyeres atentamente la voz de Jehová tu Dios, e hicieres lo
recto delante de sus ojos, y dieres oído a sus mandamientos, y guardares todos
sus estatutos, ninguna enfermedad de las que envié a los egipcios te enviaré a
ti; porque yo soy Jehová tu sanador.
Isaías 53: 5 Mas él herido fue por nuestras rebeliones,
molido por nuestros pecados; el castigo de nuestra paz fue sobre él, y por su
llaga fuimos nosotros curados.       
Yo digo: "Por su llaga yo fui sanado".
•      Dios es
nuestro sanador y como sus hijos debemos entrar en la confesión de Dios y
repetirlo con revelación.  Él nuestro
médico de cabecera.
6-    Dios dijo:
"Vosotros sois la luz del mundo" 
Mateo 5: 14 Vosotros sois la luz
del mundo; una ciudad asentada sobre un monte no se puede esconder.       
Yo digo: "Soy luz en el Señor y ando como hijo de
luz".
•      Somos la luz
del mundo y debemos amar a todos por igual.
•      Somos hijos
de luz y andamos en justicia, somos luz del camino de los de nuestro alrededor.
7-    Dios dijo:
"Mío es el oro y mía es la plata" 
Hageo 2: 8 Mía es la plata, y
mío es el oro, dice Jehová de los ejércitos.
 Yo digo: "Mi
Dios suplirá todo lo que me falte conforme a sus riquezas en gloria en     Cristo Jesús".
•      Somos
colaborar de Dios, no nos afanemos por nada, solo primero su justicia.  Todo lo que necesitamos está en Cristo,
enfoquémonos en buscarlo a él para recibir de todos sus beneficios.
Todo lo que Dios ha dicho por su boca, está para que
nosotros sus hijos nos apropiemos de ellas y la hagamos parte de nuestra
confesión diaria. 
Empecemos a buscar a Dios en comunión y recibir todas
sus bendiciones, porque somos sus hijos y coherederos con Cristo.
Les amamos.
 
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