Les dije [a los científicos]: "Caballeros, quisiera que vean una cosa más. Vayan a su hospital y traigan a un hombre que tenga una inflamación en el hueso. Tomen su instrumento y colóquenlo en su pierna. Dejen suficiente espacio como para que pueda tocar la pierna con mi mano. Pueden asegurarlo a ambos lados". Cuando el instrumento estuvo listo, puse mi mano en la espinilla del hombre y oré como ora la Madre Etter: no fue una oración extraña, sino el clamor de mi corazón a Dios. Dije: "Dios, mata esta enfermedad demoníaca con tu poder. Que el Espíritu se mueva en él; que viva en él" "Entonces les pregunté: 'Caballeros, ¿qué está sucediendo?" "Todas las células están respondiendo", me dijeron"
Si alguna vez hubo un hombre que anduvo según la revelación de "Dios en el hombre", este fue John G. Lake. Un hombre lleno de propósito, visión, fortaleza y carácter. Su única meta en la vida era llevar a la plenitud de Dios a cada persona.
Muchas veces dijo que el secreto del poder del cielo no estaba en hacer, sino en ser. Él creía que los cristianos llenos del Espíritu Santo debían disfrutar del mismo tipo de ministerio que tuvo Jesús cuando vivió en la Tierra, y que esta realidad podía lograrse solamente si se veían a sí mismos como lo veía Dios.
LA SOMBRA DE MUERTE
John G. Lake vivió su vida y cumplió su ministerio en la Tierra con este entendimiento espiritual.
Nació el 18 de marzo de 1870 en Ontario, Canadá. Tuvo quince hermanos. Su familia se mudó a Sault Sainte Marie, Michigan, cuando él aun era pequeño.
Lake escuchó por primera vez el evangelio predicado en una reunión del Ejército de Salvación cuando tenía dieciséis años, y poco después entregó su vida al Señor. Aunque había vivido una vida moralmente pura, su corazón estuvo inquieto hasta que pidió al Señor que lo salvara. Hablando de este encuentro, Lake escribió más tarde:
"Me rendí a él. La luz de los cielos se abrió paso en mi alma. Cuando me levanté de mis rodillas, ya era un hijo de Dios, y lo sabía"."
Los padres de Lake eran personas fuertes y vigorosas, que habían sido bendecidas con una salud maravillosa. Pero un espíritu de enfermedad y muerte había atrapado al resto de la familia. Ocho de sus miembros (cuatro hermanas y cuatro hermanos) murieron de enfermedades. "Durante treinta y dos años siempre hubo un miembro de nuestra familia inválido", escribió Lake. "Durante este tiempo, nuestro hogar nunca estuvo libre la sombra de enfermedad". Su niñez estuvo llena de recuerdos de "médicos, enfermedades, enfermeras, hospitales, coches fúnebres, tumbas y lápidas; un hogar triste; una madre destrozada y un padre quebrantado, luchando por olvidar los dolores del pasado para poder ayudar a los miembros de la familia que aún vivían y que necesitaban de su amor y sus cuidados".'
"CIENCIA" EQUIVOCADA, ACTITUD CORRECTA
En su juventud, Lake se interesó mucho por las ciencias y la fÍsica. Le agradaba la química y le gustaba experimentar con instrumentos y equipamiento científico. Hasta llegó a tomar un curso de medicina, aunque luego abandonó esta carrera.
Lake era muy minucioso en su investigación tanto en las ciencias como en los temas espirituales. Investigaba incansablemente la Biblia, no sólo para comprenderla, sino también para probar su exactitud en la vida diaria. Como resultado, Lake andaba. hablaba y respiraba en el fluir de la vida de la resurrección de Dios.
En 1890, cuando Lake tenía veinte años de edad un granjero cristiano le enseñó sobre la santificación. Esta revelación atravesó su corazón y fue solemnemente considerada la coronación de la obra de Dios en su vida. De esta nueva revelación dijo Lake:
"Nunca dejaré de alabar a Dios por haberme revelado la profundidad... del poder de la sangre de Jesús. Una hermosa unción del Espíritu estaba sobre mi vida"
Un año después, en 1891, Lake se mudó a Chicago, y fue admitido en la escuela de ministerio metodista. En octubre de ese año fue asignado a una iglesia en Peshtigo, Wisconsin, pero declinó el pastorado.
También decidió dejar la escuela metodista y mudarse a Harvey, Illinois, donde fundó The Harvey Citizen, un periódico local. Mientras vivía en Harvey conoció a su futura esposa, Jennie Stevens, de Newberry, Michigan.
EL DON DE "JENNIE"
Jennie era perfecta para John Lake. Poseía un maravilloso sentido del humor, un juicio agudo, una firme fe en Dios y una profunda sensibilidad espiritual. Los dos se amaban profundamente y se casaron el 5 de febrero de 1893, en Millington, lllinois. Dios bendijo a la pareja con una maravillosa unidad en el Espíritu, y siete hijos.
Uno de los ministerios más importantes de Jennie para su esposo eran la oración y la intercesión. Hubo muchos momentos de su ministerio en que alguno de ellos se sentía movido a orar cuando el otro estaba en problemas. Lake valoraba en gran manera el consejo y el apoyo de su esposa.
Pero dos años después de iniciar este maravilloso matrimonio, la enfermedad se filtró en su hogar. A Jennie le diagnosticaron tuberculosis y problemas cardíacos. El latido irregular de su corazón hacía que cayera inconsciente, y algunas veces Lake la encontraba, sin sentido, en el suelo o en la cama.
Para combatir estos problemas, cada vez le daban dosis más grandes de estimulantes para controlar su ritmo cardíaco, y finalmente se vio obligada a utilizar tabletas de nitroglicerina. En un sentido práctico, todo esto la convertía en una inválida.
Finalmente, por recomendación de los médicos, Lake se mudó con su familia nuevamente a Sault Sainte Marie, Michigan, donde comenzó a trabajar en negocios inmobiliarios. Pero Jennie continuó empeorando hasta 1898, cuando los médicos dijeron a Lake que ya no quedaba nada por hacer.
UNA DECISIÓN DRÁSTICA
Ahora Lake se enfrentaba a la crisis más terrible de su vida. ¿Dónde estaba el poder de Dios en este momento? Toda su familia había sido afligida por las enfermedades. Su hermano había sido inválido debido a una hemorragia interna durante veintidós años. Su hermana, de treinta y cuatro años, tenía cáncer de mama. Otra hermana estaba muriendo de una enfermedad en la sangre. Y ahora la persona más querida para él, Jeannie, estaba cerca de la muerte.
Pero Lake había experimentado el poder sanador de Dios anteriormente. Cuando era más joven, había sufrido de reumatismo. Cuando el dolor que deformaba su pierna finalmente llegó a un punto extremo, viajó al Hogar de Sanidad de John Alexander Dowie en Chicago. Mientras estaba allí, un hombre mayor le impuso las manos, el poder de Dios vino sobre él y sus piernas se enderezaron instantáneamente.
Los demás familiares de Lake que sufrían enfermedades terminales también habían sanado en el hogar de Dowie. Después de su propia sanidad, Lake trajo a su hermano inválido al hogar de Dowie, donde este fue sanado. Cuando le impusieron las manos, su enfermedad en la sangre desapareció y saltó de su lecho de muerte.
Entonces llevó a su hermana que sufría de cáncer de mama, a Chicago. Al principio, cuando llegaron, ella tenía algunas dudas, pero una vez que oyó la Palabra de Dios predicada con tan gran poder, su fe creció y fue sanada. Su dolor desapareció instantáneamente, y la masa más grande del cáncer cayó en unos pocos días. Los nódulos más pequeños simplemente desaparecieron y Dios restauró su seno mutilado.
¿MORIR? DE NINGUNA MANERA ...!!!
Otra de sus hermanas continuaba enferma a pesar de las muchas oraciones. Lake estaba planeando llevarla al hogar de sanidad a ella también, pero antes que pudiera hacerlo, su madre lo llamó por teléfono. Le dijo que su hermana estaba muriendo, y que si deseaba verla, debería apresurarse. Cuando Lake llegó, su hermana estaba inconsciente, sin pulso, y el cuarto estaba lleno de gente que lloraba su muerte. Conmovido por esta escena, Lake miró al bebé de su hermano, acostado en la cuna y pensó: "¡Ella no debe morir! ¡De ninguna manera!" Luego escribió acerca de esta profunda compasión:
"No tengo palabras para expresar a otra alma el clamor que había en mi corazón y la llama del odio por la muerte y la enfermedad que el Espíritu de Dios había encendido dentro de mí. ¡La misma ira de Dios parecía haberse apoderado de mi alma! "
Lake caminaba agitado de un lado a otro del cuarto, mientras su corazón clamaba por alguien que tuviera fe para ayudarlos. Sólo podía pensar en un hombre que tuviera esta clase de fe: Dowie. Por lo tanto le envió un telegrama con las siguientes palabras:
"Aparentemente mi hermana ha muerto, pero mi espíritu no la dejará ir. Creo que si usted ora, Dios la sanará".
La respuesta de Dowie fue:
"Aférrese a Dios. Estoy orando. Ella vivirá".
Al leer estas palabras, Lake lanzó un ataque espiritual terriblemente furioso sobre el poder de la muerte, reprendiéndola con firmeza en el nombre de Jesús. En menos de una hora, su hermana revivió totalmente. Cinco días más tarde, disfrutaba de la cena familiar de Navidad.
Pero eso había sido entonces; ahora su amada esposa estaba muriendo, y su estado empeoraba cada vez más.
SE REVELA EL DIABLO
El 28 de abril de 1898, cuando parecía que Jennie estaba llegando a sus últimos momentos, un ministro amigo animó a Lake a entregarse a la voluntad de Dios y aceptar la muerte de Jennie. Sus palabras cayeron como un terrible peso sobre Lake, y este se tensó, resistiéndose. Aun así, la realidad de la muerte parecía inminente.
Completamente desesperado, Lake arrojó su Biblia contra la chimenea y al caer, esta se abrió en Hechos 10. Mientras se acercaba para levantarla, sus ojos cayeron sobre el versículo 38: "...Dios ungió con el Espíritu Santo y con poder a Jesús de Nazaret, y cómo este anduvo haciendo bienes y sanando a todos los oprimidos por el diablo, porque Dios estaba con él".
Estas poderosas palabras resonaron en sus pensamientos: "¡ OPRIMIDOS POR EL DIABLO!" ¡Esto significaba que Dios no era autor de la enfermedad de Jennie, ni de cualquier enfermedad! ¡Y si Lake era un hijo de Dios por medio de Jesucristo, entonces, Dios estaba con él, así como había estado con Jesucristo! Ahora estaba convencido de que era el diablo quien causaba la enfermedad de Jennie. Era el diablo quien robaba la madre a sus hijos. ¡Era el diablo quien estaba destruyendo su vida!
9:30 DE LA MAÑANA
Entonces Lake buscó Lucas 13: 16 y leyó: "Ya esta hija de Abraham, que SATANÁS HABÍA ATADO dieciocho años, ¿no se le debía desatar de esta ligadura... ?" ¡Ahora comprendía que no sólo Satanás era autor de la enfermedad y la muerte, sino que Jesuclisto, por medio de Lake, podría dar libertad y sanidad a los afligidos! i Utilizándolo a él, Cristo podría conquistar las puertas de la muerte! No había dudas en su mente de que Jesús había muerto por la sanidad de su esposa, así como había muerto por sus pecados. Y decidió que nada, absolutamente, podría robarle ese regalo a Jennie.
Con una osadía que sólo el Espíritu Santo podría haber producido, Lake decidió permitir que fuera Dios, no Satanás, quien tuviera la última palabra. ¡Entonces marchó al dormitorio y declaró a lo visible y lo invisible que su esposa sería sanada exactamente a las 9:30 de la mañana!
Luego se puso en contacto con Dowie para informarle lo que Dios iba a hacer a la hora señalada. Cuando llegaron las 9:30, Lake se arrodilló junto a su preciosa esposa y clamó al Dios vivo. Cuando lo hizo, el poder de Dios vino sobre Jennie y atravesó su cuerpo de la cabeza a los pies. Su parálisis desapareció, el latido de su corazón se volvió nonnal la tos cesó. la respiración y la temperatura se normalizaron... ¡inmediatamente!
Al principio. Lake escuchó un débil sonido proveniente de los labios de Jennie. Entonces ella gritó: "¡Gloria a Dios, estoy sanada!", asustándolo terriblemente porque hacía años que no oía tal fuerza en su voz. Entonces, Jennie arrojó las mantas con que se cubría en la cama, y se puso en pie ... ¡sanada! La gozosa alabanza con que ella y John adoraron a Dios después de esto fue indescriptible.
EL RAYO DE JESÚS
Pronto, la historia de la sanidad de Jennie se convirtió en noticia en todo el país inspirando a muchos a recorrer grandes distancias para visitar el hogar de los Lake. Los periódicos habían provocado la curiosidad de la nación y los Lake se vieron instantáneamente lanzados a un ministerio muy requerido. Todos los días llegaban personas a su hogar queriendo ver el milagro de Dios, y pidiendo oración. Muchos otros enviaban sus pedidos.
Un día. después de orar por un hombre que sufría de una llaga febril de más de veinte centímetros, Lake recibió un telegrama que decía: "Lake, ha sucedido algo completamente inusual. Una hora después que usted se fue, el contorno entero de su mano se marcó en ese bulto, con una profundidad de casi un centímetro".
Lake se referiría a este poder en sus sermones llamándolo "rayos de Jesús":
"Hablando del voltaje del cielo y del poder de Dios... ¡Hay rayos en el alma de Jesús! ¡Los rayos de Jesús sanan a los hombres con su fulgor! El pecado se disuelve y la enfermedad huye cuando el poder de Dios se acerca! "
Lake también comparaba la unción del Espíritu de Dios con el poder de la electricidad. Así como los hombres habían descubierto las leyes de la electricidad, Lake había descubierto las leyes del Espíritu. Y, como "pararrayos" de Dios, se levantó con el llamado de Dios para electrificar los poderes de la oscuridad y consolidar el cuerpo de Cristo.
EJERCIENDO LA FORTALEZA ESPIRITUAL
En 1901, Lake se mudó a Sion, Illinois, para estudiar la sanidad divina bajo la enseñanza de John Alexander Dowie. Poco después estaba predicando por las noches, estudiando cuando podía, y trabajando como administrador del edificio de Dowie, a tiempo completo, durante el día.
Pero en 1904, cuando comenzaron a surgir los problemas financieros de Dowie, Lake decidió distanciarse y se mudó a Chicago. Había invertido en propiedades en Sión mientras estaba allí, pero sus propiedades se devaluaron y lo dejaron casi en la ruina económica después de la muerte de Dowie en 1907, así que compró un asiento en la Bolsa de Chicago. Durante el año siguiente acumuló más de $ 130.000 en el banco, y propiedades por $ 90.000.
Reconociendo sus dones, ciertos ejecutivos de negocios le pidieron que formara un "trust" con las tres compañías de seguros más importantes del país, con un salario garantizado de $ 50.000 por año. Ahora era un consultor de negocios importantísimo para los más altos ejecutivos, y también ganaba cientos de dólares en comisiones.
Según las cifras que se manejaban a principios de siglo, John G. Lake estaba haciendo fortuna. Pero el llamado de Dios dentro de él continuaba creciendo. Durante un tiempo pudo conjugar su gran éxito secular con su crecimiento en Dios. Había aprendido a andar en el Espíritu, en una forma que él describía así:
"Me resultaba fácil apartarme del curso de la vida, así que mientras mis manos y mi mente estaban ocupados en los asuntos comunes de cada día, mi espíritu mantenía su actitud de comunión con Dios"
Algunas personas creen que si somos llamados al ministerio debemos dejar nuestro trabajo secular inmediatamente. Pero tal como sucedió con Lake, no es así. Aprendiendo a estar en comunión en Dios desde su espíritu, Lake continuó avanzando hacia el tiempo perfecto para su ministerio. No se lanzó a actuar antes que Dios, ni hizo sufrir a su familia. Entonces, cuando llegó el tiempo justo, pudo vender todo, porque había aprendido a tener gran fe en sus años de andar con Dios como hombre de negocios.
Lake aprendió temprano en su preparación para el ministerio que hay que "ser" antes que "hacer". Había aprendido a seguir los tiempos celestiales.
LAS LENGUAS Y LOS TIEMPOS CELESTIALES
Cuando aún vivía en Sion, Lake asistió a una reunión en el hogar de su amigo Fred F. Bosworth. Tom Hezmalhalch predicaba, y al final de la reunión dijo a Lake: "Cuando estaba predicando, Jesús me dijo que usted y yo predicaremos juntos". En ese momento, Lake rió ante tal idea, pero pronto se rindió a la perfecta voluntad de Dios.
No mucho después, en 1906, Lake comenzó a orar para recibir el bautismo del Espíritu Santo. Lo hizo durante nueve meses y luego abandonó la idea, pensando que "no era para él". Entonces, un día, fue con Tom Hezmalhalch, que ahora era su amigo, a orar por una señora enferma. Sentado junto a su cama, Lake tembló, sintiendo un inusual anhelo por Dios.
Pero Hezmalhalch, sin enterarse de lo que estaba ocurriendo, le pidió que impusiera las manos sobre la mujer. Cuando lo hizo, el rayo de Dios derribó a Hezmalhalch en el suelo. "Gloria a Dios, John", exclamó este, levantándose. "Jesús te ha bautizado en el Espíritu Santo"
Más tarde, Lake escribiría acerca de esto:
"Cuando el fenómeno pasó, su gloria aún permanecía en mi alma. Descubrí que mi vida comenzaba a manifestar una variada gama de los dones del Espíritu. Hablé en lenguas por el poder de Dios, y Dios fluía a través de mí con una fuerza nueva. Las sanidades tenía mas poder"
Lake hablaba frecuentemente en otras lenguas y creía que un grado menor de llenura no podía ser considerado el bautismo del Espíritu Santo:
"Las lenguas han sido para mí", dijo Lake, "lo que ha conformado mi ministerio. Es esa peculiar comunicación con Dios [la] que revela a mi alma la verdad que día tras día les comunico a ustedes en el ministerio"
Una vez más: esperar los tiempos de Dios es muy importante. El llamado de Dios para nosotros fue establecido desde antes que naciéramos. A medida que crecemos en nuestra vida, se nos invita a tomar conciencia de él. Pero el mero hecho de "tomar conciencia" del llamado de Dios no significa que "es el tiempo" para que ese llamado se lance a la tierra. Debe llegar el tiempo señalado por Dios antes que pueda comenzar un ministerio de tiempo completo. Por eso, no te desanimes durante tu tiempo de preparación.
Y no compares tu llamado con los de los demás. Cada llamado tiene su propio tiempo y su plan. Tu fidelidad a la Palabra de Dios, junto con una ferviente preparación espiritual, determinarán el tiempo justo.
EL LLAMADO DE ÁFRICA
Después de ser bautizado en el Espíritu Santo, el deseo de Lake de entregarse al ministerio de tiempo completo aumentó. Entonces su jefe le dio permiso para tomar tres meses de licencia para predicar.
También le advirtió que: "... al final de estos tres meses, $ 50.000 por año te parecerá mucho, y tendrás poco deseo de sacrificarlos por los sueños de tus posibilidades en el campo religioso." Lake le agradeció por lo que había hecho por él y dejó su trabajo. Pasados los tres meses, declaró osadamente: "He terminado con todo en esta vida excepto la proclamación y demostración del Evangelio de Jesucristo".Y nunca regresó a su trabajo.
En 1907, John y Jennie se desprendieron de sus propiedades, su riqueza y todas sus posesiones. En un gran paso de fe decidieron depender enteramente de Dios. Ahora era el tiempo de predicar.
Mientras Lake ministraba en el norte de Illinois, el Espíritu de Dios le dijo: "Ve a Indianápolis. Prepárate para tener allí una campaña de invierno, y busca un salón grande. Luego, en la primavera, irás a África". Cuando regresó a su hogar para contarle a Jennie, ella ya sabía del plan, porque Dios se lo había dicho también.
Lake había desarrollado un gran interés por África cuando aún era un niño, leyendo sobre las exploraciones de Stanley y Livingstone. Cuando se convirtió en un joven, comenzó a experimentar visiones espirituales que aparentemente lo colocaban más en África que en los Estados Unidos. El Espíritu Santo dio a Lake conocimientos sobre la geografía y el pueblo de una tierra en la que él jamás había estado. Y ahora su sueño se convertía en realidad. ¡Dios le había dicho que iría a África en la primavera!
Así que Lake mudó su familia a Indianápolis y se unió a su viejo amigo, Tom Hezmalhalch. Allí estuvieron durante seis meses, formando un poderoso equipo ministerial que llevó a varios cientos de personas al bautismo del Espíritu Santo.
Una mañana, Lake sintió de Dios que debía iniciar un ayuno. Mientras oraba al Señor, durante esos seis días, Lake recibió palabra de que a partir de entonces comenzaría a echar fuera demonios. Rápidamente recibió conocimientos especiales para discernir y echar fuera espíritus malignos, y en poco tiempo, comenzó a actuar en esta área con gran precisión.
CAMINANDO SOBRE EL AGUA
En enero de 1908, Lake comenzó a orar por el dinero necesario para el viaje a África. Tom se le unió, y determinaron que el viaje costaría $ 2.000. Habían estado orando un tiempo, cuando Tom se levantó y palmeó a Lake en la espalda, diciéndole: "No ores más, John. Jesús acaba de decirme que nos enviará esos $ 2.000, y que los recibiremos dentro de cuatro días".
Exactamente cuatro días después, Tom regresó de la oficina de correos y arrojó sobre la mesa cuatro giros por $ 500 cada uno. "¡John, aquí está la respuesta!" gritó. "Jesús lo envió. ¡Nos vamos a África!" Así como el Señor había proclamado, el grupo partió hacia África.
El equipo estaba formado por Lake, Jennie, sus siete hijos, Tom, y tres de sus acompañantes. Uno de los compañeros de Tom había vivido en Africa durante cinco años, hablaba zulú y serviría como intérprete.
Compraron sus boletos, pero no tenían dinero extra para los gastos del viaje. Ahora, el que alguna vez fuera "el millonario de Dios" aprendería a confiar en el Señor plenamente. Sólo le quedaba $ 1,50 en el bolsillo.
Lake obedeció, y Dios proveyó milagrosamente para el grupo. Las leyes de inmigración de Sudáfrica requerían que cada familia que llegara tuviera al menos $ 125; de lo contrario no podrían siquiera desembarcar.
Al llegar al puerto, Lake no tenía dinero. Jennie lo miró y le dijo: "¿Qué vas a hacer?" Lake respondió: "Voy a hacer la fila con los demás. Hemos obedecido a Dios hasta ahora. Ahora depende de él" .
Mientras estaba en la fila, listo para explicar su dilema, un pasajero del mismo barco le tocó el hombro y lo llamó aparte. Después de hacerle algunas preguntas, le entregó dos órdenes de dinero por un total de $ 200.
"Sentí de Dios que tenía que darle esto para ayudar a su obra", dijo el extraño. Si Dios te ha hablado, ve hacia adelante con una fe osada y agresiva. Él estará allí para satisfacer tus necesidades todas las veces.
UN HOGAR LEJOS DEL HOGAR
La familia Lake había estado orando diligentemente por un hogar cuando llegaron a Johanesburgo. Como misioneros por fe, no tenían apoyo alguno de consejos de iglesias, ni ninguna denominación que los esperara a su arribo. Lo único que tenían era su fe en Dios.
Cuando llegaron a Johanesburgo, en mayo de 1908, vieron a una mujer corriendo por la zona del puerto, mirando a toda la gente. Era estadounidense. La mujer llegó hasta donde estaba Tom y le preguntó: "¿Son ustedes un grupo misionero de los Estados Unidos?" Tom respondió que sí, y la mujer preguntó entonces: "¿Cuántos son en su grupo?" Tom dijo: "Cuatro". Pero ella sacudió la cabeza y dijo: "No; ustedes no son la familia. ¿Hay algún otro grupo?"
Entonces Tom le señaló a Lake. "¿Cuántos componen su familia?", preguntó la mujer. "Mi esposa, yo, y mis siete hijos", dijo Lake. La mujer repentinamente lo miró como extática y gritó: "Ustedes son la familia" Y le explicó que Dios le había dado instrucciones para que fuera a recibir el barco en que ellos habían llegado, ya que en él vendría una familia misionera de los Estados Unidos con dos adultos y siete niños. Ella debía proveerles un hogar.
Esa misma tarde, los Lake estaban acomodados en un hogar amueblado en Johanesburgo. Dios lo había provisto tal como ellos le habían pedido. La señora estadounidense, C. L. Goodenough, continuó siendo su fiel amiga durante todo su ministerio.
UN CICLÓN ESPIRITUAL
Días después que Lake llegara, se abrió la primera puerta para el ministerio. Un pastor sudafricano tomó licencia por unas semanas y pidió a Lake que lo reemplazara, cosa que este aceptó inmediatamente.
Más de quinientos zulúes asistieron el primer domingo que Lake predicó. Un gran avivamiento surgió entre ellos, y pocas semanas después, multitudes de personas de Johanesburgo y las zonas aledañas eran sanadas, salvas y bautizadas en el Espíritu Santo.
Este éxito sorprendió a Lake. Al respecto escribió más tarde:
"Desde el mismo comienzo fue como si nos hubiera golpeado un ciclón espiritual"
Las reuniones se extendían hasta las cuatro de la madrugada. Una de las principales características de estas reuniones de milagros eran las tremendas respuestas a la oración. Oraciones de fe elevadas por personas que estaban en otros lugares de África eran contestadas de inmediato. La noticia se extendió por todas partes, y cientos de personas se agolparon hacia Johanesburgo para que oraran por ellas. Después que terminaban las reuniones, los nativos seguían a los predicadores a sus hogares y continuaban haciéndoles preguntas para aprender más sobre Dios. Muchas veces se quedaban hablando sobre el poder del Señor hasta que el alba se levantaba sobre el horizonte africano. Y durante el día siguiente, se veía a las personas con las Biblias en sus manos, testificando sobre el poder de Dios que se había demostrado la noche anterior.
También había grandes manifestaciones de sanidad. Personas heridas, enfermas y débiles formaban filas a un lado de la plataforma y salían del edificio después de recibir oración, gritando: "Dios me ha sanado" Los que estaban adentro gritaban de felicidad y lanzaban vivas cada vez que se producía un milagro de Dios.
JOHN Y JENNIE: EL EQUIPO
Si los africanos no podían llegar a las reuniones de Lake. generalmente iban a "la casa del predicador". Algunas veces había tanta gente que Jennie ni siquiera tenía tiempo de preparar las comidas para la familia. Ella acompañaba a las personas a la entrada para que oraran por ellas, y luego las despedía por la puerta trasera, para que hubiera espacio suficiente para los que continuaban entrando.
Jennie también era compañera del ministerio de John. Lake creía que su esposa "poseía el espíritu de discernimiento en un grado mucho mayor" que él. Muchas veces ella recibía una palabra de ciencia con respecto a quienes no podían recibir la sanidad debido a una dificultad personal o un pecado en sus vidas.
Los Lake operaban el ministerio de sanidad en forma muy sencilla. La gente pasaba delante de John en su oficina y él les imponía las manos. Quienes eran instantáneamente sanados salían. Quienes continuaban sufriendo o recibían una sanidad parcial eran enviados a otro cuarto. Entonces, cuando Lake había terminado con la masa de gente, llevaba al cuarto a Jennie, quien, por el Espíritu. revelaba personalmente a cada uno de ellos los obstáculos que impedían que fueran sanos. Al escuchar los secretos más profundos de sus corazones muchos confesaban y pedían perdón a Dios. Entonces John y Jennie oraban nuevamente, y Dios sanaba a quienes se arrepentían. Quienes se negaban a arrepentirse, aún después de reconocer que lo que la Sra. Lake les había dicho era cierto, volvían a sus hogares sufriendo con su aflicción.
¿CÓMO ERA ÉL?
Lake era un hombre de acción. Cierta vez después de una inspirada invitación para aceptar a Cristo, toda la congregación se abalanzó hacia el frente. En el grupo había un hombre que cayó al suelo frente a la plataforma, presa de un ataque de epilepsia. Inmediatamente, Lake saltó de la plataforma y se inclinó sobre él. reprendiendo al demonio en el nombre de Jesús. Después que el hombre fue liberado. Lake regresó tranquilamente a la plataforma.
El Espíritu de Dios descansaba con poder sobre Lake en esos años. Muchas veces, cuando estrechaba las manos de los que entraban al culto estos caían al suelo bajo el poder de Dios. ¡Otras veces, las personas caían postradas al acercarse a menos de dos metros de donde él estaba!
Lake demostraba su profunda compasión al no rechazar jamás un clamor pidiendo ayuda. Jamás rechazaba el llamado de una persona enferma y hasta oraba por animales moribundos cuando se lo pedían. Había momentos en que necesitaba descansar, pero la gente lo encontraba y le traía sus enfermos. Lake oraba por ellos noche y día y no rehusaba a ninguno.
El equipo ministerial siempre tenía gran necesidad de alimentos y dinero. Y siguiendo la costumbre de esa época, Lake nunca recogía ofrendas. Pero muchas veces encontraba canastas con comida o pequeñas sumas de dinero que alguien dejaba discretamente a la puerta de entrada de su casa.
Quizá uno de los desafíos más difíciles que debió experimentar Jennie en África fue el de adaptarse al estilo de ministerio de su esposo. John era el encargado de comprar los alimentos necesarios para su gran familia. Pero si mientras regresaba a su casa encontraba a una viuda le entregaba todo lo que tenía para su familia. Jennie tampoco sabía nunca cuándo John traería a alguien a cenar, con lo que ella tendría que estirar cualquier comida para acomodar a muchas más personas. Parecía que la comida nunca era suficiente.
RELEVOS
De las primeras reuniones realizadas en la iglesia del pastor que lo había convocado, Lake pasó a ministrar en salones alquilados. Cuando la cantidad de gente superó la capacidad de estos salones, debieran comenzar a realizar reuniones en las casas. Lake y Hezmalhalch predicaban en equipo. Cada uno hablaba cinco o seis veces durante una reunión y nadie sabía dónde terminaba el mensaje de uno o comenzaba el del otro. Todo era armonizado por el Espíritu de Dios.
Lake estableció el Tabernáculo Apostólico en Johanesburgo, y menos de un año después había iniciado cien iglesias. La obra de supervisar estas iglesias se extendía a toda África y lo mantenía con frecuencia lejos de su hogar.
ADIÓS, JENNIE
Lake recibió la noticia más devastadora de su vida el 22 de diciembre de 1908. Mientras él ministraba en el desierto de Kalahari, su amada esposa Jennie falleció. Cuando John regresó a su casa, doce horas más tarde, ella ya había partido al cielo.
La mayoría de los relatos atribuyen la muerte de Jennie Lake a la desnutrición y al agotamiento. Cuando John estaba lejos, docenas de personas enfermas esperaban en su jardín hasta que él regresaba. Jennie solía alimentarlos con la poca comida que le quedaba, y trataba de hacer que la espera fuera lo más cómoda posible hasta que Lake regresara.
Pero al hacerlo, descuidaba sus propias necesidades físicas. Lake se había dejado absorber tanto por el ministerio a los demás que no sabía lo que le estaba sucediendo a su esposa.
Un punto que muchas veces olvidamos en el ministerio es que siempre habrá alguna "necesidad" que satisfacer. Un ministerio no puede satisfacer todas las necesidades que surgirán sin importar cuán poderoso o ungido sea. El sentido común es invaluable para el ministerio cristiano. El cuerpo natural y la familia natural necesitan atención, y la familia debe ser siempre el centro de cualquier ministerio.
Es comprensible que Lake haya quedado devastado cuando llegó a su casa y encontró que su esposa había muerto. Fue un tiempo muy oscuro para él, y este dolor agónico lo acompañó durante muchos años.
Al año siguiente, en 1909, Lake regresó a Estados Unidos para conseguir sostén para su ministerio en África y también para reclutar nuevos obreros. Nuevamente Dios proveyó en forma sobrenatural de una sola vez. Lake recibió $ 3.000 para que él y sus obreros regresaran a África.
LA PLAGA
Cuando el equipo llegó a suelo africano, en enero de 1910, una plaga estaba barriendo con amplias zonas de la nación. En menos de un mes, la cuarta parte de la población total del país había muerto. La plaga era tan contagiosa que el gobierno ofrecía $ 1.000 a cualquier enfermera que cuidara de los enfermos. Lake y sus colaboradores fueron a ayudar sin cobrar nada. Él y un colaborador entraban en las casas, sacaban a los muertos y los enterraban. Pero ningún síntoma de la plaga lo tocó jamás.
En el punto más álgido de esta horrible plaga, un médico envió a buscarlo y le preguntó:
"¿Qué ha hecho usted para protegerse? ¡Usted debe de tener un secreto!"
A esto, Lake respondió:
"Hermano, es la ley del Espíritu de Vida en Cristo Jesús. Creo que mientras yo mantenga mi alma en contacto con el Dios vivo de manera que su Espíritu fluya en mi alma y mi cuerpo, ningún germen me atacará, porque el Espíritu de Dios lo matará" .
Entonces Lake invitó al médico a experimentar con él. Le pidió que tomara la espuma de los pulmones de una persona muerta por la plaga y la colocara bajo el microscopio. El médico lo hizo, y encontró una enorme cantidad de gérmenes vivos. Entonces Lake sorprendió a toda la gente que estaba en el cuarto al decir al médico que extendiera esa espuma mortal sobre sus manos, y anunció que los gérmenes morirían.
El médico lo hizo, y descubrió que los gérmenes morían instantáneamente en la mano de Lake. Quienes fueron testigos del experimento quedaron boquiabiertos mientras Lake daba gloria a Dios, explicando el fenómeno de esta manera:
"Pueden llenar mis manos de ellos, y yo la pondré bajo el microscopio, y en lugar de que estos gérmenes permanezcan vivos, morirán instantáneamente".
Este mismo poder fluía constantemente de las manos de Lake a los cuerpos de los afligidos, llevando sanidad a las masas. Los "rayos deDios" quemaban toda enfermedad.
Cuando la reina de Holanda pidió a Lake que orara por sus problemas para concebir un hijo y llevar el embarazo a buen término, él le hizo saber que su oración había sido contestada. Menos de un año después, la reina, que había sufrido seis abortos espontáneos anteriormente, dio a luz su primera hija, la reina Juliana de Holanda.
EL MINISTERIO DEL ESPÍRITU
En diciembre de 1910, Tom Hezmalhalch dejó el ministerio de Lake. Fue un tiempo muy difícil para John. Había perdido a su amada esposa hacía muy poco, y ahora perdía a su mejor amigo y compañero. Pero lo fortalecía saber que estaba cumpliendo con la voluntad de Dios. Y también recibió gran ayuda de quienes lo apoyaban desde los Estados Unidos. Muchos le enviaron cartas alentándolo y asegurando que continuaban confiando en su ministerio.
Lake pasó el resto de 1910-1912 orando por los enfermos y ministrando sanidad. En este tiempo se produjeron grandes milagros que aún hoy se hacen sentir en África. También inició dos importantes iglesias: la Obra Misionera Apostólica/Tabernáculo Apostólico (sin relación alguna con la Iglesia de la Fe Apostólica) y la Iglesia Cristiana Sión.
Lake y su congregación publicaban regularmente un boletín que se enviaba por correo a miles de personas. Antes enviar los boletines, los miembros de la iglesia les imponían las manos y oraban para que fueran llenos del Espíritu de Dios. Ellos creían que el poder de Dios podría ungir el papel de los boletines así como había ocurrido con los pañuelos de Pablo. Como consecuencia de esto comenzaron a llegar cartas de todas partes del mundo relatando cómo al abrir los boletines el poder de Dios había venido sobre las personas que los recibían.
Una señora dijo que al tener el boletín en su mano. "había vibrado" en tal forma que apenas podía sentarse en su silla. Entonces recibió el bautismo en el Espíritu Santo y comenzó a hablar en otras lenguas. Lake explicó esta manifestación diciendo sencillamente:
"El ministerio del cristianismo es el ministerio del Espíritu".
Lake comprendía cómo llevar toda su congregación a la presencia de Dios. Los capacitó y los hizo madurar con el poder espiritual que fluía de él y como consecuencia, ellos podían avanzar aceleradamente con él en lo sobrenatural. En 1912, la congregación recibió un pedido de oración por la prima de un hombre que estaba en un hospicio de Gales ubicado a más de diez mil kilómetros de distancia. Cuando el espíritu de oración ferviente cayó sobre el pueblo, Lake recibió una profunda conciencia de Dios. Parecía como si rayos de luz partieran hacia él desde los intercesores. Entonces, repentinamente, se encontró viajando en el espíritu a la velocidad de un rayo, y llegó a un lugar que nunca había visto antes, pero estaba seguro de que era Gales.
Lake entró a la habitación de la prima de ese hombre, que estaba atada a un camastro, moviendo la cabeza sin control, atrás y adelante. Lake le impuso las manos y echó fuera al demonio. Repentinamente, se halló de nuevo en Johanesburgo, arrodillado sobre la plataforma.
Tres semanas después llegó la noticia de que la mujer había sido liberada por completo, y la habían dado de alta en el hospital al encontrarla "repentinamente" sana y en su juicio.
EL VAGABUNDO UNGIDO
Para cuando John G. Lake abandonó África para regresar definitivamente a los Estados Unidos, su ministerio había producido 1.250 predicadores, 625 congregaciones, y 100.000 conversiones. El número exacto de milagros ocurridos en su obra jamás será conocido en esta Tierra. Todo esto, en cinco años de ministerio!
Lake regresó a Estados Unidos en 1912. El primer año después de regresar, la familia viajó mucho y se dedicó a descansar. En 1913, John conoció a Florence Switzer, de Milwaukee, Wisconsin, y se casó con ella. Con el tiempo, tuvieron cinco hijos. Florence era una excelente estenógrafa y copió y conservó muchos de los sermones de Lake.
En el verano de 1914. Lake se encontró con su ex financista de ferrocarriles y amigo, Jim Hill. Ambos se habían hecho muy amigos cuando Lake trabajaba en Chicago. Hill se puso muy feliz de ver a Lake y le ofreció pases ferroviarios gratuitos para toda su familia que servirían para todo lugar donde viajaran en sus trenes.
LOS CUARTOS DE SANIDAD DE SPOKANE
Lake aprovechó la oferta de su buen amigo y comenzó a viajar por todo el país. Primero fue a Spokane, Washington, donde estableció "cuartos de sanidad" en un viejo edificio de oficinas. Se estima que aproximadamente 100.000 sanidades se produjeron en estos cuartos.
Los periódicos de Spokane publicaban regularmente los muchos testimonios de sanidades de diferentes personas. En realidad, los resultados eran tan increíbles que la Oficina de Lealtad Comercial decidió verificar la autenticidad de las sanidades y se puso en contacto con algunos líderes de los cuartos para investigarlos.
Para responder a las preguntas de las autoridades, Lake convocó a aquellos cuyos testimonios habían sido impresos. Estas dieciocho personas dieron testimonio del poder del Señor frente a los funcionarios.
Entonces Lake dio a los investigadores los nombres de quienes habían sido sanados en la ciudad, para que pudieran investigarlos a ellos. Después de esto, se ofreció a preparar una reunión para el domingo siguiente, donde cien personas darían testimonio de sus sanidades, y pidió a la Oficina que preparara un panel de médicos, abogados, jueces y educadores que pudiera dar un veredicto.
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John y Jennie Lake y sus hijos antes de partir hacia Sudáfrica. 1907
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Pero Lake recibió una carta de la Oficina el viernes antes de la reunión informándole que las investigaciones habían obtenido resultados muy positivos, y que la reunión del domingo no sería necesaria. También lo elogiaron por el trabajo que realizaba en su ciudad. Dos miembros del comité lo visitaron en forma privada para decirle: "Usted no nos dijo ni la mitad de lo que ha hecho".
Entre quienes fueran entrevistados por el comité se encontraba una mujer que ya no tenía órganos femeninos, pero que después de su sanidad, pudo procrear. Ella mostró a los investigadores el bebé que había tenido por milagro.
Otra mujer les relató la milagrosa sanidad de su rótula, que estaba rota en varias partes. Después que oraron por ella, el hueso se acomodó entero en su lugar, sin dolor alguno, en menos de una hora. Otra mujer, afectada por un cáncer incurable, fue totalmente sanada después que oraron por ella. Y otra fue instantáneamente curada de artritis reumatoidea; sus huesos recobraron la forma normal. Esta misma mujer también fue sanada de un prolapso del estómago, y le creció el lóbulo de una oreja sin el cual había nacido.
Pero el caso más notable del Hogar de Sanidad de Spokane fue el de un pequeño niño. Se dice que la cabeza del niño tenía la forma de un yate, "de arriba abajo". Los médicos decían que no había nada que pudieran hacer por él hasta que tuviera doce años, y que aun entonces, la cirugía sería muy peligrosa.
Pero después que oraron por él los huesos del niño se suavizaron su cabeza se expandió, y su cráneo tomó forma normal. Su parálisis también desapareció milagrosamente y pudo hablar como los demás niños.
¿Cómo explicaba Lake estas increíbles sanidades? Muchas veces le gustaba mencionar a la hermana Etter en sus ilustraciones, debido a la gran influencia espiritual que ella había ejercido en su vida:
"Cuando vemos estos "flashes" santos de llamas celestiales de vez en cuando en la vida de una persona, como lo vemos en la hermana Etter; cuando alguien es sanado, es debido a que la conciencia de ella y Cristo son uno. Está fundida en Dios. Yo he visto a una mujer que estaba agonizando ser sanada en treinta segundos cuando la Sra. Etter echó fuera al demonio. La llama de Dios, el fuego de su Espíritu, diez segundos de conexión con el Todopoderoso Cristo ante el Trono de Dios, ese es el secreto".
"LUCHA POR PENTECOSTÉS"
Según las estadísticas del gobierno, entre los años de 1915 y 1920, Spokane, Washington fue "la ciudad más sana del mundo", debido al ministerio de John G. Lake. El alcalde de la ciudad realizó una ceremonia pública para honrar sus esfuerzos.
Lake era un excelente hombre de negocios, por lo cual se aseguraba de que sus registros fueran siempre exactos. Estos mostraban que hasta doscientas personas por día recibían ministración y sanidad en los Hogares de Sanidad de Spokane, y la mayoría de ellos no eran miembros de ninguna iglesia.
Lake también fundó la Iglesia Apostólica de Spokane, a la cual asistían miles de personas de todo el mundo para recibir ministración y sanidad. Realizaba cultos allí seis veces por semana, dos veces los domingos, y visitaba los hogares durante la semana.
En mayo de 1920, Lake dejó Spokane y se mudó a Portland, Oregon, donde sirvió como apóstol itinerante y pastor. Pronto inició otra iglesia apostólica y un ministerio de sanidad similar al de Spokane.
Durante el tiempo que Lake pasó en Portland, tuvo una visión en que un ángel apareció y abrió la Biblia en el Libro de los Hechos, señalando el derramamiento del Espíritu en el día de Pentecostés. El ángel también mostró a Lake otras manifestaciones y revelaciones espirituales en este libro y le dijo:
"Este es el Pentecostés que Dios dio por medio del corazón de Jesús. Esfuérzate por conseguirlo. Lucha por él. Enseña a la gente que ore por él. Porque esto, y sólo esto, llenará las necesidades del corazón humano, y sólo esto tendrá poder para vencer las fuerzas de las tinieblas".
A partir de ese día, Lake se esforzó por cumplir la Palabra del Señor con aún mayor intensidad. Durante los once años siguientes, viajó por los Estados Unidos, duplicando su trabajo dondequiera que fuese.
EL ERROR DEL LAKE
En sus últimos años, John G. Lake disfrutó de un maravilloso equilibrio entre lo sobrenatural y lo natural. Pero esto le había costado muy caro. El precio que debió pagar fue su familia.
Los hijos del primer matrimonio de Lake sufrían mucho debido a sus constantes ausencias. Aún cuando estaba presente con ellos, se apartaba para meditar, constantemente pensando en el ministerio y en el Señor. Debido a esto, sus hijos se sintieron dejados de lado.
Recordemos que estos fueron los mismos niños que vieron a su madre morir de hambre y de agotamiento en África. Como resultado, todos ellos endurecieron su corazón y abandonaron el hogar muy pronto, entre los quince y dieciséis años, para vivir en Canadá. Allí crecieron, y su actitud era dura y llena de amargura. Pero dos de ellos comentaron, ya sobre sus lechos de muerte: "Desearía que papá estuviera aquí para orar por mí" .
Lake sufría por la falta de atención que había mostrado a sus hijos, y tiempo después escribiría en una carta que los muchos milagros que habían sido realizados con sus manos no lo satisfacían personalmente, y que no compensaban la pérdida de su familia.
EL FACTOR REDENTOR
Pero Lake aprendió de sus experiencias, y finalmente encontró la clave para ser un buen esposo, un padre dedicado y un ministro de poder. Los hijos que tuvo con Florence tuvieron una actitud diferente. Ellos lo recordaron como un hombre al que le gustaba reír y que disfrutaba de sus amigos.
En sus últimos años, Lake dejó de estar "tan preocupado por el cielo que no servía de nada en la Tierra". No tenía la cabeza en las nubes y la gente ya no enmudecía al entrar en su presencia, porque él actuaba en forma amorosa con ellos.
Había aprendido, finalmente, a disfrutar de lo natural y lo sobrenatural al máximo. La atmósfera en su hogar ya no era rígida. Le gustaba divertirse cuando la familia se reunía ante la mesa. Su risa sincera podía oírse resonando por todas las habitaciones. Y disfrutaba de la música sinfónica y de la ópera, por lo que todos los domingos por la tarde escuchaba sus programas favoritos en la radio.
Lake también tenía un maravilloso sentido del humor. Le encantaba leer la columna de Will Roger en el periódico, y más tarde pensaría de sí mismo que era "un gran animador". También le agradaba aligerar la atmósfera que lo rodeaba, con risas.
EL IMÁN DE ORO
En el clímax de su ministerio, el mundo exterior se había visto tan atraído hacia la forma en que Lake entendía a Dios que constantemente se acercaban a él. Era la manera en que él consideraba la justificación lo que le permitía tomar dominio sobre cada situación. Lake despreciaba las canciones cristianas que hablaban del hombre como "gusano". Cuando las escuchaba, torcía los labios y arrugaba la nariz, y decía que eran canciones que tenían "un concepto bajo". Sentía que eran una vergüenza para la sangre de Cristo. La hija de Lake lo describió cierta vez como un hombre que
"tenía una gran conciencia de ser sacerdote y rey ante Dios, y una actitud de nobleza y comportamiento acorde". Así animaba Lake a los demás a verse a sí mismos, y siempre decía a su familia que trataran a todos los creyentes como reyes y sacerdotes."
Lake era el más firme defensor de lo sobrenatural en su época. Muchas veces se refería con disgusto a los foros médicos, educativos y científicos que hablaban de la debilidad del cristianismo. Un día él predicaría, y la situación se revertiría, y los hombres vendrían corriendo de todas partes a la "Escuela del Espíritu", donde aprenderían a cooperar y ser uno con el poder de Dios.
A Lake le preocupaba profundamente la fascinación del mundo con el mero poder psicológico. Relataba que cierta vez conoció a un hombre en la India que había sido enterrado vivo y había permanecido en ese estado por tres días, hasta que salió de la tumba sano y salvo, y otro hombre que había estado suspendido en el aire, entre dos sillas, ya quien habían golpeado con una piedra en el pecho hasta que la piedra se partió en dos.
Lake refutaba públicamente la validez de estas manifestaciones, diciendo:
"Estas manifestaciones son sólo en el plano psicológico. Más allá de él se encuentra el plano espiritual y la extraordinaria maravilla del Espíritu Santo de Dios, y si Dios tomara mi espíritu durante diez minutos, podría hacer cosas diez mil veces más poderosas que esas" "El cristianismo es ciento por ciento sobrenatural", solía decir. "Lo que hable de "todo poder" sólo puede aplicarse al vocabulario cristiano".
Lake poseía una notable capacidad para motivar a la fe y la revelación en los corazones de quienes lo escuchaban. Los ministros que aprendieron de él fundaron sus propios ministerios de fe, por medio de los cuales se produjeron extraordinarias sanidades.
Lake sostenía:
"Si [el cristiano] no tiene el Espíritu para ministrar en un sentido real, elevado, no tiene nada para ministrar. Otros hombres tienen su poder intelectual, pero el cristiano debe poseer el Espíritu. Jamás debería haber malentendido alguno al respecto".
Para avanzar aún más en las metas sobrenaturales, Lake llamaba a cada creyente a aceptar el poder de Pentecostés. Cierta vez, al hacerlo, pronunció esta profecía:
"Veo cómo mi espíritu discierne el futuro y se extiende para tocar el corazón de la humanidad y el deseo de Dios, que está viniendo del cielo una nueva manifestación del Espíritu Santo en poder, y que esa nueva manifestación será en dulzura, en amor, en ternura, y en el poder del Espíritu, más allá de cualquier cosa que haya visto tu corazón o el mío. El rayo mismo de Dios refulgirá en las almas de los hombres. Los hijos de Dios se enfrentarán con los hijos de las tinieblas, y prevalecerán".
EL LEGADO DE LO MILAGROSO
En 1924, Lake ya era conocido en todos los Estados Unidos como un evangelista de sanidad líder. Había establecido cuarenta iglesias en todo el país y en Canadá, donde había habido tantas sanidades que sus congregaciones le pusieron el apodo de "Dr." Lake.
En diciembre se produjo otro significativo hecho en su ministerio. Gordon Lindsay, fundador de Cristo para las Naciones, en Dallas, se convirtió al escuchar predicar a Lake predicar en Portland. Lindsay asistía a los cultos casi todas las noches de la semana, y consideraba a Lake como su mentor. Cuando Lindsay, tiempo después, contrajo un envenenamiento mortal con tomaína, se llegó hasta el hogar de Lake y fue totalmente sanado.
En 1931, Lake regresó a Spokane a la edad de sesenta y un años. Ahora estaba debilitado y fatigado, y casi ciego, por lo que decidió tener una "charla" con el Señor para recordarle cuán vergonzoso sería que él quedara ciego después que más de cien mil personas se habían sanado por medio de su ministerio, sólo en los Estados Unidos.
Para el fin de la charla, su visión había sido completamente restaurada, y así permaneció durante el resto de su vida.
REINANDO EN LOS LUGARES CELESTIALES
El Día del Trabajador fue un caluroso y húmedo domingo en 1935. Los Lake fueron a un picnic de la escuela dominical y John regresó a su casa totalmente exhausto, por lo que se acostó a descansar. Florence insistió para que se quedara en casa descansando mientras ella asistía a la iglesia por la noche. Cuando regresó, Lake había sufrido un ataque. Su salud quedó muy debilitada durante las dos semanas siguientes, y estuvo inconsciente la mayor parte del tiempo. Finalmente, el 16 de septiembre de 1935, John G. Lake fue a reunirse con el Señor. Tenía sesenta y cinco años de edad.
Durante el culto en su memoria que se realizó en el funeral muchos tuvieron palabras de elogio acerca de él. Pero las que mejor lo resumen son estas, que le dedicó uno de los muchos que se convirtió durante el tiempo en que Lake ministró en Spokane:
"El Dr. Lake vino a Spokane y nos encontró en pecado. Nos encontró enfermos. Nos encontró pobres de espíritu. Nos encontró desesperados. Pero nos reveló un Cristo como nunca habíamos soñado conocer de este lado del cielo. Nosotros pensábamos que la victoria era del otro lado, pero el Dr. Lake nos reveló que la victoria estaba aquí".
Al cerrar este capítulo, quisiera desafiarte a que andes en la revelación de tu justificación en Cristo. La justificación es un estilo de vida que produce victoria en cada situación. Si sólo pudiéramos captar la realidad de nuestra posición a través de Jesucristo, como lo hizo Lake, las alabanzas de Dios resonarían en toda nación. Y todo régimen demoníaco quedaría aplastado bajo esa autoridad.
John G. Lake nos probó que ese estilo de vida puede ser vivido y disfrutado por quienes lo siguen. No te quedes a mitad de camino de lo que Dios nos ha dado en Jesucristo. Permite que el Espíritu Santo te revele tu posición celestial, toma tu lugar, y cambia a las naciones para Dios.
Sobre el autor:
Roberts Liardon es uno de los líderes cristianos más respetados de nuestra generación. Como autor, orador, líder espiritual, historiador de la iglesia, y humanitaria, que ha ministrado en más de 125 países. Sus libros han sido traducidos a más de sesenta idiomas, y más de quince millones han sido vendidos en todo el mundo.
Como adolescente, Roberts se inspiró para empezar a escribir y producir una serie de libros y vídeo tituladoGenerales de Dios , que narra la vida de los líderes cristianos protestantes. El primer volumen de pentecostales y carismáticos ministros fue un éxito inmediato, y con volúmenes posteriores Roberts se ha convertido en una autoridad reconocida en la historia de los movimientos protestantes.
En sus veinticinco años, Roberts construyó una de las iglesias de más rápido crecimiento en los EE.UU. y estableció su primera, Biblia universidad acreditada. A partir de este ministerio, fundada hace más de cuarenta iglesias y construyó cinco institutos bíblicos de todo el mundo. Él siempre ha ayudado a los pobres y necesitados a nivel local, a través de América, y en todo el mundo.
Recientemente, Roberts puso en marcha un nuevo programa de televisión llamado Generales de Dios con Roberts Liardon . Él sigue hablando a esta generación de cristianos e iglesias, ayudándoles a acercarse más a Dios, crecer en madurez espiritual, y el impacto en sus comunidades.
Este material fue redactado y pasado del original
con el fin de compartirlo con creyentes fieles dentro
de la iglesia, y no con fines de comercialización.
Pastor: Mario Pérez
01 de Octubre de 2013
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