Smith Wigglesworth

by 1/05/2017 0 comentarios

"APÓSTOL DE FE"

Mi amigo dijo: 'Está muerta'. Tenía miedo. Nunca he visto un hombre tan asustado en toda mi vida. "¿Qué haré?", me preguntó. Quizá ustedes piensen que lo que hice fue absurdo, pero me incliné sobre la cama y la saqué. La llevé al otro extremo del cuarto, la apoyé contra una pared y la sostuve en alto, porque ella estaba totalmente muerta. La miré a los ojos y le dije: "En el nombre de Jesús, reprendo esta muerte". Todo su cuerpo, desde la coronilla hasta las plantas de sus pies, comenzó a temblar. "En el nombre de Jesús, te ordeno que camines", le dije. "En el nombre de Jesús, en el nombre de Jesús, ¡camina! "y ella caminó".!

Resucitar a los muertos fue sólo una de las increíbles facetas del ministerio de Smith Wigglesworth. Este gran apóstol de fe anduvo en una medida tan extraordinaria de la unción de Dios que los milagros que siguieron a su ministerio sólo fueron secundarios en relación con ella. En su vida, este hombre que comenzó siendo un plomero le dio un nuevo significado a la palabra "aventura". ¿Cuál era el único requisito para la aventura? "¡Sólo creer!"


Para Wigglesworth, la simple obediencia a lo que uno creía no era una característica extraordinaria; era simplemente el fruto de la fe. Se dice que su propia fe era inquebrantable y algunas veces implacable. Pero también se dice que poseía una unción especial para la enseñanza y un claro sentido de la compasión, que tenían por fruto incontables salvaciones y milagros en su ministerio, todos los días.


EL PEQUEñO RECOLECTOR DE NABOS




Smith nació el 8 de junio de 1959, hijo de John y Martha Wigglesworth, en el pequeño pueblo de Menston, Yorkshire, Inglaterra. El año de su nacimiento, 1859, ya era histórico. Hacía dos años que el Tercer Gran Despeliar se desarrollaba en los Estados Unidos; William Booth se había distanciado de la religión organizada, formando el Ejército de Salvación, y la iglesia de Gales estaba orando por un avivamiento. Que Smith fuera contado entre los otros grandes líderes cristianos como Booth en su época fue una idea que ni siquiera cruzaba las mentes de John y Martha. Pero lo sería. Su hijo regresaría el fuego de Dios a una iglesia que había estado casi en cenizas durante cientos de años. 

La familia de Smith era pobre. Su padre trabajaba largas horas para sostener a su esposa, su hija y sus tres hijos. Así que el niño comenzó a trabajar a los seis años, arrancando nabos en un campo cercano. Era un duro trabajo. Sus manitas estaban lastimadas e hinchadas por haber estado arrancando nabos de la mañana a la noche. Pero esto contribuyó a formar en Smith la sólida ética de trabajo de su padre, de trabajar mucho y duramente para obtener su pago. 

Cuando Smith cumplió siete años, fue a trabajar con su padre y otro hombre en un aserradero. Desde entonces, la vida pareció más fácil para los Wigglesworth. Sus ingresos aumentaron y la comida abundaba. 

El padre de Smith amaba los pájaros. En un momento determinado llegó a tener dieciséis pájaros cantores en su hogar. El niño adoptó el amor de su padre por la naturaleza, y solía salir a buscar nidos. Algunas veces atrapaba y vendía pájaros cantores en el mercado local, para ayudar a sostener a su familia. 


¿CUAL ES LA DIFERENCIA ENTRE NOSOTROS?




Aunque sus padres no eran cristianos, no hubo nunca un tiempo en que el joven Smith no buscara a Dios. No le enseñaron a orar en su hogar, pero siempre estaba en la búsqueda por su cuenta. Muchas veces, Smith le pedía a Dios que le mostrara dónde encontrar nidos, y casi instantáneamente sabía dónde buscar. 

Su abuela era una antigua wesleyana que creía en el poder de Dios y siempre hacía que Smith la acompañara a las reuniones. Siendo pequeño, él se sentaba y observaba a los "de los viejos tiempos" aplaudir y danzar ante el Señor y cantar sobre la "sangre". Cuando Smith cumplió ocho años, quiso cantar él también en la iglesia. Al comenzar a cantar, "un claro conocimiento del nuevo nacimiento" vino a él, y comprendió lo que Jesucristo había hecho por él por medio de su muerte y resurrección. Años después. Wigglesworth escribiría sobre ese día: 

"Vi que Dios nos desea tan desesperadamente que ha hecho que la condición sea la más simple posible: sólo creer".

y nunca dudó de su salvación. 


El joven Wigglesworth se convirtió inmediatamente en un pescador de almas. La primera persona que ganó para Cristo fue su propia madre. Cuando su padre descubrió que la "experiencia" cristiana había llegado a su familia, comenzó a llevar a la familia a la iglesia episcopal. El padre de Smith no había nacido de nuevo, pero disfrutaba del contacto con el clérigo, ya que frecuentaban el mismo bar y bebían cerveza juntos. 

Pronto Smith aceptó unirse al coro de la iglesia con su hermano, pero dado que había trabajado desde muy joven, no había tenido acceso a una educación. Tenía casi diez años cuando tomó la "confirmación". Cuando el obispo agitó las manos sobre el jovencito, una poderosa conciencia de la presencia de Dios llenó a Smith, la misma que lo acompañaría durante toda su vida. Nada de esto, aparentemente, sucedió a los demás, como Smith escribiría más tarde: 

"Después del culto de confirmación, todos los otros niños estaban maldiciendo y peleando, y yo me preguntaba qué era lo que había marcado esa diferencia entre ellos y yo".

HAY ALGO DIFERENTE EN TI




Cuando Smith tenía trece años, su familia se mudó de Menston a Bradford, donde comenzó a participar activamente en la Iglesia Metodista Wesleyana. Su vida espiritual cobró nuevo significado, y comenzó a anhelar el Espíritu de Dios. Aunque no sabía leer muy bien, nunca salía de su casa sin tener un Nuevo Testamento en el bolsillo. 

Tiempo después, los metodistas estaban planeando una reunión especial de predicación, y siete jovencitos fueron invitados a participar, incluyendo a Smith. Con tres semanas para prepararse, el joven "vivía orando". Cuando llegó el día, tomó la plataforma para predicar durante quince minutos, y al terminar, no recordaba ni una palabra de lo que había dicho. Lo único que recordaba era el increíble ardor que lo cubría, y los gritos de aliento de la gente. 

Smith comenzó a testificar del evangelio a todos los que conocía, pero no podía comprender por qué tantos parecían no tener interés alguno. En 1875, el Ejército de Salvación comenzó una obra en Bradford. Smith saltó de alegría al escuchar la noticia. ¡Finalmente podría estar con un grupo de personas que compartían su amor por los perdidos! 

Así que se unió a los salvacionistas cuando estos llegaron, y pronto aprendió sobre el poder de la oración y el ayuno. El Ejército de Salvación lograba más resultados que cualquier otra iglesia en esa época, especialmente en el área de ganar almas. Muchas veces tenían vigilias de oración en las que se tendían, postrados, delante del Señor. Los primeros salvacionistas tenían gran autoridad espiritual, y esto se reflejaba en sus cultos. En las reuniones semanales, el grupo se reunía y reclamaba al menos de cincuenta a cien personas para Dios, sabiendo que alcanzarían ese número y más. Docenas de personas conocieron a Jesús como su Salvador a través de la obra de Bradford. 

Cuando tenía dieciséis años, Smith conoció a un hombre de Dios en el aserradero, que le enseñó el oficio de plomero. Mientras trabajaban juntos, este hombre también enseñó a Smith el significado y la importancia del bautismo por inmersión. 

Ansioso por cumplir los mandamientos de la Palabra. Smith obedeció alegremente y fue bautizado por inmersión poco después. Durante este tiempo, también aprendió sobre la segunda venida de Cristo, y creyendo firmemente que Jesús volvería a fines del siglo, decidió "cambiar el curso" de la vida de toda persona que conociera. 

Creyendo que el Señor lo ayudaría en todo, Smith comenzó su ministerio. En 1877 fue a casa de un plomero para pedirle trabajo. El hombre le dijo que no necesitaba ayudantes, así que Smith le agradeció, se disculpó por haber usado su tiempo, y se volvió para irse. Pero repentinamente el hombre lo llamó y le dijo: "Hay algo en ti que es diferente. Creo que no puedo dejar que te vayas." Y lo contrató. 

Smith hacía un trabajo tan excelente que el plomero no tenía trabajo suficiente para él: ¡trabajaba demasiado rápido! Así que decidió mudarse a Liverpool, con su experiencia en plomería. Con el poder de Dios descansando firmemente sobre él, comenzó a ministrar a los niños de la ciudad y a predicarles el evangelio, movido por su deseo de ayudarlos. Cientos de ellos venían al puerto donde Smith ministraba. 

Sucios y hambrientos, estos niños y niñas venían, y Smith se ocupaba de todos ellos. Aunque tenía buenos ingresos, nunca los gastaba en sí mismo, sino que los dedicaba a vestir y alimentar a sus pequeños amigos. 

Además de su ministerio a los niños, Smith y un amigo visitaban los hospitales y los barcos, testificando de Cristo. Smith oraba y ayunaba todo el día los domingos, y cada vez que ministraba al menos cincuenta personas eran salvas. El Ejército de Salvación lo invitaba constantemente a predicar en sus cultos, y mientras predicaba, siempre se quebrantaba y lloraba delante de la gente. Aunque deseaba tener la elocuencia de un Charles Spurgeon y otros exquisitos predicadores, fue su quebrantamiento lo que hizo que cientos de personas se acercaran al altar deseando conocer a Dios. 


"¿QUIÉNES SON ESTOS TONTOS?"




Uno de los grandes atributos de la vida de Smith Wigglesworth fue su esposa, Mary Jane "Polly" Featherstone. En las vidas de muchas grandes parejas que ministran, parecería que cuando uno de ellos es fuerte, el otro debe cumplir un rol menor para evitar o minimizar los conflictos. No era este el caso de los Wigglesworth. Polly era tan fuerte, o más, algunas veces, que su esposo. Nunca se negaba a acompañarlo, y Wigglesworth estaba de acuerdo. Smith dijo de ella:
"¡Todo lo que soy hoy, se lo debo, por gracia de Dios, a mi preciosa esposa. ¡Oh, ella era amorosa! "

Polly Featherstone provenía de una buena familia metodista. Aunque su padre era líder del Movimiento de Abstinencia, heredó una fortuna hecha con la venta de licores pero fiel a sus convicciones interiores, se negó a tocar un centavo de esa herencia "manchada" 



Polly observó el estilo de vida de su padre y se hizo eco de su fuerte carácter y sus creencias sobre la santidad era, ademas, una mujer que decía lo que pensaba. Más tarde, Polly dejo la sociedad acaudalada que la rodeaba, y se marchó a la ciudad de Bradford a buscar "fama y fortuna" Una vez allí, entró a servir en una familia numerosa. 

Un día, mientras estaba en la ciudad, escucho trompetas y gritos. Se abrió camino hacia donde se producían esos "ruidos", Y lo que vio  la intrigó una reunión al aire libre El Ejército de Salvación era una organización nueva en esa época. y Polly pensó "¿Quienes son estos tontos?" Curiosa, siguió al grupo hasta un edificio grande y muy arruinado. Los salvacionista entraron, pero Polly permaneció en un rincón, esperando que nadie la viera finalmente la curiosidad fue más fuerte que ella, se deslizo al interior del edificio y tomo un asiento en la galeria.


"ALELUYA, ESTÁ HECHO"


 Familia Wigglesworth
Gypsy Tillie Smith, hermana del famoso evangelista GypSy Rodney Smith, estaba predicando Arrojando su poderoso mensaje hacia la gente, proclamaba la salvación por medio de la sangre de Jesús.

Polly se sintió profundamente conmovida. Comprendiendo su situación como alma perdida, avanzó hacia el altar y cayó de rodillas. Se negó a recibir oración de ninguno de los obreros, hasta que al final, Tillie Smith se acercó y oró con ella. 



Con la luz de Cristo entibiando su corazón, Polly se puso de pie de un salto, arrojó sus guantes al aire, y exclamó: "¡Aleluya! ¡Está hecho! Sentado entre la gente, no lejos de ella, un joven la observaba atentamente. Este hombre sería su futuro esposo y compañero en el destino: Smith Wigglesworth
"Parecía como si la inspiración de Dios hubiera estado en ella desde el primer momento", dijo Smith. A la noche siguiente, mientras Polly daba su testimonio, Smith sintió que ella "le pertenecía".

A Polly se le permitió evitar el acostumbrado período de capacitación, y finalmente el General Booth mismo le otorgó el rango de oficial en el Ejército de Salvación. 


Polly fue a servir en el Ejército de Salvación en Escocia durante un tiempo, y luego regresó a Bradford. Finalmente dejó el Ejército debido a los conflictos provocados por su relación con Wigglesworth. Ella era una "oficial" y él, un mero "soldado". Aunque Smith nunca se unió oficialmente al ejército, las reglas relativas a las relaciones sentimentales entre los dos rangos eran muy estrictas. 

Después de dejar a los salvacionistas, Polly se unió al Ejército de la Cinta Azul, pero siempre siguió siendo muy amiga de los primeros. En ese momento, los ministros metodistas la llamaban a evangelizar en sus iglesias, y cientos de personas se convirtieron con su ministerio. El poder de Dios descansaba poderosamente sobre ella. 


"SMITH, TU NO ERES MI AMO"




Polly se convirtió en la esposa de Wigglesworth en 1882, a los veintidós años de edad. Smith era un año mayor que ella, y la alentó a continuar su ministerio evangelístico, mientras él seguía con la plomería. Pero Smith tenía una carga por una zona de Bradford que no tenía iglesia, así que la pareja rentó un edificio pequeño y lo abrió para realizar reuniones. Lo llamaron "Obra Misionera de la Calle Bradford".

En sus treinta años de matrimonio, los Wigglesworth tuvieron una hija, Alice, y cuatro hijos: Seth, Harold, Ernest y George (que murió en 1915). Pero antes que naciera cada niño, los Wigglesworth oraban para que sirvieran a Dios. Smith se ocupaba de ellos durante los cultos, mientras su esposa predicaba. Después del mensaje, él siempre estaba junto al altar, orando con las personas para llevarlas a Cristo. 



Sin dejarse intimidar por el rol ministerial de su esposa, Smith decía: 
"Su tarea era echar las redes; la mía, llevar los peces a tierra. Esta última es tan importante como la primera".Él conocía el poder que tiene un corazón de siervo. 
El verano de 1884 fue muy malo para Bradford, y como consecuencia, los plomeros fueron muy requeridos. Smith no sólo pasó todo el invierno trabajando, sino que estuvo ocupado reparando los daños ocasionados por el clima durante dos años más. 



Durante estos días de mucho trabajo y gran prosperidad, Smith dejó de asistir a la iglesia con frecuencia y su corazón se enfrió hacia el Señor. Pero a medida que su fuego se enfriaba, el de Polly ardía aún más, y su celo por Dios y su vida de oración jamás declinaron. La diligencia de su esposa para las cosas de Dios hacía que la lasitud de Smith fuera aún más visible, y llegó a irritarlo su misma presencia. 

Una noche, Polly regresó de la iglesia un poco más tarde que lo usual. Al entrar ella a la casa, Smith exclamó: "¡Yo soy el amo de esta casa, y no toleraré que vuelvas aquí a estas horas!" Polly respondió dulcemente: "Sé que tú eres mi esposo, pero mi amo es Cristo". Enfurecido, Smith abrió la puerta de atrás, empujó a Polly afuera, y cerró con llave. Pero en su gran enojo había olvidado cerrar la puerta de adelante, así que Polly dio la vuelta a la casa, y entró por la puerta principal... ¡riendo! Tanto reía, que Smith finalmente se rindió y rió con ella. Al reír, recibió una revelación en su corazón y en su mente. Entonces decidió pasar diez días orando y ayunando para buscar la voluntad del Señor. Con un arrepentimiento desesperado y sincero, encontró el camino hacia la restauración. 


¿ADÓNDE LLEGAS EN LA ESCALA DE RICHTER?



"La mujer es el termómetro del hogar" es un dicho muy cierto. Por ejemplo, si tu esposa está de mal humor, el resto de la familia acabará teniendo una actitud negativa. Por el contrario, si tu esposa está alegre, sin importar lo mal que te sientas, todo parece más alegre. 



Polly Wigglesworth ilustraba bellamente el principio de la estabilidad. Estoy segura de que su fidelidad y su gozo pasaron por una severa prueba mientras su esposo estaba apartado de Dios. Ella era una predicadora muy conocida, que realizaba cultos evangelísticos en toda la ciudad, y veía a cientos de personas acercarse a Cristo... mientras su esposo trabajaba o se quedaba en casa. 


Sin duda, habría murmuraciones sobre el estado espiritual de Smith, ya que el ministerio de Polly era escrutado públicamente, pero ella "nunca dio un paso en falso". Obviamente, lo que causaba su triunfo era su seguridad en Jesucristo. 

En muchos casos, cuando un esposo está apartado, su esposa se queja y se queja, pensando que de esa manera lo llevará a actuar y arrepentirse, pero un corazón arrepentido es obra del Espíritu Santo. El fuego de Dios mantuvo gozoso el corazón de Polly. Como consecuencia, Smith vio su error y fue atraído nuevamente hacia Cristo. La actitud de su esposa fue causa directa de su arrepentimiento, y finalmente. de su ministerio, con el que sacudió al mundo. Esta es la meta más alta del compañero: ayudar a su cónyuge a cumplir con su llamado, sea cual fuera. Dios conoce el corazón de tu esposo o esposa y sabe lo que será necesario para que llegue al lugar que le pertenece. Mantén tu corazón limpio y deja a los demás en manos de Dios y del Espíritu Santo. De esa manera, no perderás jamás.



LA PRIMERA SANIDAD




A fines del siglo XIX, Smith viajó a Leeds para comprar materiales para su trabajo de plomería. Mientras estaba allí, asistió a un culto en una iglesia donde se ministraba sanidad divina. Smith estuvo observando las maravillosas sanidades que se producían, y su corazón se conmovió. Entonces comenzó a buscar a los enfermos en Bradford, y pagaba sus viajes para ir a las reuniones de sanidad de Leeds. No se atrevía a contarle a su esposa lo que hacía, ya que temía que ella también se burlara, como otros lo hacían en su época, considerando que la sanidad divina era una muestra de "fanatismo". Pero cuando Polly descubrió la verdad, escuchó atentamente el relato de Smith sobre las reuniones, y fue con él a Leeds, ya que ella misma necesitaba sanidad. Allí recibió la oración de fe y fue sana instantáneamente. 

Desde ese día en adelante, los Wigglesworth fueron apasionados de las verdades de la sanidad divina. Como resultado de esto, su iglesia en Bradford creció, por lo que buscaron un nuevo lugar. Consiguieron un edificio en la calle Bowland y llamaron a la obra "Obra Misionera de la calle Bowland". Tenían un enorme rollo pintado en la pared detrás del púlpito, que decía: 

"Yo soy el Señor que te sana".

La primera experiencia personal de Smith con la sanidad se produjo en los primeros años del siglo XX. Él había sufrido de hemorroides desde su juventud, por lo que un ministro que estaba de visita oró y se puso de acuerdo, en fe, con Smith, para creer en que ese problema sería sanado por Dios. Hasta este momento, Smith había usado sales todos los días, pero sintiéndose totalmente seguro de la voluntad de Dios, dejó de utilizarlas, y descubrió que estaba completamente sano, como lo estuvo por el resto de su vida. 


Para ahora, Smith estaba totalmente dedicado al ministerio de sanidad. Dado que trabajaba en forma independiente, tenía tiempo para llevar grupos de personas al Hogar de Sanidad de Leeds, siempre pagando los gastos de todos. Smith era conocido por su gran compasión por los enfermos y los necesitados. Los obreros de Leeds veían a Smith venir con grupos de personas y reían para sí, porque él no entendía que Dios podía sanar a los enfermos en Bradford; tal como lo hacía en Leeds. 


"EMPUJADO" HACIA EL PÚLPITO


Smith Wigglesworth y su hija
Comprendiendo que Smith necesitaba "un empujoncito" para comenzar su ministerio público, los líderes del Hogar de Sanidad de Leeds tomaron una decisión, y le pidieron que los reemplazara en el púlpito mientras ellos iban a la convención de Keswick. Smith dudó al principio, pero los ministros le aseguraron que él podía hacerlo, así que se consoló pensando que simplemente podía hacerse cargo y que habría muchas otras personas que podrían predicar. Cuando llegó el día de ministrar, Smith estaba a cargo de la reunión, pero no había quién predicara. Todos estuvieron de acuerdo en que Smith debería hacerlo. Vacilando, comenzó a ministrar, y al terminar su mensaje, quince personas se acercaron para que orara por su sanidad. Un hombre se acercó andando con un par de muletas, y cuando Smith oró por él, el hombre comenzó a saltar por todos lados, sin sus muletas, totalmente sano. ¡Nadie estaba más sorprendido que Smith! 


A partir de esta reunión comenzaron a abrirse las puertas para que Smith predicara, y pronto anunció que realizaría una reunión con oración por sanidad en Bradford. En la primera noche, doce personas pasaron al frente para pedir oración, y todas fueron sanadas. Una mujer tenía un tumor muy grande que drenaba constantemente. Después de la oración de fe, fue a su casa y al día siguiente dio testimonio diciendo que, del tumor, sólo le quedaba una cicatriz. 


POR FAVOR ... SILENCIO!!!




Muy poco después, Smith debió enfrentar su primer desafío. Era una situación de vida o muerte. La esposa de un querido amigo suyo estaba tan enferma que los médicos esperaban que muriera durante la noche. El amigo de Smith dijo que no tenía fe para creer por su esposa, pues no sabía cómo hacerlo. El corazón de Smith se llenó de compasión y decidió ayudar a esta familia. Entonces fue a buscar a un ministro que estaba abriendo una pequeña iglesia en Bradford y le pidió que fuera a orar por esta mujer, pero el ministro se negó. Smith fue entonces a ver a un amigo, quien era conocido por sus elocuentes oraciones. Este aceptó ir con él, y juntos fueron a casa de la mujer. 

Smith se sentía animado al tener a alguien acompañándolo, y exhortó a su amigo a que comenzara a orar tan pronto como entraran a la casa. Al ver el estado de debilidad de la mujer, su amigo siguió el consejo y comenzó a orar, pero no como Smith esperaba que lo hiciera. Este hombre comenzó a orar por "la familia que quedaría sin ella", y continuó en un tono pesimista y negativo hasta que Smith gritó que se detuviera. Pensando que lo peor había pasado, Smith pidió entonces al esposo de la mujer que orara, pero este lo hizo en forma tan patética como el primero. 

Finalmente, Smith ya no pudo soportarlo y gritó tan fuerte que se lo oyó desde la calle: "¡Señor, deténlo!" El esposo de la mujer se detuvo. 

Entonces Smith tomó una botellita con aceite del bolsillo y derramó todo el contenido de la misma sobre el cuerpo de la mujer, en el nombre de Jesús. Allí, de pie junto a la cabecera de la cama, Smith tuvo su primera visión: 

"Repentinamente, el Señor Jesús apareció. Yo tenía mis ojos abiertos y lo estaba contemplando. Él sonrió con una de esas sonrisas suyas tan dulces... Nunca he perdido esa visión, la visión de esa hermosa y suave sonrisa".

Pocos minutos después de terminada esta visión, la mujer se sentó en su cama, llena de nueva vida. La mujer vivió para criar varios hijos y murió tiempo después que su esposo. 


"DIABLO, SAL FUERA"


Mientras el hambre de Smith por la Palabra crecía, él nunca permitió ninguna publicación en su hogar, ni cristiana ni secular, excepto la Biblia. Sentía que lo único que debía conocer era la Palabra de Dios. Smith dijo de su esposa: "Ella vio cuán ignorante era yo, e inmediatamente comenzó a enseñarme a leer bien y a escribir; pero lamentablemente nunca logró enseñarme ortografía".



La siguiente experiencia de Smith con una situación de vida o muerte se produjo en su propio cuerpo. Un día, lo atacó un dolor agudo y debió guardar cama. Dado que él y Polly habían acordado que no tendrían medicinas en su casa, decidió dejar su sanidad en manos de Dios. 

La familia oró toda la noche por un alivio, pero este no se produjo. Smith se sentía cada vez más débil, y finalmente dijo a su esposa: "Creo que esta es mi hora final. Para protegerte, deberías llamar a un médico" . Polly, destrozada, envió a buscar a un médico, creyendo que había llegado el fin de su esposo.



Cuando el médico llegó, sacudió la cabeza y les dijo que se trataba de una apendicitis, y que el cuadro había estado empeorando durante los últimos seis meses. Continuó diciendo que los órganos de Smith estaban tan dañados que no había esperanza, ni siquiera con una cirugía. Mientras el médico se despedía, una mujer anciana y un joven entraron en el cuarto de Smith. Esta mujer creía en la oración de fe, y creía que toda enfermedad venía del diablo. Mientras oraba, el joven se subió a la cama, impuso ambas manos sobre Smith, y gritó: 

"¡Diablo, sal, en el nombre de Jesús!"

Para gran sorpresa de Smith, "el diablo salió", y el dolor desapareció por completo. Por las dudas, la mujer y el joven oraron nuevamente por Smith, después de lo cual este se levantó, se vistió y bajó. 

Entonces dijo a su esposa: "Estoy sano. ¿Entró algo de trabajo?" Polly, totalmente atónita, escuchó su relato y luego le entregó un pedido de trabajo. Smith se puso inmediatamente a trabajar en el asunto, y la apendicitis nunca volvió a molestarlo. 13 


"ESTÁN RECIBIENDO DEMONIOS"




En 1907 llegó otro punto crucial en la vida de Smith Wigglesworth. Él había oído que un grupo de personas en Sunderland habían sido "bautizadas en el Espíritu Santo" y "hablaban en otras lenguas". Entonces decidió ver este fenómeno por sí mismo. 

Hasta este momento, Smith creía que él ya había sido bautizado en el Espíritu Santo. Junto con su esposa, seguía la creencia popular de esa época, en el sentido de que la santificación era el bautismo del Espíritu Santo. Entonces Smith recordó una situación anterior que lo había hecho arrepentirse y comenzar un ayuno de diez días. Durante este ayuno, Smith había regresado al camino de Dios, y había experimentado un cambio definitivo en su vida. Se dice que, orando y llorando delante del Señor, se había consagrado para ser totalmente santificado. 

Cuando terminó el ayuno, estuvo libre de su mal genio en tal grado que muchos comentaban con frecuencia que querían el mismo espíritu que Smith tenía. Como consecuencia, él pensaba que había sido bautizado en el Espíritu o santificado. 

Al escribirles a sus amigos en Sunderland sobre el tema de las lenguas, Smith recibió la advertencia de que se mantuviera alejado, ya que "estas personas están recibiendo demonios". Pero cuando Smith llegó y oró con sus amigos sobre el tema, estos lo miraron y le dijeron: "Sigue tu propio camino". 

Smith asistió a las reuniones en Sunderland, bajo el liderazgo del vicario Alexander Boddy, y se sintió muy decepcionado. En Bradford parecía haber un gran mover de Dios. Pero aquí, todo parecía espiritualmente seco, sin manifestaciones. 

Movido por su frustración, Smith interrumpía continuamente las reuniones, diciendo: "He venido desde Bradford, y deseo esta experiencia de hablar en lenguas como lo hicieron en el día de Pentecostés. Pero no comprendo porqué nuestras reuniones parecen estar llenas de fuego, y las de ustedes no".

Smith, desesperado en su búsqueda, interrumpió tantas veces las reuniones que finalmente fue disciplinado y expulsado del edificio. 


BAÑADO EN EL PODER Y LA GLORIA




Smith, buscando a Dios con todo su corazón para experimentar este "bautismo en el Espíritu Santo", fue a un centro de reuniones cercano del Ejército de Salvación para orar. Tres veces el poder de Dios lo abatió al suelo. Los salvacionistas le advirtieron sobre el hablar en lenguas, pero Smith estaba decidido a conocer a Dios en esa área. Durante cuatro días estuvo delante del Señor esperando hablar en otras lenguas, sin resultado. Finalmente, desalentado en su espíritu, sintió que era hora de regresar a Bradford. Pero antes de partir, se dirigió a la casa pastoral para despedirse de la esposa del vicario, la Sra. Boddy. Le dijo que tenía que regresar a su casa y que aún no había logrado hablar en lenguas. Ella le respondió: "No es el hablar en lenguas lo que usted necesita, sino el bautismo"Smith le pidió que le impusiera las manos antes de partir. Ella oró una oración sencilla pero llena de poder, y luego salió del cuarto. Fue entonces que cayó el fuego. Bañado en el poder y la gloria del Señor, Smith vio una visión de la cruz vacía con Jesús exaltado a la diestra del Padre. Lleno de adoración y alabanza, Smith abrió su boca y comenzó a hablar en otras lenguas, comprendiendo finalmente que aunque antes había recibido la unción, ahora era bautizado en el Espíritu Santo como en el día de Pentecostés.

En lugar de irse a su casa, Smith fue directamente a la iglesia donde el Rev. Boddy estaba dirigiendo el culto, y lo interrumpió, rogando que le permitiera hablar por unos momentos. Cuando concluyó su "sermón", cincuenta personas fueron gloriosamente bautizadas en el Espíritu Santo y hablaron en otras lenguas. El periódico local, el Sunderland Daily Echo, dio la noticia, con un relato detallado de la experiencia de Smith, incluyendo las lenguas y las sanidades. Smith entonces telegrafió a su hogar para contarles la gran noticia.


RISA SANTA




Al regresar a Bradford, Smith sentía que debería enfrentar algunas luchas en relación con su recién hallado gozo, y tenía razón. Tan pronto como cruzó el umbral, Polly le dijo firmemente: "Quiero que comprendas que yo estoy tan bautizada en el Espíritu Santo como tú, y no hablo en lenguas... El domingo predicarás tú, y veré qué hay en esto".

Polly guardó su palabra, y cuando llegó el domingo, se sentó en el último banco de la iglesia. Mientras Smith se acercaba al púlpito, el Señor le dio el pasaje de Isaías 61:1-3. Smith predicó con gran poder y seguridad mientras Polly se retorcía en el banco, diciéndose a sí misma: "¡Ese no es mi Smith, Señor, no es mi Smith!"

Al final del culto, un obrero se puso en pie y dijo que él deseaba el mismo tipo de experiencia que Smith había tenido. Cuando quiso sentarse, no logró dar con la silla y cayó al suelo. El hijo mayor de Smith se puso de pie para decir lo mismo, y al sentarse también fue a dar en el suelo. Pocos minutos después, once personas estaban en el suelo, riendo en el Espíritu. Toda la congregación quedó inmersa en una risa santa mientras el Señor derramaba su Espíritu sobre ellos.

Este fue el comienzo del gran derramamiento en Bradford, en el que cientos de personas recibieron el bautismo del Espíritu Santo y hablaron en otras lenguas. Poco después que Polly fuera bautizada en el Espíritu Santo, los Wigglesworth salieron a recorrer el campo, respondiendo a invitaciones para ministrar. Dondequiera que iban, la convicción se apoderaba de las personas. Cierta vez, Smith entró en una verdulería para hacer compras, y tres personas cayeron de rodillas, arrepentidas. En otra ocasión, dos mujeres estaban trabajando en un campo, y Smith, al pasar, les gritó: "¿Son ustedes salvas?", ante la cual ambas dejaron caer sus baldes y clamaron a Dios. 


UN PACTO ECONÓMICO CON DIOS




Durante los días que siguieron, Smith desarrolló el hábito de orar y ayunar. Pronto, comenzaron a llegar a su hogar cartas provenientes de todo el país, rogándole que fuera a orar por los enfermos. Él respondía cada pedido que podía, y algunas veces, después de llegar en tren a una ciudad, tomaba una bicicleta y pedaleaba más de quince kilómetros para alcanzar a alguna persona afligida. 

Con tal increíble avalancha de trabajo en el ministerio, Smith pronto vio cómo su trabajo de plomería declinaba. Lo llamaban fuera de la ciudad tantas veces que sus clientes se veían obligados a buscar otro plomero. 

Cada vez que Smith regresaba a Bradford había menos trabajo. Cierta vez, al regresar antes de lo pensado de una convención, Smith descubrió que la mayoría de sus clientes habían conseguido otros plomeros para solucionar sus problemas. Había una viuda que no había conseguido a nadie, por lo que Smith fue directamente a su casa y arregló el problema, además de reparar el techo de la casa que estaba dañado. Cuando ella le preguntó cuánto le debía, él respondió: 

"No recibiré ningún pago de usted. Este es mi último trabajo como plomero, y lo entrego como ofrenda a Dios".

Con esa declaración, Smith pagó sus deudas, cerró el negocio, y comenzó a ministrar de tiempo completo. A pesar de las historias de pobreza que había escuchado, él creía que Dios proveería en abundancia mientras él le sirviera fielmente. Confiando en esta "sociedad" con Dios, puso una condición: 

"Las suelas de mis zapatos nunca deben dar vergüenza, y nunca deberé usar pantalones con las rodillas rotas. Le dije al Señor: "Si sucede alguna de estas dos cosas, volveré a ser plomero". 

Dios nunca dejó de proveer para todas sus necesidades, y Smith nunca volvió a trabajar como plomero. 


"DÉJALA IR"




Uno de los dolores más grandes en la vida de Smith estaba a punto de ocurrir. Mientras esperaba en la estación del tren para partir hacia Escocia, Wigglesworth recibió una noticia devastadora. Polly se había desplomado a causa de un ataque cardíaco mientras regresaba de la obra misionera de la calle Bowland. 

Smith corrió a su lado y descubrió que su espíritu ya había partido para estar con el Señor. No dispuesto a aceptarlo, Smith inmediatamente reprendió a la muerte y su espíritu regresó, pero sólo por un breve tiempo. Entonces el Señor le dijo: "Yo deseo llevarla a casa conmigo ahora". Así que, con el corazón destrozado, Smith dejó en libertad a su compañera, aquella a la que había amado tantos años, para que fuera con el Señor. Polly Wigglesworth sirvió al Señor hasta el último minuto de su vida, el l0 de enero de 1913. Algunos dicen que después de su muerte, Smith pidió una doble porción del Espíritu. A partir de ese momento, su ministerio tuvo aún más poder. 


ESTE ES EL SECRETO ...




Smith comenzó inmediatamente a ministrar por todo el país, viajando con su hija y su yerno. Aunque era extremadamente inusual que la prensa británica publicara artículos sobre noticias religiosas, el Daily Mirror dedicó su nota de tapa a este dinámico ministerio, incluyendo cuatro fotografías de Wigglesworth en acción. Dado que este era el periódico de mayor circulación en el país, cientos de personas comenzaron a buscar que Smith les ministrara. Smith tenía una increíble revelación en el tema de la fe, y su enseñanza al respecto atraía a las masas. Wigglesworth no se quedaba "con la esperanza" de que la oración diera resultado. Su revelación sobre la fe era concreta, y ablandaba aún los más duros corazones para llevarlos al amor de Jesucristo. 

La teoría de Smith sobre la fe era simple: Sólo creer. Él no pensaba que Dios tuviera favoritos. Uno de sus principales ejemplos al respecto era tomado del Nuevo Testamento, en que Juan es destacado como "el discípulo a quien Jesús amaba". Según Wigglesworth, el hecho de que Juan "se recostara contra el pecho de Jesús" no significaba que fuera su favorito. El factor que llamaba la atención en Juan era su relación y su dependencia de Jesús. Smith proclamaba constantemente: 

"Hay algo en el hecho de creer en Dios, que hace que él esté dispuesto a pasar por alto a un millón de personas solamente para ungirte a ti".

Muchos libros se han escrito tratando de descubrir el secreto del poder de Wigglesworth, pero la respuesta es muy simple. Su gran fe provenía de su relación con Jesucristo. De esa relación partía la respuesta de Smith para toda situación que debió enfrentar en su vida. Dios no tiene favoritos; él trabaja a través de quienes creen en él


"NUNCA LLEGO DEMASIADO TARDE"



Los métodos de Smith eran frecuentemente malentendidos y criticados. Las críticas jamás lo afectaron, sino que tenía compasión de sus críticos. En lugar de vengarse, decía: 

"No me mueve lo que veo o lo que oigo; me mueve lo que creo".

El Espíritu Santo comenzó a enseñar a Smith los diversos grados de la fe. Él fue el primero en enseñar que la fe podía ser creada en otras personas. 


Un ejemplo de este concepto fue un niño que estaba muy enfermo. La familia había enviado a buscar a Smith, pero cuando llegó, la madre lo recibió a la puerta y le dijo: "Usted ha llegado demasiado tarde. No hay nada que pueda hacer por él". Smith le respondió: "Dios nunca me ha enviado a ningún lugar demasiado tarde" . El estado en que estaba el niño era tan grave, que si alguien lo movía, su corazón se detendría y moriría. Naturalmente, la familia no tenía fe y el niño estaba demasiado enfermo para Creer por sí mismo. Antes de poder orar por el niño, Smith tuvo que salir para cumplir con un compromiso en la capilla local, pero dijo a la familia que regresaría. También les dijo que prepararan la ropa del niño, porque Dios iba a levantarlo. 



Cuando Smith regresó, la familia no había hecho lo que él les había pedido, y al ver su fe, se sintieron avergonzados y prepararon la ropa del niño. Entonces Smith les pidió que solamente le pusieran medias en los pies. Después, ya dentro del cuarto del niño, Smith cerró la puerta y dijo al niño sin vida que le iba a suceder algo diferente de todo lo que había ocurrido antes. "Cuando coloque mis manos sobre ti, la gloria del Señor llenará este lugar, hasta que yo ya no pueda estar de pie. Caeré sin remedio al suelo" .Tan pronto como Smith tocó al niño, el poder de Dios llenó el cuarto y fue tan fuerte que Smith cayó al suelo. De repente, el niño comenzó a gritar: "¡Esto es para tu gloria, Señor!" Smith todavía estaba en el suelo cuando el niño se levantó y se vistió solo. Luego abrió la puerta y gritó: 
"¡Papá! ¡Dios me sanó! ¡Estoy sano! "

Tal fue la gloria que llenó la casa, que también el padre y la madre cayeron al suelo. Su hermana, que había sido dada de alta de un hospicio, fue completamente sana en su mente. Todo el pueblo se conmovió, y comenzó un avivamiento que se extendió por toda la ciudad. 


En ese día milagroso, Smith aprendió cómo transferir fe por medio de la imposición de manos. Su ministerio jamás volvería a ser el mismo, porque había aprendido un nuevo grado de la fe. ¡La fe podía ser creada y transferida a la vida de otra persona! 


"CORRE, MUJER, CORRE"




A medida que su fe comenzaba a aumentar, el Señor le mostró otro principio: La fe debe traducirse en acción. Hasta entonces, el creyente promedio parecía creer que Dios se movía solamente en forma soberana, y que él no tenía intervención alguna. El ministerio de Smith Wigglesworth trajo nueva luz a esta zona oscura. Por medio de su profunda relación con el Señor, comenzó a notar en la Biblia que las personas que recibían de Dios habían actuado según su Palabra para producir resultados. Así, su ministerio comenzó a adoptar esta operación de fe en cada culto. Al comienzo de sus llamados al altar, Smith decía:  "Si usted adelanta sólo un pie, será bendecido; si avanza un metro, recibirá más. Si viene hasta la plataforma, oraremos por usted, y Dios satisfará sus necesidades con su provisión".

Esta fue la verdad central de su ministerio en relación con la fe, una verdad que muchos llamaron "despiadada". Las acciones de Smith Wigglesworth eran producto de una gran compasión y una fe sólida como la roca en Dios. El cristiano debe actuar como consecuencia de lo que cree para recibir la manifestación, y algunas veces,  Smith debía iniciar la acción para algunas personas. Él llamaba a esta clase de ministerio como una "sanidad minorista" , más que nada porque su propia fe contribuía en gran manera a la acción individual de la persona. 

Por ejemplo, en una reunión en Arizona, una joven respondió al llamado para sanidad, ya que sufría mucho debido a la tuberculosis. Cuando ella avanzó por el pasillo, Smith le dijo: "Ahora voy a orar por ti, y luego correrás por el pasillo". Entonces oró y luego dijo: "¡Corre, mujer, corre!" Pero la mujer dijo: "Es que no puedo correr.  Apenas puedo tenerme en pie". "No me contestes; ¡haz lo que digo!" 

Ella dudaba, por lo que Smith saltó de la plataforma, la tomó por el brazo, y comenzó a correr. Ella se aferró a él hasta que tomó velocidad, y luego salió corriendo por el auditorio sin esfuerzo alguno. Había otra mujer en la misma reunión, cuyas piernas estaban atadas por la ciática. Smith le dijo que corriera, y ella dudaba tanto que él... ¡la empujó! Luego corrió por el edificio con la mujer aferrada a su brazo. Finalmente, el poder de Dios se transfirió a su acción, y fue completamente liberada. La mujer llegó caminando a todas las demás reuniones, negándose a tomar un coche, feliz de poder utilizar a pleno sus piernas otra vez. 


"PAPA ME RECORRE POR TODO EL CUERPO ..."




Algunas veces, en su ministerio, Smith usaba otro enfoque para actuar sobre la fe. Leía porciones de la Biblia, y luego las representaba por sí mismo. Muchas veces hacía banquetes para alimentar a los cojos y los hambrientos, y los obreros de la obra misionera de Bowland servían la comida. También presentaba testimonios de sanidades como entretenimiento en los banquetes, y los asistentes se conmovían hasta las lágrimas. 



En el primer banquete, Smith sentó el precedente de lo que seguiría.  Al cerrar la primera reunión, dijo: 
"Esta noche les hemos dado entretenimiento. Pero el sábado próximo habrá otra reunión. Los que están atados y han venido en sillas de ruedas; los que han gastado todo su dinero en médicos y no han mejorado; ellos nos entretendrán con sus historias de liberación que recibirán hoy en el nombre de Jesús" .

y luego preguntó: 

"¿Quién quiere ser sanado? "

Naturalmente, todos querían. Una mujer que había venido en silla de ruedas regresó a su casa caminando, y un hombre que había sufrido de epilepsia durante dieciocho años fue instantáneamente liberado y dos semanas después, estaba trabajando. Un jovencito encerrado en un aparato ortopédico fue instantáneamente sanado cuando el poder de Dios lo tocó, y comenzó a gritar: "¡Papá! ¡Papá! ¡Papá! ¡Me recorre todo el cuerpo!"


Semana tras semana, corría la voz de los milagros de sanidad de los cultos anteriores entre los enfermos y afligidos, atrayéndolos al banquete. ¡Qué tremendo avivamiento se produjo entre ellos... simplemente por actuar en obediencia a la Palabra de Dios! 


"YO MOVERÉ AL ESPÍRITU"




Smith Wigglesworth tomaba Hebreos 11:6 muy en serio. Creía personalmente que era imposible agradar a Dios sin fe. Por lo tanto, incorporó esa fe en toda área de su vida espiritual, incluyendo las obras del Espíritu Santo. Bastaba que el más leve soplo del Espíritu viniera sobre él para que se recluyera en un cuarto para estar a solas con Dios. En el desarrollo de esta relación, Smith fue comprendiendo la acción de fe a medida que cooperaba con el Espíritu Santo. 

Cierta vez, en una reunión, alguien comentó cuán fácilmente Smith era movido por el Espíritu. Cuando le preguntaron cuál era su secreto, respondió: "Bueno, verán, es algo así: Si el Espíritu no me mueve, yo muevo al Espíritu". Quienes no comprendían los principios de la fe pensaron que su comentario era arrogante e irrespetuoso. 

Pero en realidad, Smith sabía cómo mover al Espíritu de Dios. Todo surge de la fe, no de la arrogancia. Si el Espíritu Santo no se movía al comienzo de un culto, Smith comenzaba la reunión en estado natural. Pero por su fe, podía hacer que la gente se concentrara en la Palabra y el poder de Dios y hacer crecer sus expectativas. De esta manera, el Espíritu Santo se manifestaba en respuesta directa a su fe. 

Smith tomaba la iniciativa y movía los dones que había en él por medio de la fe. No esperaba que algo viniera sobre él y lo dominara espiritualmente. Para él, cada acción, cada operación, y cada manifestación brotaban de una sola cosa: la fe absoluta. La verdadera fe confronta, y es encendida por la iniciativa. 

Entonces, Smith Wigglesworth comenzó a enseñar al cuerpo de Cristo que ellos podían hablar en lenguas por iniciativa. Para él, la fe era la sustancia principal que conmovía al espíritu humano; no la soberanía. J. E. Stiles, un gran ministro y autor de las Asambleas de Dios, aprendió este importante principio de Smith Wigglesworth y lo practicó durante todo su ministerio. 



En una reunión muy concurrida en California, Smith hizo el llamado para que quienes no habían recibido el bautismo del Espíritu Santo se pusieran de pie. Después pidió que se pusieran en pie todos los que lo habían recibido, pero no habían hablado en lenguas durante los últimos seis meses. "Ahora haré una oración muy sencilla", comenzó, "y cuando haya terminado, diré: "¡Ya!", y ustedes hablarán en lenguas" . Smith oró, y luego gritó: "¡Ya!" Un sonido como de muchas aguas inundó el auditorio, mientras todos oraban en lenguas. Entonces les dijo que hicieran lo mismo, sólo que cuando él dijera "¡Ya!", todos cantarían en lenguas, por fe. Oró, y luego dijo: "¡Ya! ¡Canten!", y el sonido que se escuchó fue el de un vasto y glorioso coro. 


Ese día, el Rev. Stiles dijo que había aprendido que el Espíritu Santo opera por fe; y poco después de esta revelación, lanzó su ministerio internacional.


OTRO SECRETO




Smith Wigglesworth fue un hombre movido grandemente por la compasión. Recibía pedidos de oración de todas partes del mundo, y clamaba a Dios y lloraba por las personas que los habían enviado. 



Muchas veces, cuando ministraba a los afligidos, corrían lágrimas por sus mejillas. También era muy tierno con los niños y los ancianos. En sus cultos, cuando el calor se hacía casi insoportable, sentía gran compasión y llamaba a los niños y a los ancianos para orar primero por ellos. 

Como demostración de las verdades de Hechos 19:11-12, miles y miles de personas fueron sanadas cuando Smith oraba y enviaba pañuelos a quienes no podía visitar. Un amigo íntimo habló de la sinceridad y compasión que Smith reflejaba, diciendo: "Cuando (...) llegaba el momento de abrir las cartas, teníamos que detener todo lo que estábamos haciendo, y tomar la carga. No había nada apresurado ni descuidado en sus métodos (. ..) Todos los que estábamos allí debíamos unirnos a las oraciones e imponer las manos sobre los pañuelos que se enviaban a los afligidos. Eran tratados como si los que habían escrito las cartas estuvieran allí mismo, en persona".


"TRÁTALO COMO A UN PERRO"




Comprendiendo que la fuente de donde surgían todos los milagros de Cristo era su compasión, Smith se volvió directamente agresivo para deshacer las obras del diablo. Su única meta era sanar a todos los oprimidos y enseñar al cuerpo de Cristo a tratar con el diablo sin miramientos. 

Cierta vez, mientras esperaba un autobús, observó que una mujer intentaba hacer que su perro regresara a la casa, pero luego de varios intentos "suaves", el perro simplemente seguía ahí. Cuando la mujer vio que el autobús se acercaba, golpeó con el pie en el suelo con fuerza, y gritó: "Ve a casa ahora" y el perro corrió a casa con la cola entre las patas. "Así hay que tratar al diablo", dijo Smith, en voz alta como para que todos lo oyeran.

Tenía poca paciencia para con los demonios, especialmente cuando estos se atrevían a interrumpir sus reuniones. Cierta vez estaba dirigiendo una reunión, y no lograba "liberarse" para predicar, así que comenzó a gritar. Nada sucedió. Se quitó el saco, y seguía sin suceder nada. Smith preguntó entonces al Señor qué era lo que andaba mal, y al hacerlo, el Señor le mostró una fila de personas que estaban sentadas juntas en un banco, tomadas de las manos. Smith supo inmediatamente que se trataba de espiritistas que tenían como objetivo destruir la reunión. 

Smith comenzó a predicar y bajó de la plataforma hacia el lugar donde estaban sentadas esas personas. Entonces se tomó del banco y ordenó al diablo que se fuera. ¡Todo el grupo cayó al suelo en un montón y luego salió del templo corriendo en total desorden! 

Cuando echaba fuera demonios, Smith tenía plena confianza y seguridad en su fe. Las oraciones no debían ser largas; si la oración era de fe, la respuesta era segura. 


AUTORIDAD INTERNACIONAL 




El ministerio internacional de Smith, que comenzara en 1914, estaba funcionando a pleno en 1920. Aunque la persecución contra él era fuerte, nunca pareció ser un tema demasiado importante en su ministerio. Al contrario de algunos ministros, hay más escrito sobre sus fortalezas y milagros que de sus problemas y persecuciones. Quizá esto se deba a su extraordinaria fe. Smith se quitaba de encima las críticas como si fueran polvo sobre su abrigo, sin siquiera darles un momento de su tiempo. 

En Suecia, en 1920, los médicos y las autoridades creyeron que podrían "limitar" el ministerio de Wigglesworth, y le prohibieron imponer las manos sobre las personas. Pero esto no lo preocupó. Él sabía que Dios respondía a la fe, no a los métodos. Después de terminada la reunión, Smith indicó a las personas presentes que "se impusieran las manos a sí mismas" y creyeran que serían sanadas, mientras él oraba. Multitudes de personas fueron sanadas instantáneamente. Smith llamaba a estas sanidades a gran escala "sanidad mayorista" 

En un mismo año, Smith fue arrestado dos veces en Suiza, por ejercicio ilegal de la medicina. La tercera vez, los oficiales llegaron a la casa del ministro pentecostal para arrestar a Wigglesworth, y el ministro les dijo: "El Sr. Wigglesworth no está aquí en estos momentos, pero antes que lo arresten, quisiera mostrarles el resultado de su ministerio en este lugar". Entonces los llevó hasta la parte baja de la ciudad, al hogar de una mujer a la que ellos habían arrestado muchas veces. Al ver la manifestación de la completa liberación de esta mujer, y su fe en Jesucristo, los oficiales se conmovieron. Se volvieron hacia el ministro y le dijeron: "No queremos detener esta obra. A este hombre tendrá que arrestarlo otra persona" y "otra persona" lo hizo. Pero ya avanzada la noche, vino un oficial y le dijo: "No encuentro ningún delito en usted. Puede irse". A esto, Smith contestó: "No. Sólo me iré con una condición: Que todos los oficiales que están aquí se pongan de rodillas, y yo oraré por ustedes" 

PENTECOSTÉS




Para 1921, el ministerio de Wigglesworth estaba floreciendo. Su hogar estaba inundado de invitaciones para ministrar en otros países, embarcándose en el más largo viaje de toda su vida. 

Aunque Smith era muy popular en Europa y Estados Unidos, nadie pareció notar su llegada a Colombo, Ceylán (Sri Lanka). Pero pocos días después, las multitudes llenaban el edificio tratando de conseguir un lugar. Muchos quedaron afuera. Cuando la reunión terminaba, Smith pasaba por entre medio de miles de personas, tocándolas y creyendo en el poder de Dios con ellas. Según los relatos, decenas de personas fueron sanadas con el solo paso de "su sombra" por encima de ellas. 

En 1922 viajó a Nueva Zelandia y Australia. Algunos creen que las reuniones de Smith fueron el punto de partida de las iglesias pentecostales en estos dos países. Aunque sólo pasó unos meses allí, miles de personas fueron salvas, sanadas y llenas del Espíritu Santo con la evidencia de hablar en lenguas. Australia y Nueva Zelandia experimentaron así el mayor avivamiento espiritual que jamás hubieran conocido. 


¿PUEDES BENDECIR A UN CERDO?




El Dr. Lester Surnrall, de South Bend, Indiana, relató cierta vez un incidente humorístico ocurrido en uno de sus viajes con Smith. Cierta vez, en Gales, les habían preparado una cena, Y sucedió que la entrada era cerdo asado, Cuando pidieron a Smith que bendijera los alimentos, este dijo en voz alta: "Señor, si puedes bendecir lo que has maldecido, ¡entonces bendice este cerdo!" El humor y la osadía de Smith causaron gran impresión en Surnrall. El Dr. Surnrall solía reírse al compartir esta historia conmigo. 


UNA CONTROVERSIA NO PUBLICADA




Aunque muchas iglesias se organizaron como resultado de sus reuniones, Smith Wigglesworth prefirió no identificarse con ninguna denominación durante todo su ministerio. En su corazón estaba el deseo de alcanzar a toda persona, sin importar su doctrina. Nunca quiso dejarse influir por ninguna denominación en particular. 

Una controversia poco conocida que surgió en la vida de Smith profundizó su resolución de llevar a cabo un ministerio independiente. En 1915, se había hecho miembro de la Unión Misionera Pentecostal. El consejo gobernante de la unión no era una denominación, ni impartía licencias ministeriales ni ordenaciones. 

Simplemente era una cubierta para ministerios de fe similar. Smith sirvió con la Unión Misionera Pentecostal hasta que se vio obligado a renunciar, en 1920. En ese momento, Smith era viudo hacía siete años y se había hecho amigo de una mujer, la Srta. Amphlett. Smith le dijo que sentía que tenía una "afinidad espiritual" con ella. Pero la Srta. Amphlett rechazó la idea, y ella y otra mujer escribieron una carta quejándose a la Unión Misionera Pentecostal. Esta carta era dirigida a Cecil Polhill, quien notificó a los otros miembros del consejo junto con el secretario del mismo, el Sr. Mundell. 

Aunque la Unión Misionera Pentecostal tenía una posición muy estricta en lo relativo a las relaciones entre hombres y mujeres, Smith Wigglesworth estaba seguro de que lo apoyarían a pesar de las acusaciones. Pero cuando la Unión Misionera Pentecostal leyó la carta de la Srta. Amphlett, el Sr. Polhill se apresuró a escribir a Smith solicitándole que renunciara a su puesto en el consejo, y diciendo que este organismo creía que Smith debería "abstenerse de participar en la obra pública del Señor por un tiempo prolongado, y buscar volver a su posición delante del Señor y del hombre, con un período de vida tranquila y concentrada en Dios, mostrando de esa manera obras de arrepentimiento".

Smith cumplió con la solicitud de presentar su renuncia, aunque creía que las dos mujeres se habían unido en su contra para arruinar su obra. En realidad, Smith se sentía tan decepcionado por Polhill, por permitir que la situación se exagerara de tal manera, que escribió directamente al secretario del consejo, el Sr. Mundell: 

"Creo que el Sr. Polhill se ha pasado del límite esta vez... [están] haciendo que parezca como si yo hubiera cometido adulterio o fornicación, de lo cual soy inocente. He actuado tontamente y Dios me ha perdonado. Esto fue arreglado en forma espiritual y después, en la iglesia y con el Sr. Polhill, y él debería haber dado por concluido el asunto"

En otra carta escrita al Sr. Polhill, Smith escribió: 

"Dios arreglará todo. La buena mano de Dios está sobre mí, y viviré para ver esto terminado. Esta semana, Dios ha reprendido al opresor por medio de su siervo. Yo seguiré adelante, estimado hermano, y le pediré que se cuide de que la obra de Dios no sufra tropiezo por causa de usted, y que en este momento actúe hacia mí como quisiera que otro actuara hacia usted. No se moleste en enviarme nada para firmar. Ya he firmado mi carta a usted, y eso (es) todo"

A partir de ese momento, Smith Wigglesworth estuvo continuamente en movimiento, respondiendo a invitaciones para ministrar en todo el mundo. Y para evitar cualquier otra acusación de la misma naturaleza, Smith siempre viajaba con su hija, Alice. La controversia que causó su renuncia no lo detuvo. En realidad, pareció impulsarlo aún más. 


Esto sucede muchas veces cuando las personas salen de la dirección de las denominaciones. Sé que la Unión Misionera Pentecostal no era una denominación. Pero estas clases de comités gobernantes algunas veces desarrollan un elemento de control aun cuando hayan comenzado con un espíritu correcto. El control puede ser muy leve, pero aun así afecta el fluir del ministerio. Para Smith era mejor actuar en forma independiente. 

No necesitaba la reputación de la Unión Misionera Pentecostal, ni estar asociado a ella. Él tenía el poder de Dios. 


ES MEJOR VIVIR PREPARADOS


Wigglesworth amaba la Palabra de Dios y era muy disciplinado en su estudio de ella. Nunca se consideraba totalmente vestido hasta que tuviera su Biblia con él. Mientras otros leían novelas o periódicos, él leía la Biblia. Nunca dejaba la mesa de un amigo sin leer; como solía decir, "un poquito del Libro" . 


LAS AFLICCIONES TUVIERON QUE CEDER



Aunque los ojos de Wigglesworth habían visto muchos milagros y sanidades instantáneas, él mismo no recibió esos milagros. En 1930, cuando ya tenía setenta años, sufría de tremendos dolores. Oró, pero no recibió alivio, así que fue a ver a un médico, que después de sacarle algunas radiografías, le dio un diagnóstico de un caso severo de cálculos en el riñón en un estado avanzado. Su única esperanza era una operación, dado que, según el médico, si continuaba en este doloroso estado, moriría. Smith le respondió: 

"Doctor, el Dios que creó este cuerpo es quien puede sanarlo. Ningún cuchillo me cortará mientras yo viva".

El médico se sintió preocupado y desanimado ante tal respuesta, pero Smith se fue, asegurándole que pronto se enteraría de que estaba sano. El dolor aumentaba cada día, ahora acompañado por una fuerte irritación. Toda la noche Smith la pasaba entrando y saliendo de la cama, rodando por el suelo en un dolor agónico, mientras luchaba por despedir las piedras. Una por una, las piedras fueron despedidas. 


Smith pensó que este sufrimiento acabaría pronto, pero duró seis largos y dolorosos años. Durante este tiempo, nunca dejó de asistir a las reuniones programadas, con frecuencia ministraba dos veces por día. En algunas reuniones, oraba por hasta ochocientas personas mientras se retorcía de dolor él mismo. Algunas veces abandonaba el púlpito cuando el dolor se volvía insoportable, para luchar en el baño mientras despedía otra piedra. Luego regresaba a la plataforma y continuaba con la reunión. 



Con frecuencia se levantaba de su propia cama para ir a orar por la sanidad de otros. Muy pocos sabían que él mismo estaba atravesando la más grande prueba de su vida. Algunas veces perdía tanta sangre que su rostro estaba pálido y tenía que envolverse en mantas para recobrar calor. Después de los seis años, tenía más de cien piedras en una botella de vidrio. 

El yerno de Smith, James Salter, le dio un gran tributo: 
"Viviendo con él, compartiendo su dormitorio, como muchas veces lo hicimos en esos años, nos maravillábamos ante el celo indomable de su fogosa predicación y su compasivo ministerio a los enfermos. No sólo soportó esas agonías, sino que hizo que sirvieran al propósito de Dios y se gloriaba en y sobre ellas".

"ME TIENEN EN VISTA"




Dos años después de iniciada su batalla contra los cálculos en los riñones, Smith no se daba por vencido. En cambio, en 1932, pidió a Dios quince años más para servirle. Dios le otorgó lo que había pedido, y durante esos años, visitó gran parte de Europa, Sudáfrica y Estados Unidos. Su más grande gozo era ver la Palabra CONFIRMADA con señales y prodigios, a través de la fe de la gente. Su principal meta era que las personas vieran a Cristo, no a Smith Wigglesworth. Durante su último mes de vida, se sentía triste, como lo demuestran estas palabras: 
"Hoy, en el correo, recibí una invitación a ir a Australia, una a la India y Ceylán, y otra a los Estados Unidos. La gente me tiene en vista".

Entristecido, comenzó a llorar: 

"Pobre Wigglesworth. Qué fracaso, pensar que la gente me tiene en vista. Dios nunca dará su gloria a
otro; él me sacará de escena".

Y NO FUE MÁS... PORQUE DIOS LO LLEVÓ





Siete días después, Smith Wigglesworth viajó para asistir al funeral de un ministro amigo. En el camino, comentó con unos amigos cuán "maravillosamente" se sentía. Señaló diversos lugares que él y Polly habían visitado o donde habían predicado, y contó los grandes milagros que allí se habían producido.

Cuando llegó a la iglesia, su yerno, James, abrió la puerta y lo ayudó a entrar a la sacristía, donde ardía un hermoso fuego. Al entrar, Smith se encontró con el padre de una niña por la que había orado algunos días antes. La niña había sido desahuciada, pero Smith tenía gran fe en que se sanaría. Cuando vio al hombre, Smith le preguntó:
"¡Bien! ¿Cómo está ella?"  Estaba esperando escuchar que la niña estaba totalmente sana, pero la respuesta llegó con cierta duda: "Está un poco mejor, se siente mejor, sus dolores no han sido tan fuertes durante los últimos días". Decepcionado por lo que oía, Smith exhaló un profundo y compasivo suspiro. Luego inclinó la cabeza, y sin pronunciar palabra ni experimentar dolor alguno, Smith Wigglesworth fue a estar con el Señor. Era el 12 de marzo de 1947.


FE, COMPASIÓN Y MILAGROS




Mientras yo ministraba a la gente que formaba fila para que orara por ellos, hace unos años, vino a verme un hombre con lágrimas en los ojos. Él me contó del poder que había experimentado en las reuniones de La Voz de Sanidad. El poder de Dios en esas reuniones le había dado libertad.
Entonces dijo algo que jamás olvidaré mientras viva: "¿Es que no hay nadie que ande en el poder como lo hacían entonces? ¿No hay nadie que pueda liberarme? ¿No hay nadie así en la actualidad?" ¿Acaso el poder de Dios en que anduvo Smith Wigglesworth ha dejado la Tierra? ¿Se fue con él cuando él murió? ¡Por supuesto que no! El mismo poder con el que operaba Wigglesworth está a nuestra disposición hoy; no necesitamos más poder. Sólo necesitamos utilizar nuestra fe y compasión para que ese poder opere. Wigglesworth operó con la fe más osada que yo jamás haya visto desde el Libro de los Hechos, pero esa fe era encendida por la compasión. Smith le tomó la Palabra a Dios y se dejó mover por su compasión hacia las personas, y esa combinación produce milagros. 

El desafío ahora ha pasado a nuestra generación. Dios ha convocado a hombres y mujeres para que invadan ciudades y naciones con el poder del cielo. ¿Responderás al llamado de Dios? ¿Te atreverás a "sólo creer"? ¿Se conmueve de tal manera tu corazón por las multitudes, que tomes la Palabra a Dios y salgas a servir? Que se diga de nuestra generación: "...por fe conquistaron reinos, hicieron justicia, alcanzaron promesas, taparon bocas de leones, apagaron fuegos impetuosos, evitaron filo de espada, sacaron fuerzas de debilidad, se hicieron fuertes en batallas, pusieron en fuga ejércitos extranjeros" (Hebreos 11:33,34). Despierta el don que hay en ti, e invade tu hogar, tu comunidad y tu nación con el poder de Dios. Que la voluntad del cielo se haga en la Tierra... a través de ti!



Sobre el autor: 

Roberts Liardon es uno de los líderes cristianos más respetados de nuestra generación. Como autor, orador, líder espiritual, historiador de la iglesia, y humanitaria, que ha ministrado en más de 125 países. Sus libros han sido traducidos a más de sesenta idiomas, y más de quince millones han sido vendidos en todo el mundo.
Como adolescente, Roberts se inspiró para empezar a escribir y producir una serie de libros y vídeo tituladoGenerales de Dios , que narra la vida de los líderes cristianos protestantes. El primer volumen de pentecostales y carismáticos ministros fue un éxito inmediato, y con volúmenes posteriores Roberts se ha convertido en una autoridad reconocida en la historia de los movimientos protestantes.
En sus veinticinco años, Roberts construyó una de las iglesias de más rápido crecimiento en los EE.UU. y estableció su primera, Biblia universidad acreditada. A partir de este ministerio, fundada hace más de cuarenta iglesias y construyó cinco institutos bíblicos de todo el mundo. Él siempre ha ayudado a los pobres y necesitados a nivel local, a través de América, y en todo el mundo.
Recientemente, Roberts puso en marcha un nuevo programa de televisión llamado Generales de Dios con Roberts Liardon . Él sigue hablando a esta generación de cristianos e iglesias, ayudándoles a acercarse más a Dios, crecer en madurez espiritual, y el impacto en sus comunidades.
                  https://www.robertsliardon.org/




Este material fue redactado y pasado del original
con el fin de compartirlo con creyentes fieles dentro
de la iglesia, y no con fines de comercialización.
Pastor: Mario Pérez
01 de Octubre de 2013

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